La fila era larguísima. Uno podría imaginar una línea recta, pero no. Las colas realmente largas son aquellas que doblan muchas veces, las que forman ángulos bien cerrados. Nada indicaba que esta fila en particular, que empezaba en las puertas de la sala José Hernández y terminaba en el patio central de la Feria del Libro, era para ver a Felipe Pigna.
Esta vez los lectores (de todas las edades) no tenían el último título en la mano listo para ser firmado, porque Los Güemes y la guerra de los infernales, el último libro del historiador editado por Planeta, aún no salió de imprenta. Por regla general, las editoriales calculan que sus pesos pesados estén listos para la venta en la Feria del Libro, pero no siempre se llega con los tiempos.
“Es una presentación anticipada”, dijo Adriana Fernández, directora del grupo editorial, arriba del escenario. La sala José Hernández se reserva para las presentaciones más grandes de la Feria: tiene capacidad para 500 personas. Pero afuera había por lo menos 700. Personal de la editorial y de la Feria usaban equipos de radio en un operativo que parecía menos editorial que policial. Había personas, verdaderos fanáticos, que querían colarse: simulaban ser de prensa; una señora adujo la condición de movilidad reducida y luego le guiñó un ojo a Infobae Leamos.
“Un personaje que siempre me fascinó”
“Güemes es un personaje que siempre me fascinó, es una injusticia que haya un feriado sobre Güemes y no sepamos bien quién fue”, dijo Pigna, acompañado de la crítica y escritora Elsa Drucaroff. El libro trata de Martín Miguel pero también de Carmencita, su compañera, y de Macacha, su hermana, “una colaboradora de primera mano que muchas veces tenía que hacerse cargo de la administración provincial”.
“Es un gusto presentar este libro, porque es un pequeño homenaje a un trabajo muy serio y necesario, que es el trabajo de la divulgación”, dijo Drucaroff, autora de una saga de dos novelas, La patria de las mujeres y Conspiración contra Güemes. “La buena divulgación es un acto de generosidad: alguien que sabe e investiga ofrece un saber más allá del gueto de los pares”, explicó la escritora, y agregó que “quien hace bien la divulgación paga precios, pero también recibe una gratificación enorme, que es la de ver el interés y el asombro por saberes que cuando uno está dentro del ghetto parece que podrían oler a naftalina, pero no, están llenos de actualidad”.
La patria, una tierra en armas
“Sin Güemes, la Argentina con suerte terminaba en Córdoba”, dijo el autor de Mujeres insolentes de la historia argentina y La voz del gran jefe. Explicó que Güemes logró que pudiéramos tener las fronteras que tenemos y que podrían ser más extensas si no hubiera sido por la actitud de algunos dirigentes unitarios como Bernardino Rivadavia. “Buenos Aires siempre temió a ese carisma, a esa convocatoria que tenía Güemes, esto se ve ya desde la batalla de Suipacha, donde él tiene un rol protagónico a fines de 1810″.
Drucaroff preguntó si tanto con Artigas como con Güemes el problema de la independencia logra una inserción realmente popular y la patria deja de ser un concepto abstracto. “Claro”, respondió Pigna. “Los patriotas fracasan en convencer y lograr entusiasmar a las masas populares indígenas; también le pasó a Castelli”.
“Esos eran discursos de doctores, decía la gente, hasta que Güemes logró hacer carne en el pueblo la causa de la independencia, de la guerra justa”, dijo el historiador, y coincidió en que se puede trazar un paralelismo entre Güemes y el montevideano José Artigas. Los dos fueron “ninguneados, maltratados”, y “no por casualidad” tenían un contacto muy directo con la gente y hacían que la causa de la independencia fuese algo concreto.
Una de las medidas de Güemes fue la creación del Fuero Gaucho, una normativa que extendía los derechos de protección militar a los gauchos que participaban del Ejército Patriota. “Fue una de las cosas que más molestó a la oligarquía salteña”. Las milicias gauchas operaban en pequeños grupos de sesenta personas. Pigna explicó que las milicias de Güemes sumaban 6.610 combatientes. “Y hay que agregarle las mujeres y los niños”, añadió.
“Esta tierra en armas, como se definía de alguna manera, fue extraordinaria, eran pequeños pelotones de sesenta o setenta gauchos que enloquecían a los españoles de noche, por eso el mote de infernales”, explicó el historiador, quien supo conducir, junto a Mario Pergolini, el exitoso ciclo televisivo “Algo habrán hecho por la historia argentina” entre 2005 y 2008. De esta forma, entre 1815 y 1821, el ejército de milicias comandadas por Güemes repele nueve veces a los ejércitos españoles.
“La patria estaba muy bien representada”, sentenció Pigna, y explicó que por eso San Martín le pide a Güemes que haga dos cosas: cuidar la frontera norte y, en un determinado momento, que lo acompañe para terminar con los realistas en Perú. Por supuesto, el segundo objetivo no pudo concretarse porque Güemes es asesinado antes.
Güemes y San Martín
La persona que elige el padre de la patria es Güemes: nadie mejor que sus gauchos para combatir al enemigo. “San Martín se queda tranquilo con los gauchos en la frontera, que por otra parte era funcional para preparar el Ejército de los Andes”. La idea era “hacerle el aguante a San Martín” frenando esos ejércitos tremendos que bajaban desde el Perú.
“Está muy bien en el libro la relación entre San Martín y Güemes, yo había llegado a conclusiones parecidas cuando tuve que investigar un poco para mi novela” dijo Drucaroff. “Cómo San Martín lo pesca a Güemes, pesca la importancia de la guerra de guerrillas, mientras que Buenos Aires no”.
Pigna narró que Güemes llega a Buenos Aires de muy joven, participa en las invasiones inglesas y protagoniza un episodio cinematográfico: la toma de un barco a caballo. Era una embarcación de 22 cañones y 120 tripulantes. Así fue la primera aparición pública del salteño, y fue entonces cuando se conoció con José de San Martín. Güemes va a acompañar a San Martín al norte, donde le va a mostrar “el desastre que hacen los españoles”, arrasando pueblos enteros, y también le muestra el dispositivo que está armando, que a San Martín le parece notable.
“San Martín se da cuenta de que Güemes es un tipo muy capaz políticamente; no solo ve en Güemes a un estratega, sino también a un buen político”, concluyó Pigna.
Un protagonista
Ambos, Pigna y Drucaroff, coincidieron en que la vida de Martín Miguel de Güemes es digna de una película o una serie. Su experiencia en las milicias, la gestión como gobernador en Salta, donde le hicieron dos golpes de Estado. Los sobornos que le ofrecieron, la emboscada que le tendieron para asesinarlo en 1821. “Me encantaría, da para hacer una película o una serie”, opinó Pigna, “porque tiene emoción, épica, personajes potentes, así que ojalá”. Acto seguido, mencionó dos producciones que ya existen: Güemes, la tierra en armas, de Leopoldo Torre Nilsson (1971), “en la que participaba Mercedes Sosa, que hacía de Juana Azurduy”, y La guerra gaucha (1942), sobre el libro de Leopoldo Lugones.
Luego de hablar del trabajo de las mujeres, que muchas veces hacían de espías, del mito de la seducción al enemigo, pero también de las bomberas, mujeres que se quedaban defendiendo con fusiles las casas y las tierras, llegó el final de la charla. “Los Güemes merecen ser conocidos y queridos porque dieron mucho por nosotros, si tenemos una patria más grande tiene que ver con esta gente”, culminó Pigna.
El siguiente paso fue la firma de libros. El escritor se abrió paso hasta el stand de Planeta en un avance que tuvo algo de procesión entre la multitud, con fanáticos que lo saludaban y le sacaban fotos. Los libros que más se firmaron fueron Gardel y Calles para perderse y encontrarse en la historia argentina, ya que Los Güemes estará disponible a partir de junio.
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