El renombrado escritor español Fernando Aramburu ha logrado consagrarse en la escena literaria contemporánea internacional a través de narrar como nadie el terrorismo separatista en España. Este domingo, el autor de Patria dialogó en el stand de Leamos-Bajalibros en la Feria del Libro junto a Belén Marinone sobre su nueva novela, Hijos de la fábula, la sátira para burlarse de los terroristas, el fanatismo, los grandes ideales disueltos del siglo XX y su recuerdo de Almudena Grandes.
“Este asunto de la ETA, del terrorismo y del mucho daño que causó no constituye para mí lo que pudiéramos decir un tema, un asunto al que yo llego porque me he documentado o porque siento curiosidad, sino que es algo que forma una parte estrecha de mi vida y sigo sintiéndome interpelado por esta cuestión”, dijo Aramburu al ser consultado por qué escribir nuevamente sobre la organización terrorista nacionalista vasca, y sentenció: “Lo llevo como una herida interna y la atiendo en forma literaria”.
En Hijos de la fábula, Aramburu eligió otro registro de escritura: el humor. ¿Por qué? Según contó el escritor español a Marinone, la idea no era mofarse del terrorismo, “que es suficientemente grave, sino de los terroristas” y agregó que era un propósito antiguo al que le vio ocasión de dedicarle un libro cuando ETA dejó de cometer terrorismo. A su vez, confesó que tenía temor a escribir un libro simplemente divertido o demasiado cómico, que pudiera ofender a las víctimas haciéndoles creer que no se tomaba en serio lo que les pasó. Aramburu consultó con una de ellas, le contó sobre el proyecto y, finalmente, le dio el visto bueno.
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Consultado por Marinone sobre cómo escribir con humor cuando la herida sigue abierta, el autor de Los peces de la amargura, Los vencejos y Años lentos dijo que, aunque tiende a reírse cuando escribe, esta novela no fue el caso y detalló: “Desarrollé de una manera lógica, racional, una premisa absurda inicial, que consiste simplemente en que hay dos tipos que aunque nadie los persigue, fundan una organización armada sin tener armas, ni experiencia, ni dinero y sin hablar el idioma del país al que se han escapado”. Y agregó: “Con esa situación es muy fácil que lo que les pasa a los personajes o lo que hacen tenga un ingrediente humorístico o caricaturesco”.
Joseba y Asir son los jóvenes protagonistas de la última novela de Aramburu pero, en el siglo XXI, ¿son realmente militantes o es que militan el relato de esa militancia? Al respecto, el escritor español señaló que “han llegado tarde a la historia de la que querían participar y lo que se perpetúa y dura es el relato, la versión” y sumó: “La guerra que ellos pretenden ver o tener presente está solamente en su cabeza.”
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El ganador de múltiples galardones a lo largo de su carrera —incluido el Premio Real Academia Española y el Premio Tusquets— también dijo que la realidad no les confirma [a los terroristas] lo que ellos ven a su alrededor o lo que quieren suscitar. “Su propia tierra natal ya ha cambiado y cuando vuelvan a ella se darán cuenta de que están completamente desplazados” y contó que a los protagonistas se los ha comparado con Don Quijote y Sancho Panza “por aquello de ver la realidad, a través de una ideología, de una convicción”.
¿Se cambió el terrorismo por el fanatismo en el siglo XXI?, preguntó Marinone a lo que Aramburu dijo que “No exactamente”, aunque afirmó que “todavía queda mucha gente convencida del proyecto, pero por fortuna ahora no pretenden llevarlo a cabo por la vía de la violencia, eliminando a todo aquel que obstaculiza el cumplimiento de su utopía”.
El escritor español también señaló que la situación actual es muy distinta, ya que los conflictos se intentan dirimir a través de parlamentos e instituciones. “Al no haber un dinamismo de violencia, el fanatismo automáticamente también se reduce. Y esto no es la solución perfecta, pero es un avance considerable que en todo caso alivia, puesto que uno ya no ve en peligro su propia vida”, sentenció.
Los dos terroristas de Hijos de la fábula, al no incorporarse a ETA por su disolución, deciden fundar su propia organización por la liberación, denominada GDG. Revolución o muerte. Consultado por Marinone sobre la similitud con la famosa frase del cubano Fidel Castro, ¡Patria o muerte! y si los personajes de la novela son la condensación o la metáfora de esas grandes ideas del siglo XX que ilusionaban y que no se pudieron cumplir, Aramburu dijo: “Se conducen de acuerdo con el argumentario de ETA y de una determinada izquierda revolucionaria que quedó ya en el pasado”.
El prestigioso escritor español, a su vez, ellos tienen todo un sistema ideológico determinado que no han creado ellos pero que han asumido. y según esto argumentan y actúan una y otra vez. Y sentenció: “Ellos consideran que van a hacer historia. La lucha que ellos pretenden prolongar ya no tiene sentido pero mantienen el argumentario que justificó esa lucha en los tiempos anteriores a ellos”. También dijo que hoy en día “se hacen las cosas para generar historia, para generar libros, recuerdos, testimonios”.
¿Le interesa a Fernando Aramburu lo que digan de su obra? Sobre este tema, el autor de Patria fue conciso: “ A mí las opiniones de los demás no me importan nada a menos que sean elogiosas” y profundizó sobre la cuestión cuando dijo: “Me produce cierto placer desagradar a mis detractores, pero no es algo que me importe”.
Sobre otro de los temas que más preocupan en la literatura por estos días, la cancelación, dijo: “Sentiría una gran decepción sobre mí mismo si por temor no escribiera un texto o cambiara una frase para no herir, para evitarme problemas”, y expresó: “Creo que no sería capaz de mirarme en el espejo”.
“Sí, me gusta provocar, me gusta satirizar, pero no me gusta hacer daño, es decir, ofender con mala intención”, agregó Aramburu e hizo referencia a que posee principios morales que aplica cuando escribe.
Consultado por Marinone por la relación de Hijos de la fábula con Don Quijote de la Mancha contó que se resignó desde un principio a la comparación y sumó: “Me alaga ser una ramita delgada del grueso tronco de Cervantes”.
¿Y la lluvia y los paraguas tan característicos y presentes en sus libros? Al respecto, el escritor dijo: “Constato que soy un escritor lluvioso” y contó un dato curioso: Hay un estudio en una Universidad en el que se analiza la lluvia en sus libros. “Este estudio me hizo consciente de que efectivamente llueve mucho en mis libros, pero no de una manera decorativa. Es decir, hay algo simbólico, pero sobre todo hay algo biográfico”.
“La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado, que dijo Borges”, citó Aramburu y profundizó en el proceso creativo: “A veces los personajes tienen algún problema, están abandonados, se han perdido, tienen un dolor, y entonces yo, de una manera tal vez malvada, los mojo”.
Sobre su próximo libro, Aramburu adelantó que en el otoño del hemisferio norte publicará su poesía, que un amigo ayudó a pasar al ordenador: “No renuncio a mi obra primera”.
Para finalizar, Marinone hizo mención al aniversario de nacimiento de la amiga y escritora española Almudena Grandes y le preguntó cómo la recordaba. Al respecto, Aramburu dijo: “La recuerdo con mucha pena, forma parte ya de una nostalgia personal y creo que ha dejado un hueco muy grande”.
¿Escribir es político? fue la última pregunta y Aramburu señaló: “Creo que si un libro es político no lo decide el escritor, sino que repercute de manera muy diferente en los distintos lectores”. También destacó un punto en común con Grandes cuando dijo que si “uno en sus novelas o en sus relatos atiende a cuestiones humanas colectivas o describe la sociedad en la que está viviendo, entonces el libro, aunque el autor no se lo proponga, sí que invita a una lectura política”.
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