El humorista gráfico Tute dialogó en el stand de Leamos-Bajalibros de la Feria del Libro junto a Belén Marinone sobre su nuevo libro, Mabel y Rubén, y cómo el humor es un vehículo para contar el amor. También para pensarlo como una forma de denuncia, cuánto influyó el psicoanálisis en su obra y un recuerdo a su padre, Caloi y la famosa “guerra de los papelitos” durante el Mundial 78.
“La aparición de Mabel y Rubén es un poco accidental porque no fueron buscados”, comenzó el humorista gráfico para referirse al surgimiento de los nombres de los personajes de las viñetas, que dan título al libro. Entonces, ¿cómo surgieron? “Yo hacía humor muy habitualmente sobre parejas que se llamaban de distintas formas, es decir, usaba distintos nombres, y me fui quedando cada vez con menos nombres hasta quedarme en exclusividad con Mabel cuando eran mujeres, y Rubén cuando eran hombres. Así que, de pronto, empezó a ser como un chiste interno y un guiño con los lectores y las lectoras”, explicó Tute.
El creador de Batu dijo: “Todos somos Mabeles y Rubenes” y contó, a su vez, que esos nombres los escuchaba en su infancia, en el barrio. “Es una música de mi infancia”, señaló.
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Ante la pregunta de por qué el humor es uno de los vehículos para dibujar el amor, el humorista gráfico argentino sostuvo que “el humor siempre funciona como una red, tanto en el amor como en el resto de la vida. El humor es aquello que nos sostiene en esta vida”.
Sobre el imperativo de felicidad constante y cómo el personaje de Mabel lo caracteriza en el libro como “el flagelo de nuestra época”, Tute advirtió que es un vértigo que nos imponen permanentemente y tenemos que ser felices y no aburrirnos nunca. Sin embargo, explicó que esto atenta contra lo que requiere más maduración y tiempo para que aparezcan las cosas más interesantes. “El amor precisa de un tiempo, no se le puede aplicar ese vértigo al amor”, expresó y agregó que “el amor -no el enamoramiento- es una construcción que lleva tiempo”.
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Uno de los temas centras de la 47° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires es la celebración de los 40 años de democracia en la Argentina. Al respecto, Marinone preguntó sobre los recuerdos de la infancia en la época de transición de la dictadura militar a la democracia. Tute contó que, aunque sus recuerdos eran difusos, sí tenía en su memoria la militancia de sus padres y las amenazas que recibían: “Llamaban todos los días a mi casa para amenazar, diciendo que nos iban a matar a todos. Y en algún momento tuvimos un exilio edípico, porque nos fuimos a la casa de mi abuela un tiempo”. Y agregó: “Y hay muchos amigos y amigas de mis padres desaparecidos”.
La mención a Caloi fue inevitable en la conversación. También su famoso personaje, Clemente, ese entrañable amante del fútbol, compañero de los hinchas en cada Mundial y fanático de las aceitunas, para recordar el hito conocido como “la guerra de los papelitos”.
Durante el Mundial del 78, explicó Tute, “Clemente arengaba para que se tiraran papelitos, para que se recuperara esa manifestación popular y del otro lado los militares, la voz oficial a través de un relator que era muy popular en aquella época, José María Muñoz, decía que íbamos a dar la imagen de un país sucio, que no había que tirar papelitos”.
“Se dio una cosa muy particular, que fue la salida del equipo”, detalló el humorista gráfico y continuó: “la gente que entró con papelitos escondidos y nunca se tiraron tantos papelitos como en ese momento, esa guerra la ganó Clemente, la ganó mi viejo”.
Desde sus viñetas, Caloi también se hizo eco de los distintos procesos sociales, económicos e históricos, tras la llegada de la democracia, como la presidencia de Alfonsín, la hiperinflación, Menem, las privatizaciones, De la Rúa, Cavallo, las cacerolas, Duhalde. Sobre eso, Tute señaló que “el humor sirve para denunciar” y agregó que “Es un espejo social, que a veces muestra la parte linda que tenemos, pero que también puede ser un espejo incómodo que muestra la parte fea”.
“El humor gráfico siempre es político y, de hecho, todo es político en algún sentido”, comentó el humorista gráfico sobre el rol social y el impacto de la cultura. “No estamos hablando de lo político partidario, sino de ejercer una opinión. Y el derecho y el uso de ese derecho a opinar siempre contiene una mirada política sobre la realidad”, explicó.
¿Cuál es el peso y la importancia del psicoanálisis en tu obra?, preguntó Marinone. Al respecto, Tute dijo que la disciplina aportó una mirada en la que nos permite hacer más de una lectura, a leer entre líneas, ver qué cosas se esconden detrás de las palabras. También dijo que es una herramienta importante para hacer humor porque “el psicoanálisis trabaja con el equívoco, con la cáscara de banana verbal, con la que uno patina y dice algo equivocadamente pero que tiene un sentido y que por algo existe ese equívoco”.
Para finaliza, enumeró los beneficios de la tecnología para la creación y cuáles serán sus próximos lanzamientos.
Y concluyó: “Tengo altos niveles de Mabel y Rubén en sangre”.
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