Hoy, 29 de abril, es la Noche de la Feria, el único día en sus casi tres semanas de duración que la Feria del Libro de Buenos Aires abre sus puertas de manera gratuita para todo público. Como todos los años, tendrá en su primer sábado una jornada especial con horario extendido de 13 a 24. Y a partir de las 20 todos, tanto adulto como niños, podrán ingresar sin abonar la entrada, cuyo valor es de $1200 los viernes y fines de semana.
Esta tradición permite que nadie se pierda el evento cultural más importante del país por no poder costear la entrada. Pero, como Argentina no solo está atravesando una crisis económica sino que, además, la Noche de la Feria llega en los últimos días del mes, compartimos algunos consejos para poder aprovechar al máximo todo lo que la Feria tiene para ofrecer pero, a su vez, sin descuidar el bolsillo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es el tiempo: es importantísimo llegar temprano para poder sacarle jugo a la visita. Al ser gratuita, la Noche de la Feria es también el momento de mayor concurrencia, por lo que sus pasillos se vuelven difíciles de recorrer si uno anda apurado. Hay más de 45 mil metros cuadrados de exposición y alrededor de 1500 expositores de más de cuarenta países distribuidos en cuatro pabellones principales. Así que a llegar temprano y armarse de paciencia para poder disfrutar de cada uno de sus rincones. Y un tip: para evitar largas filas, no ingresar por la entrada principal de Plaza Italia, sino por la de Av. Sarmiento 2704 o la de Av. Cerviño 4474.
Algo también muy importante a la hora de programar la visita a la Noche de la Feria es cómo llegar. Para quienes prefieran venir en auto, La Rural cuenta con dos estacionamientos en las entradas de Av. Sarmiento y Av. Cerviño, con una tarifa de $840 la hora y $4200 la estadía de 12 horas. Pero el auto puede no ser el mejor medio de transporte: muchas veces, dada la concurrencia, tanto los estacionamientos del predio como los aledaños se llenan, y ni hablar de encontrar un lugar para estacionar en diez o quince cuadras a la redonda.
De todos modos, a no desesperar: La Rural, instalada en plena Plaza Italia del barrio porteño de Palermo, está muy bien conectada. El subte D (estación Plaza Italia), llega casi hasta su puerta y sobre la Avenida Santa Fe pasa el metrobus con decenas de líneas de colectivos. Además, hay una estación de bicicletas a pocos pasos de la entrada principal y el predio permite, bajo la responsabilidad del usuario, que cualquiera entre con su bicicleta y la ate adentro.
Ahora vamos a los precios dentro de la Feria. Si hablamos de comida, hay opciones relativamente baratas como tostados a $700 y panchos a $800, y otras un poco más caras, como sándwiches de bondiola a $2300 o platos de pastas a $2400. Un café, un agua o una gaseosa sale $700 y una cerveza $800. Pero, consejo para quienes prefieran gastarse esa plata en libros, La Rural no prohíbe la entrada de alimentos y bebidas. Así que, apenas los pies lo reclamen después de las primeras vueltas, no es mala idea descansar en las enormes gradas de la pista principal para sentarse a comer algo.
¿Y los libros? Ahí es difícil precisar un precio general ya que el abanico se agranda. Todo depende de lo que cada uno esté buscando. Las novedades de grandes grupos editoriales rondan entre los $6000 y los $9000 (aunque algunas lo superan), mientras que las editoriales independientes ofrecen títulos que van de los $2500 a los $6 mil, precios que se mantienen para la literatura infantil y juvenil. De todos modos, la Feria del Libro se caracteriza por sus ofertas y mesas de saldos, donde pueden encontrarse libros desde $600 y ofertas por cantidad.
Pero, además, muchos stands independientes tienen promociones espontáneas y pintorescas que solo se llegan a conocer charlando con los editores, libreros y encargados de los puestos. Un ejemplo es el de Blatt & Rios Distribución (stand 525, Pabellón Azul), que ofrece un descuento en su reciente libro Bocetos de natación de Leanne Shapton (cuya reseña puede leerse acá), para las personas que lleven su carnet del club donde nadan. O también el de Un cuarto impropio (stand 1401, Pabellón Amarillo), que además de un catálogo cuidadísimo y a muy buen precio ofrecen un “probador de libros”, un espacio de publicaciones que no están a la venta pero que sirve como muestrario de editoriales de todo el país que, de otra manera, no podrían estar en la Feria.
Este tipo de ofertas abundan en la Feria del Libro de Buenos Aires, incluso (o más que nada) en tiempos de crisis. Después de todo, una gran parte de los responsables directos de la industria del libro tiene como objetivo principal que los libros que producen con paciencia y a pulmón le lleguen al lector indicado, incluso cuando eso significa mantener los precios bajos, hacer un descuento a quien lo necesita y, muchas veces, ir a pérdida.
Pero, claro, estos secretos solo les son confiados a aquellos que demuestran su interés por la lectura sin apuros, exigencias ni malos tratos a las personas que, con turnos larguísimos día tras día, atienden cada puesto con amor y dedicación por lo que hacen. Así que si de pasar una buena Noche de la Feria se trata, el último consejo -tal vez el más importante- es ser amables. Después de todo, no se le muerde la mano a quien te da de leer.
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