Poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, un matemático británico llamado Alan Turing desarrolló un dispositivo que sería conocido simplemente como “Máquina de Turing”. No sólo se convirtió en la llave para descifrar los códigos encriptados de comunicación del nazismo, sino que también es un invento precursor de la informática moderna.
Muchas décadas más tarde, la investigadora Flavia Costa remitió a aquel desarrollo para traerlo al presente y explicar la inteligencia artificial: “cuando Turing inventó su máquina, dijo ‘esta no es una máquina, en realidad es una máquina universal, es la máquina que puede ser todas las máquinas’. Y algo de la inteligencia artificial es así: es una tecnología que, como lo que hace es reproducir lenguaje, hace todas aquellas cosas que un lenguaje puede hacer. Y yo diría que los humanos hacemos todo con el lenguaje”.
La autora de Tecnoceno: algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida dialogó con Hinde Pomeraniec en el stand de Leamos/Bajalibros de la Feria del Libro de Buenos Aires. El objetivo fue intentar comprender esta nueva tecnología y los desafíos que implica: “Inteligencia Artificial es como un gran paraguas, pero que involucra a todas aquellas tecnologías que automatizan los procesos que hacemos los seres humanos usando, datos, información”, explicó Costa. “En los últimos entre 10 y 15 años, hubo dos grandes novedades: la capacidad de manejar grandísimos volúmenes de datos, por un lado. Y el aprendizaje automático o aprendizaje maquínico, que es la verdadera novedad, por el otro. Las máquinas pueden, digamos así, aprender por sí mismas”.
La combinación de estas dos novedades hace que las máquinas, mediante los nuevos resultados que van obteniendo y algoritmos de propagación hacia atrás, de recuperación de errores, vuelvan a iniciar el cálculo a partir de los nuevos descubrimientos. A través de las sintaxis, producen sentido. Aprenden.
- ¿Pero se humanizan las máquinas?
- No se busca tanto imitar al humano, sino el resultado. O sea, que las máquinas puedan hacer aquello que los humanos hacen, pero no del mismo modo.
- Si la Inteligencia Artificial utiliza todo lo que se escribió a lo largo de todos estos siglos, si sabe combinarlo de una manera inteligente, pero no lo creó ¿quién es el autor?
- En algunas revistas científicas internacionales ya se está aceptando la coautoría con ChatGPT, por ejemplo. Mientras se atribuya esa fuente de formación del artículo, ya un autor es ese método, es ese procedimiento. Tenemos que ser más finos, ver si es autor, si es bibliografía, dónde lo ubicamos, o si es otra cosa distinta. Efectivamente empieza a disolverse esa unidad fuerte: el individuo que es el autor. Empieza a generarse una nueva relación entre individuos vivientes humanos e individuos maquínicos, que son otra cosa.
- ¿Qué es un individuo maquínico?
- Es algo más que un elemento maquínico, que una herramienta puntual. Un individuo es ya una herramienta más sofisticada que es capaz de elaborar y de realizar tareas de manera autónoma.
Estos nuevos desarrollos plantean desafíos en cuanto a lo laboral. Costa se refirió a las actividades que reemplazaba “el maquinismo anterior”, a los trabajos muy tediosos, duros para el cuerpo, agresivos. La incorporación de tecnología implicó desempleo, pero también alivió el impacto físico en tareas como la minería. La diferencia es que las nuevas máquinas llegan ahora para realizar tareas que no son necesariamente tediosas, incluso tareas que se disfrutan, como el escribir, traducir, investigar, aprender.
- ¿Vos decís que va a haber una máquina que te va a entrevistar, por ejemplo?
- Sí, o podría generar contenidos. Podría tener ya el kit de preguntas básicas para un investigador.
- En la educación tenemos otro problema. La tarea, los exámenes, el modo de estudiar, ¿Cómo afecta esto?
- Hay países enteros o ciudades que han prohibido el chat para la tarea educativa. Italia es el caso más extremo. Nueva York prohibió en todos los establecimientos educativos usar ChatGPT y Hong Kong también. Es como el impacto de la calculadora en nuestra generación: primero tienes que aprender a hacer las operaciones matemáticas y después usar la calculadora. Ahora la calculadora ingresa en tercero, cuarto, quinto grado. Tenemos que ver cómo ingresa esto y en qué grado, de qué manera.
A los ámbitos laborales y educativos se les suma el desafío de lo normativo, que hasta ahora no existe y no se sabe quién o cómo determinará el nuevo marco legal para estas tecnologías.
“Hay que pensar todo”, definió Costa, y agregó que “hay que trabajar como se hizo siempre, comparativamente: ver qué están haciendo en la Unión Europea o en Estados Unidos o en Oriente. En nuestra región tiene que darse rápidamente la discusión. Hay que ser imaginativos”.
Muchas preguntas para alimentar un debate que recién comienza.
La entrevista completa se puede ver en el video.
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