Ludmila Ramis, nacida el 11 de enero de 2001 en Pergamino, Buenos Aires, afirma que si tuviera que describirse brevemente diría que es una chica de 22 años que vive por y para la creación y exploración de vínculos, tanto ficticios como reales.
Ramis asegura estar tan fascinada con la capacidad de pensar y sentir del ser humano que estudió un año de Psicología en la Universidad Nacional del Rosario, aunque la escritura pesó más y dejó esa carrera para dedicarse a la creación de historias.
La joven escritora no considera que su día a día sea la gran cosa, cree que lo más interesante sobre ella misma sucede en su cabeza: “Capaz que por esa razón me la paso tanto ahí adentro”.
Hoy por hoy, Ramis cuenta con cinco libros publicados: “Touchdown”, “Extra Point” y “Game Over”, que forman parte de la serie Good Boys, publicada por Nova Casa Editorial. Cada título cuenta, entre partidos de fútbol americano y los vaivenes emocionales de convertirse en adulto, una historia de amor.
Con Cosmo Editorial publicó “Lo que callo para no herirte”, una novela que cuestiona si todo es perdonable y si es verdad que el rencor nos mata por dentro, y “El elevador de Central Park”, que trata sobre dos desconocidos que se quedan encerrados en un elevador; una rápida enemistad se forma entre ellos y, pese a esto, deben trabajar juntos en una misión de espionaje para desenmascarar las infidelidades de sus parejas.
— ¿Por qué decide dedicarse a la escritura?
— Diría que encontré la escritura sin buscarla. Cuando era chica, devoraba cualquier cosa que tuviera letras. El día que las lecturas obligatorias de la escuela, las revistas y los cuentos infantiles no me bastaron, empecé a buscar más material. Así me topé con Wattpad. En cada ocasión que me preguntan por la aplicación recuerdo lo mismo: Borges dijo que siempre imaginó el paraíso como una especie de biblioteca, y para mí encontrar la plataforma fue hallar un paraíso virtual justo al alcance de un click.
Sin embargo, cuando me di cuenta de que la mayoría de las novelas eran escritas por adolescentes me pregunté si yo también podría hacerlo. Escribir empezó como un desafío personal y con el tiempo se transformó en un pasatiempo al que le dedicaba todas las horas que podía. Sin percatarme se volvió algo esencial en mi vida y así descubrí que quería dedicarme a contar historias.
En mis momentos de mayor vulnerabilidad hallé refugio y consejo en los libros. En las situaciones de dolor me ayudaron a entenderlo y atravesarlo, y en las situaciones de alegría potenciaron cada cosa bonita que sentía. Mi objetivo al escribir es ayudar de la misma forma en que fui ayudada y todavía lo soy.
— ¿Cómo realiza su proceso de escritura, tiene algún ritual en particular?
— Me encantaría decir que tengo un método infalible y super organizado, pero sería una mentira. Para mí el proceso de escritura es fluctuante. En la comunidad literaria hablamos de que existen dos tipos de escritores: aquellos de mapa y aquellos de brújula.
A veces me encuentro siendo una escritora de mapa, que antes de empezar ya sabe cómo se desarrollará la historia en cada capítulo. Otras veces soy escritora de brújula: escribo lo que imagino en el momento. En cualquier caso, diría que lo único que necesito para empezar una novela es quitarme los zapatos, poner una canción de Taylor Swift y tener el título de la historia decidido.
— ¿Por qué literatura juvenil y no novela o thriller o algún otro de los géneros literarios más comunes?
— La adolescencia es una de las etapas más duras ya que es donde nos percatamos de lo cruel e injusto que es el mundo a veces, y lo hacemos mientras intentamos descubrir quiénes somos y qué papel queremos tomar dentro de él. En esa época los libros fueron mi vía de escape cuando la vida se tornaba difícil.
A su vez fueron mi cable a tierra al recordarme que de la misma forma en que estamos rodeados de cosas malas lo estamos de cosas y personas maravillosas. Lo que más agradezco de la lectura es que me dio esperanza y fue mi compañera cuando más sola me sentía.
Elijo la literatura juvenil porque todos merecemos ser acompañados en la transición de la infancia a la adultez; precisamos de alguien que nos diga que cada pensamiento, emoción y cambio es normal, y que lo que creemos que es el fin de mundo solo es el comienzo de algo más.
— ¿Hay algún autor o libro que le haya inspirado su proceso de escritura?
— Antes leía un montón en Wattpad y me encantaría mencionar los nombres de algunos escritores, pero la mayoría, al igual que yo, utilizaba un seudónimo para escribir, así que es un misterio. Pero puedo decir que sus historias funcionaron como motivación para que no me rindiera y siguiera escribiendo.
De la misma forma en que lo hacen mis actuales autores favoritos, entre los que se encuentran Marie Lu, Richelle Mead y Collen Hoover. Me inspira la forma en que te hacen identificarte con sus personajes. Intento despertar la misma empatía con mis escritos.
— ¿Cuál fue el libro que más disfrutó escribiendo?
— Aunque fue duro, diría que Club de los paraguas rotos, próximamente publicado por Planeta. Es un libro que tiene como eje la amistad y abarca temas como la anorexia, la depresión, el TOC y el maltrato infantil. Lo que disfruté del proceso fue que, gracias al feedback de Wattpad donde los lectores tenían la posibilidad de comentar los capítulos que publicaba, fui capaz de escuchar sus historias personales.
Compartir qué nos dolía y apoyarnos para sanar fue conmovedor.
— ¿Estará presente en la FILBo 2023, cuándo, dónde y a qué hora?
— Me invitaron a dos eventos este año, ambos se desarrollan en Zona Futuro. El lunes 1 de mayo a las 2 de la tarde se lleva a cabo el “consultorio sentimental”, una actividad donde los lectores se acercan y, como una charla entre amigos, les cuentan a los autores con qué problemas están lidiando en su vida cotidiana.
Nosotros les recomendamos libros que abarquen esos temas. Contamos con la participación de Victoria Bayona, Buera, Pame Stupia, Flor Dapiaggi y Maxi Pizzicotti.
Además, el sábado 6 de mayo a las 6 de la tarde estaremos con Ann Rodd y Naiara Philpotts dando una charla sobre cómo trascender de Wattpad al papel. Luego firmaremos ejemplares de nuestros libros.
Me gustaría dejarle un consejo a quienes están interesados en empezar a escribir. Hay una frase muy conocida que dice “no midas tu progreso con la regla de otra persona”. Sé que es fácil caer en las comparaciones, sobre todo cuando estamos tan expuestos a ellas gracias a las redes sociales, pero es fundamental entender que la única competencia que tenemos es con nosotros mismos. No hay que ser mejor que nadie, solo intentar ser mejor de lo que éramos ayer. Para eso es necesario tener paciencia. Está bien si un día escribís diez mil palabras, pero también habría que celebrar si una semana lograste escribir cincuenta. No pasa nada si alguien publicó su libro con veinticinco años, puede que logres lo mismo a los cincuenta. No hay que ser duros con nosotros mismos y recordar que, al ser un trabajo de hormiga, el laburo de escritor suele tardar en dar frutos.
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