Afuera llueve desde hace un rato, pero acá el clima húmedo y frio se suspende por el ir y venir del público en la Feria del Libro. Son las ocho de la noche en punto del viernes y la cola para asistir a la charla de la antropóloga feminista Rita Segato, dobla la sala Cortázar y se extiende casi una cuadra. Hay hombres y mujeres, aunque la mayoría son mujeres.
La presentación del libro, Escenas de un pensamiento incómodo, arranca puntual, 20.30. Rita Segato envuelta en un vaporoso vestido verde saluda a los lectores y a los colegas que se acercan. La presenta Raúl Carioli, director del sello Prometeo, por el que Segato tiene publicados varios de sus libros como: La crítica de la colonialidad en ocho ensayos, Contra- pedagogías de la crueldad y La guerra contra las mujeres. Dirá que se conocen desde hace años cuando Rita le dijo que tenía un libro para publicar y él le dijo que tenía un sello para editarla. Así nació ese vínculo que ya lleva siete libros publicados.
Escenas de un pensamiento incómodo: género violencia y cultura en una óptica decolonial compila doce ensayos, escritos a lo largo de los últimos 28 años. “Este libro reúne artículos muy antiguos y también muy recientes, es también otra forma de hablar de la trayectoria, que tiene como fin solo una cosa: molestar, incomodar”, dice Segato.
Y cuenta que fue el periodista Reynaldo Sietecase quien reparó en la incomodidad que genera su trabajo. Y que ella que al principio se enojó por la observación, lo confrontó. “¿Por qué decís eso de mí?”, Sietecase le respondió: “Porque vos cuando pensás, molestás, incomodás”.
Rita prefiere resumir su tarea desde el compromiso con la reflexión. “Yo no me doy cuenta, para mí lo que pienso es totalmente obvio, a veces siento hasta vergüenza por lo obvio que es. Creo que pongo nombre a las cosas que la gente ya sabe pero que todavía no están nombradas. Defino de esa manera a la tarea del intelectual, y no le tengo miedo a la palabra intelectual, porque los que le tienen miedo al pensamiento, son las dictaduras”, dice Segato.
Y plantea que pensar sobre las distintas experiencias y hacerlas visibles, arroja herramientas, “para la transformación del mundo, en un mundo mejor”, dirá antes de empezar a hablar de alguno de los capítulos del libro.
En su repaso por los ensayos se detendrá en. Ningún patriarcón hará la revolución, un texto reciente en el que reflexiona críticamente sobre por qué ninguna de las revoluciones llegó a destino: ni la revolución cubana ni la revolución rusa, ni la revolución sandinista.
“No es ni siquiera una crítica a las grandes revoluciones contemporáneas del siglo XX, es una crítica también a la revolución francesa que tampoco llegó, terminó en un imperio”, dice Segato. Y propone otra revolución que no sea desde la perspectiva del patriarca, “Esquerdomacho, -el macho de izquierda- no podrá hacer la revolución”, enfatiza Segato.
También compartirá algunos pensamientos sobre el segundo ensayo del libro: El sistema penal como pedagogía de la irresponsabilidad y el proyecto, habla preso: el derecho humano a la palabra en la cárcel. Un texto que dialoga también con su libro, Las estructuras elementales de la violencia. Donde se aborda su trabajo de tantos años en las cárceles, entrevistando a los presos por violación, para comprender qué es lo que hicieron. “El ejercicio de la violación es un discurso, es algo que el hombre necesita mostrar sobre todo ante otros hombres y también exhibe una potencia moralizadora frente a la víctima”, dice.
Hacia el final de la charla, Segato se detuvo en uno de los textos en donde analiza la obra de la artista suiza feminista Miriam Cahn, que trabaja en su pintura lo ocurrido durante la guerra de la ex Yugoslavia. Retratando la crueldad del conflicto sobre el cuerpo de las mujeres. A diferencia de lo que suele suceder en las guerras donde el cuerpo femenino es tomado y apropiado como parte del territorio, Segato marca: “Lo que sucede en la guerra de la ex Yugoslavia es la destrucción del cuerpo de las mujeres como manifestación de crueldad, y esa es una nueva forma de la guerra”.
Y describe los cuadros de Cahn en donde se ven cuerpos maltratados, mutilados, pero cuerpos aún con vida. “Esa es la gran intuición del artista, los cuerpos están situados en un plano sin límites, entonces a pesar de todo, transitan hacia un horizonte abierto y desconocido”, dice Segato que ve en esos cuerpos, tal vez, un destino de esperanza.
La autora que había prometido un diálogo a través de preguntas con el público presente, se quedó sin tiempo para responder. A cambio firmó ejemplares, se sacó fotos y conversó con los lectores que se acercaron a saludarla al finalizar la presentación.
Seguir leyendo