“La sociedad te quiere aceptar tal cual no eres”, dijo el conferencista y escritor mexicano Daniel Habif en la presentación de Ruge o espera a ser devorado en la Feria del Libro. Es por eso que, a sala llena, aseguró que es necesario librarse de las cadenas, quitarse las mordazas y “salir del castillo en el que tú mismo te metiste”: “Simplemente, no te quejes. No caigas en el estado de la víctima. Nadie va a venir a salvarte de tus propias soledades. Ruge. Todos tenemos un estallido dentro que es necesario liberar”.
Como parte de su “Ruge World Tour”, en el que pasó por Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y el Caribe, el autor estuvo en la Sala José Hernández, una de las más grandes de La Rural, para presentar su nuevo libro junto al periodista argentino Alejandro Fantino. “Esto es un privilegio que no termino de entender. Gracias por el cariño, la verdad es que sana y alimenta”, dijo Habif, uno de los conferencistas de habla hispana más aclamados del mundo.
Quienes hasta entonces nunca habían escuchado sus conferencias se habrán sorprendido con la sensibilidad de Habif, desde su manera de entrar y estar en el escenario hasta el tono de su voz, que oscila entre la suavidad y la firmeza. No tiene los modos agresivos o avasallantes que podrían esperarse al ver la tapa de su último libro, editado por Planeta, en la que se lo ve con el ceño fruncido, una mirada severa y el puño cerrado sobre el pecho.
Por el contrario, en la media hora que duró la charla Habif nunca alzó la voz. Con ese simple gesto de confianza, logró que el público se mantuviera silencioso y atento al borde de los asientos para escuchar y retener cada palabra con claridad. De todos modos, cuando sus frases se volvían intrincadas o bien los gritos de las primeras filas impedían que su respuesta se entendiera, Fantino le pedía que repitiera, que ahondara en tal o cual idea que se había perdido entre aplausos.
“¿Te genera culpa tu éxito, Dani?”, le preguntó el periodista. “La religiosidad es el hotel favorito de la culpa. En el espejo todavía veo un hombre repleto de mezquindades por expiar”, dijo Habif, que luego se describió a sí mismo como “un hijo del todo, un hijo de Dios”.
¿Cuál es el primer consejo que dio el exitoso conferencista en su presentación? Dijo Habif: “Hay que darle prioridad al amor propio, afinarse todos los días, mantener una tensión dinámica, benéfica. No soy alguien que cree en el equilibrio. ¡Que valga más el riesgo que la pena! La valentía en sí no es solo para los fuertes. Cuando avanzas, incluso muerto de miedo, ese miedo puede ser la certeza de que algo va a valer el esfuerzo. Como ahora, que me estoy cagando de los nervios pero los pasos que di en este escenario fueron de los más firmes de mi vida”.
Los aplausos no impidieron que su segundo consejo se abriera paso y resonara en la sala: “Hay que aprender a mantener distancia con la expectativa”. Y se refirió a la propia, sí, pero más que nada a la ajena. “Ahora todo parece un personaje, y esos personajes se van tragando a la persona. Estanos comprimidos, amordazados. Nuestras rarezas deberían ser consideradas un lujo. ¡Los revolucionarios ahora todos se parecen! Una cosa es que alguien te inspire y otra, tratar de ser una copia de cartón. No hay que contenerse ante estas expectativas que tienen los otros”, dijo Habif.
Luego, a pedido de Fantino, el mexicano habló sobre “hacer de lo imposible tu juguete”, uno de los consejos que plantea en Ruge o espera a ser devorado: “Solo a través de lo imposible somos capaces de avanzar más allá del estado físico, de tocar el misterio que acontece dentro nuestro, ese que nos lleva a buscar algo que nunca vamos a poder encontrar. Por eso tuve que convertir lo imposible en mi juguete favorito. Cuando crees que todo es posible, estás listo para más. Pero cuando crees que lo sabes todo o que has logrado lo imposible, termina la batalla. Pierdes la capacidad de asombro y ahí, coño, no te han enterrado pero ya estás muerto”.
Fue llamativo cómo al anunciar Fantino que quedaban solo diez minutos de la charla,una gran parte de la sala se levantó y salió a las corridas en dirección al stand de Planeta, en el que Habif firmaría ejemplares al terminar. Mientras cerraba una idea, el conferencista no pareció inmutarse como Fantino y el resto del público ante el movimiento atolondrado. Cuando la cosa se calmó, se lo escuchó decir: “Estoy roto por fuera pero por dentro soy una sola pieza”. Distraídos por el ajetreo, nadie había logrado oír el principio de la historia pero de todos modos sucumbieron en aplausos ante su conclusión.
“Siempre que me he querido rendir, llegó el amor: el de mi madre, mi esposa, mis amigos, mis lectores. El amor siempre llega justo a tiempo”, dijo Habif hacia el final de su presentación en la Feria del Libro. Sobraron los “te amo” desde el público y una mujer, antes de salir de la sala, le gritó: “¡Me cambiaste la vida, Daniel”. Otra, más cerca del escenario, remató: “A mí me la salvaste”.
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