Jeff Kinney es la persona detrás de uno de los clásicos contemporáneos de la literatura para chicos. Su serie “El Diario de Greg”, con 17 entregas a la fecha, ha cultivado lectores en varios países del mundo y le ha permitido, incluso, hacerse con un récord Guiness, al obtener los ingresos anuales más altos para un autor de libros para niños.
La historia de este niño al que todo le sale mal apareció por primera vez en 2004, en el portal educativo FunBrain. Con el tiempo, sus desventuras fueron llamando la atención de los más chicos y lo que en un inicio iba a ser una historieta digital se convirtió en un libro que acabó siendo el trabajo de la vida del autor norteamericano. Con los años, “El Diario de Greg” ha pasado de ser una serie de libros a toda una franquicia, con impacto a nivel global que ha sido, incluso, adaptada al cine en tres ocasiones.
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Greg Heffley es el personaje central de esta historia, un preadolescente que está por comenzar la secundaria. Aquello puede resultar verdaderamente molesto y nadie mejor que él sabe lo que significa intentar sobrevivir en aquella selva que es la escuela, donde los chicos más grandes se aprovechan de los más chicos. Todo lo que le va sucediendo y lo que ve a su alrededor, Greg lo registra en su diario.
Fue con el tercer libro de la serie que el personaje se hizo conocido en todo el mundo y con el que su autor, Jeff Kinney, a partir de 2009, comprendió realmente que había conseguido algo distinto. Desde entonces, no ha parado de inventar aventuras para su querido Greg.
La más reciente es la decimoséptima entrega, que vio la luz en español en 2022, bajo el título de “Dejando la nota”. Aquí, Greg está a punto de descubrir que el salto a la fama no es un camino de rosas. Cuando decide irse de gira con el grupo de rock de su hermano Rodrick, los Celebros Retorcidos, realmente no sabe dónde se está metiendo. Pronto comprobará que acostarse a la medianoche, actuar sin cobrar y pelearse con otros músicos forma parte de la vida rocanrolera.
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Con motivo de su gira de promoción, y a raíz de su participación en la edición 35 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Jeff Kinney conversó con Leamos y repasó lo que han significado para él estos años junto al personaje.
— Cuando empezó este recorrido de la mano de Greg, ¿anticipaba el éxito que el personaje ha tenido?
— Yo realmente nunca pensé más allá. De hecho, ni siquiera concebía que la historia de Greg saliera de Estados Unidos. Para mí, la imagen de la fama tenía que ver con que mis caricaturas aparecieran en el periódico. Mi Olimpo estaba allí. De repente, Greg está en varios países del mundo y eso es algo que me estalla la cabeza. Me cuesta entender cómo el personaje ha llegado a este nivel.
— ¿Tenía pensado que la serie se prolongara tanto o fue algo fortuito?
— Al comienzo, tres libros me parecían demasiado. Luego, cinco ya eran impensables, pero cuando llegué al número diez sí que comencé a pensar en la posibilidad de algo grande y me preguntaba si era conveniente seguir adelante con el personaje. Me di cuenta de que Greg era como una promesa. Un personaje caricaturesco no debería morir nunca y, cuando se detiene, deja un vacío tremendo en las vidas de las personas que lo disfrutaron.
— A lo largo de los años, para la construcción del personaje y su historia, ha debido leer o ver algo. ¿Qué nombres o formatos considera que han sido sus referentes?
— No creo haber pensado de manera estratégica en leer cierto tipo de libros o ver cierto tipo de cosas para construir la historia de Greg. En realidad, surgió como un ejercicio y cuando noté que obedecía a algo que de verdad quería hacer, pues seguí adelante. Trabajé, eso sí, durante mucho tiempo para ser un buen dibujante de caricaturas y apenas tuve la oportunidad de mostrar lo que hacía, me sostuve allí. Solo quería que mis personajes fuesen fiables y se sostuvieran a sí mismos.
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— Y, ¿cómo lee? ¿Es muy distinto el Jeff Kinney que escribe y dibuja al que se sienta a leer un libro?
— Cuando era niño leía muchos libros e historias similares a “El Diario de Greg”, que hablaban de niños como yo. Fui creciendo y empecé a leer más fantasía y este tipo de cosas, pero ahora que soy un adulto y me dedico a escribir mis propios libros, lo que leo tiene que ver con otras cosas, como el panorama actual de Estados Unidos, a nivel económico y político, por el hecho de que me da temor ver lo que ha estado pasando en los últimos años. He tratado, entonces, de entender el contexto en el que me encuentro. Mis búsquedas no son las mismas que las que emprendía en mi juventud.
— Sus días de trabajo... ¿Tiene algún rito en especial, o una rutina establecida?
— En realidad, escribo en donde puedo y cuando puedo. Cuando no estoy viajando, me quedo en el auto, porque no hay tanto ruido como en casa. Como siempre me estoy moviendo de un sitio a otro, aprecio mucho los espacios que tengo para sentarme a escribir. He tenido éxito porque he sido disciplinado, pese a que no tengo tiempo la mayoría de las veces.
— ¿Qué tanto de usted sigue haciendo parte de este personaje? Porque con el tiempo ha ganado su propio espacio.
— Creo que hay una gran intersección entre Greg y yo. Él es un personaje cuyas imperfecciones se amplifican, para efectos cómicos, y a pesar de que yo he pensado cosas que Greg piensa, también es cierto que en lo que hace y dice hay mucha exageración e imaginación. Quizá, aquello que hace parte de su esencia, de como lo retraté en las primeras versiones, es lo que seguimos compartiendo.
— Después de tantos años de trabajo, acompañando a un personaje como Greg, ¿qué es lo que este pequeño niño le ha enseñado a Jeff Kinney?
— Es una pregunta muy buena y me permite decir esto en lo que creo. Greg es una versión de mí, sin duda. Una versión que está exagerada. Él es desordenado de manera intencional, imperfecto y gracioso. Cuando un adulto dice que no le gusta el personaje lo tomo un poco personal porque pienso que, en realidad, lo que pasa es que no gustan de mí.
Con el paso de los años, el propio Greg me ha permitido aprender mucho sobre la empatía y entender qué tan importante es para un niño poder verse reflejado en una historia. Por eso también me enoja todo esto que está sucediendo con la reescritura de algunos libros, solo porque algo no es como todos quieren o esperan que sea. Lo importante no es eso, sino qué tanto de nosotros podemos encontrar en estas historias. En ese sentido, lo que más me ha enseñado mi personaje es a verme reflejado, como en un espejo, en los demás.
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