En el marco de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la psicoanalista, escritora y editora chilena Constanza Michelson visitó el stand de Leamos-Bajalibros para conversar con Belén Marinone sobre su último libro Capitalismo del Yo y abordó otros temas que allí desarrolla.
Uno de los primeros conceptos que explicó es el que da nombre al libro –”capitalismo del Yo”–: “La idea del capitalismo del Yo es pensar que, efectivamente el capitalismo es un modelo económico, la idea es que es más que un modelo económico. Cuando de pronto decimos ‘hay que estar en contra del capitalismo, debemos superar el capitalismo’, es difícil pensar qué significa estar por fuera del capitalismo. De algún modo el capitalismo también es un gobierno de las conductas, una manera de administrar el lenguaje psicoanalítico, podríamos decir las pulsiones, es una economía pulsional también. Que hoy día opera, podríamos decir, del siguiente modo –que es distinto al capitalismo antiguo en el que está el explotado y el capitalista–: uno puede explotarse a sí mismo. Esta idea que ha dicho hasta el cansancio Byung-Chul Han, pero desde el psicoanálisis eso se observa de algún modo en la relación que las personas tenemos más inconsciente con nuestra manera de estar en el mundo, donde de algún modo cada quien ya no basta con nacer, desarrollarse, seguir, sino que además hay que estar permanentemente en una especie de mejoramiento. Por ahí va un poco la cosa de la explotación, de la autoexplotación y del capitalismo del Yo”.
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En relación con estas ideas, se le consultó acerca de la tecnología en estos términos, a lo que señaló que como tal “no es solamente una herramienta”, como ya había anticipado “Heidegger en un texto de los años 50 –Serenidad–″, en el que el problema sobrevendrá “cuando nos acostumbremos a convivir con una tecnología que tiene una dimensión que ya no podemos ni comprender ni controlar”. “La técnica, de algún modo, no es solamente una herramienta que podemos decir ‘usémosla para el bien y no para el mal’, sino que más bien se convierte en un modo de pensar, en una manera de estar en el mundo. Lo más importante de que la dimensión técnica haya superado lo que podamos pensar es precisamente eso, que quedamos, de algún modo, impotentes frente a ciertos problemas porque ya tienen magnitudes de las cuales ya no podemos hacernos cargo”, expresó.
Señala que en la actualidad no cree que haya “un imperativo de ser feliz”, porque todo va muy rápido, y que la preocupación se desplazó hacia la salud mental: “Todo el mundo habla de salud mental – y la OMS dice ‘hasta la nueva pandemia’–, todo el mundo está enfermo de algo. Porque además los diagnósticos –y esto no es inocente–, en salud mental, hoy día son un espectro. Entonces, todo el mundo puede tener un poquito de déficit atencional, un poquito de depresión, incluso ser ásperger en el espectro. Es como que se masifican los diagnósticos, ¿y qué pasa con eso? Yo no digo que haya gente que teniendo un diagnóstico, de pronto, se alivia, pero bueno, sabemos también que los diagnósticos responden a una idea que se tiene de qué es la salud mental”, señala, y a partir de eso, postula las ideas de salud mental imperantes. “Uno puede pensar la salud mental desde el modelo sanitario –decir ‘esto es una enfermedad, tómese algo’–, o bien, hagámonos ciertas preguntas. A mí me parece que lo que dejamos de pensar, con esta masificación, con este afán por hacer de todo una patología, por qué hoy día tantas personas dicen sentirse deprimidas o ansiosas. Porque la ansiedad o el déficit de atención son síntomas actuales que tiene que ver eso, con nuestros modos de vida, y eso tiene que ver con el capitalismo”.
Todas estas cuestiones, estas transformaciones “van inflamando los mecanismos paranoicos en las sociedades”, señala y como tal han “tenido en distintos lugares del mundo una expresión política”. Y remarca que “la paranoia, como mecanismo psíquico, es un mecanismo que trata de buscar para todo –y a todo lo encuentran– una causa. Y son respuestas lineales y son respuestas convenientes, pero son respuestas que de alguna manera alivian ese agujero, esa incertidumbre”.
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