Autora de best sellers como La vengadora, La libertina y Pecadora, Florencia Canale es una de las mayores referentes de la novela histórico-romántica en Argentina. Su más reciente novela, Bastarda, traspasa los límites de la Argentina pero continúa la línea de mujeres latinoamericanas que desafían el statu quo de su época.
“Algunas se rebelaron contra el poder político o fueron más desafiantes que otras que se rebelaron por un asunto amoroso, a algunas les fue mejor y a otras peor. Pero me parece que ni siquiera ellas eligieron eso que les sucedió, sino que fueron elegidas por tal situación, ya sea enamorarse del hombre incorrecto o estar en el momento y lugar de la revolución de un proceso independentista y tener ganas de empuñar armas, no de curar enfermos. Me parece que fueron mujeres dominadas por la pasión, por la urgencia”, reflexionó la autora en el stand de Leamos-Bajalibros en la Feria del Libro.
Bastarda narra la vida de Manuela Sáenz, nacida a fines del siglo XVIII en Quito, Ecuador, como fruto de un romance clandestino de Simón Sáenz, un español que tenía una familia principal oficial. “Tuvo la suerte de haber tenido un padre que se ocupó de ella, porque el siglo XIX estuvo repleto de hijos e hijas bastardas y en general eran ignorados. En cambio él paga la educación de su hija en el convento y la transforma en una niña con inquietudes curiosas, lectora. La lectura cambia el destino de su vida, le permite ampliar la imaginación y emprender viajes impresionantes a partir de esas lecturas y decidir que su vida no iba a estar signada por la impureza de este nacimiento, sino que ella estaba dispuesta a demostrarse y a demostrarle al mundo que era una hija legítima” observó Canale en la charla con Belén Marinone.
Sobre el hábito de lectura para una mujer del siglo XIX como Manuela, la escritora consideró: “Una mujer que lee es una mujer peligrosa para los demás y una mujer fascinante para ella misma. Ella aprende a leer o tiene acceso a los libros en el convento, donde estaban los libros prohibidos. Lee el Quijote, lee en latín a Plutarco, y así se convierte en una mujer inquietante”.
Consultada por la relación de Manuela Sáenz con José de San Martín, Canale señaló: “Es una relación compleja porque nuestro Libertador la nombra caballeriza de la Orden del Sol junto a otras mujeres, y esa orden era privativa de los varones. Estas mujeres habían integrado un movimiento de choque o de espionaje en Lima, donde se conseguía información de los españoles para luego transmitírselo a los patriotas. Manuela expone su cuerpo y su vida en varias oportunidades y entonces San Martín decide que va a abrir esta moción para las mujeres, gracias a la recomendación y el consejo de uno de sus ministros, Bernardo de Monteagudo. Monteagudo era un gran seductor pero además un visionario, le parecían fundamentales las mujeres para el proceso independentista y le propone a San Martín este nombramiento”.
La figura del libro además tendría una intensa relación sentimental e intelectual con el libertador Simón Bolívar, a quien le salvó la vida. “La correspondencia entre Simón Bolívar y Manuela Sáenz está considerada como una de las más destacadas de la historia epistolar universal. Además de ser dos personas ilustradísimas, eran dos personas con un ardor importante y esas cartas los trasciende. Yo transcribo en el libro algunos fragmentos que son muy calientes. Lo que une a estas dos personas, por supuesto, además del fuego amoroso es que eran dos interlocutores políticos, tienen conversaciones y discusiones políticas de altísimo vuelo”, señaló Canale.
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