“Andrés Malamud es un académico de profesión que tiene una voluntad y un interés de participar en el debate público, con un poder de síntesis y un humor no cínico. Andrés tiene sus convicciones, sus enamoramientos, entre ellos su querido partido radical y el de participar desde un lugar muy singular y muy único del debate”, así definió José Natanson, editor del sello Clave Intelectual, al autor de Diccionario arbitrario de política.
Ante las más de 130 personas reunidas en la sala Adolfo Bioy Casares, en el marco de la 47 Feria Internacional del Libro en Buenos Aires, Natanson presentó a quienes acompañaban al Malamud sobre el escenario: Hernán Iglesias Illa, “editor de la gran revista Seúl, un gran órgano de pensamiento no peronista de Argentina, del liberalismo en Argentina, de un liberalismo que vibra, que tiene color y que tiene fuerza”; a la historiadora Camila Perochena, quien “hace un esfuerzo realmente para hacer una divulgación de calidad de la historia”, y al antropólogo Alejandro Grimson, “un intelectual de referencia con una voluntad de participar en el debate público muy interesante”. “Así que tenemos a todas las Coreas reunidas en esta mesa”, concluyó Natanson y despertó algunas risas y aplausos del público.
Diccionario arbitrario de política cuenta con más de 220 vocablos, entre ellos conceptos de política internacional, de las ciencias sociales, y de Argentina. “Liberalismo”, “Democracia”, “Capacidad estatal”, “Desigualdad” son algunos de los términos que este politólogo oriundo de Olavarría elige para definir, a su manera, en este diccionario.
“Espero que se diviertan con la pelea que viene”, dijo el autor en referencia a las diferentes posturas políticas de sus invitados. Divertido, el autor de El oficio más antiguo del mundo anticipaba una pelea que nunca ocurrió. En la sala Bioy Casares la conversación giró en torno al autor y su forma de abordar la realidad política argentina. “Las presentaciones son momentos en los cuales uno puede escuchar a gente más inteligente que uno”, dijo el autor y le pasó la palabra a la historiadora Camila Perochena.
“Me divertí y aprendí en partes iguales. Andrés es una persona que dice ideas contundentes, en pocas palabras, generalmente con un grado de humor y yo creo que este es el formato perfecto para una persona que comunica de esa manera”, dijo la historiadora. “Es muy difícil ser sagaz, lúcido, sintético, y el límite entre ser sagaz, lúcido, sintético e intentar serlo es muy finito y es el límite entre ser divertido y ser un tarado, ¿no? Entonces, por suerte no pasaste ese límite, así que eso está bueno”, dijo, entre risas.
“Y a la vez es un libro peleador, es un libro donde Andrés está peleando todo el tiempo con todos los colores, incluso con su propia simpatía política. ¿Cómo define Andrés el radicalismo en su libro? El radicalismo dice que es un submarino que puede flotar pero que está diseñado para hundirse. Si así trata a una de sus identidades propias, bueno, imagínense…”, dijo Perochena ante las risas del público.
“Es un libro al que hay que entrar desprovisto de solemnidades”, concluyó la historiadora, quien se mostró indignada -entre risas- por la definición que realiza Malamud de la historia como “el laboratorio de la ciencia política”. (“¡Es un tremendo elogio!”, se defenderá, más tarde, Malamud entre risas).
El antropólogo e investigador Alejandro Grimson destacó el término “arbitrario” y señaló, entre risas, que esto se ve en la inclusión de la ciudad de Olavarría en el diccionario. “¿Qué podría hacer Andrés por Olavarría? ¡Ponerla en un índice!”, dijo el autor y despertó risas del público.
Para Grimson el politólogo inauguró con esta nueva publicación un nuevo género, “el diccionario de autor”, y definió al autor como “un gran intelectual que usa el humor”. El antropólogo analizó lo que tiene que suceder para que alguien cuente un chiste y otro se ría y habló de la complicidad que se necesita para reír y reconocer alguna verdad. “Él propone que te rías de algo que no reconocemos pero estaría bueno reconocerlo”, dijo Grimson.
“Es como un libro de un profesor tuitero”, dijo Hernán Iglesias Illa sobre esta nueva publicación de Malamud. Y, a continuación, se preguntó los motivos que lo llevaron a Andrés a armar este diccionario. “Creo que viene de algo muy profundo de él que es cuánto hay que tomarse en serio las cosas. La política es una cosa seria… pero no tan seria. Me parece que es una idea que recorre toda la obra”, reflexionó el editor general de Seúl, quien hizo hincapié en la forma en que Malamud mira el mundo y a sí mismo.
“Me gusta que no sea tan duro con el sistema político argentino”, dijo Iglesias Illa, y destacó cómo frente a tanto tremendismo y fatalismo “Andrés se ríe hasta de sus propios berretines”. Por último, el periodista y político Iglesias Illa concluyó: “No es un autor que está con el dedito levantado. Andrés todo el tiempo desdramatiza el ambiente político y el libro creo que lo logra”.
Para cerrar, el autor reflexionó sobre lo que atravesó toda su presentación: el humor. “El humor es lo que nos permite distinguir un fanático. Un fanático no tiene sentido del humor. Alguien que tiene sentido del humor difícilmente sea un fanático. Hay gente que no tiene humor y no es fanática ni siquiera, esos son peores”, remató Malamud y despertó, una vez más, las risas de sus lectores.
Por último, Malamud se puso un poco más serio para hablar de Argentina, con una mirada optimista y rescatando varias cosas que funcionan bien: “Tenemos partidos que resisten a sus propias catástrofes”, dijo y comparó con países europeos.
El autor de Diccionario arbitrario de política citó un texto del periodista estadounidense Brian Winter donde el autor habla de la capacidad que tenemos los argentinos para crear amistades que perduran en el tiempo. “Este libro podría haber sido un tweet pero no habría tenido el placer de compartirlo con ustedes”, concluyó el politólogo ante la calidez y los aplausos de un público divertido.
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