¿De qué está hecha la depresión? Fragmentos de la desazón nuestra de cada día

“Cosas que me deprimen” nació como un hilo de Twitter y se convirtió en un fanzine impreso que está a punto de agotar su primera tirada. ¿Por qué? Porque genera identificación a través de escenas de la vida cotidiana.

"Cosas que me deprimen": de la virtualidad al papel.

En el espacio “Cómo lo escribí” de Infobae Leamos, autores y autoras cuentan el detrás de escena de los libros que acaban de publicar. Por qué eligieron los temas o historias que terminaron en sus páginas, cómo organizaron su trabajo, qué revelaciones aparecieron en el proceso de escritura, qué sensaciones hubo a medida que ese proceso ocurría o qué objetivo se propusieron.

Esta vez, el proceso de creación es contado por dos de sus tres protagonistas. Es que se trata de un hilo de Twitter creado y desarrollado por la periodista y productora Lila Bendersky, que, bajo la atenta curaduría del actor y director Esteban Menis, se convirtió en un fanzine ilustrado por la tercera integrante del proyecto: Flo Meije. El resultado fue que ese hilo de Twitter ahora es de papel -algo así como la versión “carne y hueso” de la creación literaria- y se llama Cosas que me deprimen.

El fanzine -ese viejo y querido formato inventado para profundizar las revoluciones- recoge algunos de los cientos de tweets en los que Bendersky fue recopilando pequeñas escenas de la vida cotidiana que pueden ponerla un poco amarga. El hilo todavía crece en su perfil de Twitter: @lilabendersky.

¿Ejemplos? El tender de la ropa chorreando agua en medio de la casa; el momento para algunos invivible en el que se arma el “trencito” en una fiesta y hay que aferrarse a otra cintura, sea conocida o no; la acumulación de fuentes, ollas y sartenes adentro del horno; frases como “Mi más enérgico repudio”.

Uno de todos los tweets que Esteban Menis curó para que llegaran al fanzine: el tender chorreando en medio de la casa. La ilustradora Flo Meije fue la encargada de poner el hilo en imágenes.

Menis advirtió que esa seguidilla de tweets que Lila hacía crecer, alimentada de su propia desazón y de la que le acercaban quienes la leían, podía convertirse en algo más. Su insistencia lo convirtió en el curador de la materialización -literal- del proyecto, al que Meije le puso imágenes en las que la oscuridad y el humor negro brillan por su presencia. El hilo, parece, se ensanchó: ahora anda en mochilas, mesas de luz, o en reuniones de amigos a los que los deprimen más o menos las mismas cosas.

Cómo convertí un hilo de Twitter en un fanzine

*Por Lila Bendersky

No está chequeado con ningún médico, pero creo que tengo la vejiga del tamaño de un mosquito. Con frecuencia tengo que pedir permiso en algún bar para hacer pis. No es incontinencia. Es ansiedad (y que tomo mucha agua).

Como todos los jueves, antes de entrar a terapia, ingresé a usar el baño de uno de esos locales de comida saludable con packaging optimista y salí con una mancha oscura en el corazón. ¿Un poco exagerada? Sí, pero la idea es esa.

Puse un tweet y algunos usuarios respondieron que les pasaba lo mismo en ese y en otros lugares. Salí de terapia y puse otro tweet sobre una palabra que, cuando alguien la mencionaba, me chupaba la energía: marketing. Me acordé de algunas frases que suelo escuchar o leer en algunas entrevistas como “Todo es a pulmón”, “El que se enoja pierde”, “Hoy tenemos un programón” y también las twitteé.

Así fui haciendo un hilo con todas esas situaciones de la vida ordinaria que me estremecían un poco el pecho. El hilo empezó a crecer. Lo mencionaron en el podcast de comedia “Un mundo maravilloso” y algunos de los tweets se empezaron a viralizar. Evidentemente (y para mi sorpresa) había una angustia compartida.

Bendersky creó el hilo, Menis le insistió para materializarlo en un proyecto más grande.

Me llegaban mensajes por DM y por WhatsApp. Amigos y gente que no conocía querían sumar su desazón cotidiana. Algunos de esos comentarios forman parte de los casi 400 tweets del hilo. 400 tweets. O tengo demasiado tiempo libre o me deprimo fácil o las dos cosas.

Entre esos mensajes, había un DM del humorista Esteban Menis. Insistía con la idea de armar un fanzine con ilustraciones. Cuando me había escrito por primera vez estaba bastante tapada de trabajo y no podía abrir más ventanas de proyectos. En noviembre del año pasado logramos tomar un café. Hicimos chistes muy oscuros y me contó lo que había pensado para el hilo. Empecé a entusiasmarme con la idea de pasar de lo digital al papel.

Volví a mi casa y contacté por mail a la ilustradora Flo Meije. Sus dibujos me encantaban porque tenían una oscuridad que podía funcionar con el fanzine. Flo aceptó enseguida y firmamos el contrato en un lugar deprimente para hacerle honor al proyecto.

Lo que vino después fue: pensar cuánta plata estaba dispuesta a invertir, seleccionar 30 tweets para ilustrar, pensar algunas referencias para Flo, averiguar cómo tramitar el ISBN, contactar a la Cámara Argentina del Libro, conseguir una imprenta y hablar con Esteban casi todos los días sobre cada ilustración. Fue muchísimo trabajo, pero nos divertimos en ese camino.

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La coreografía de "En bicho, bicho yo me convertí un cocodrilo soy".

— Lila Bendersky (@lilabendersky) March 15, 2022

Imprimimos 200 fanzines sin saber muy bien qué iba a pasar. Yo, por supuesto, sentía que nadie lo iba a comprar. Hoy estamos a punto de agotar la primera tirada. Esa mañana que conocí a Esteban y que me propuso trabajar juntos me dijo algo que ahora pienso tomar para esas ideas que tengo flotando: “Me gusta que las cosas se materialicen”.

Curaduría 2.0

* Por Esteban Menis

Esta es una linda historia: en agosto del año pasado descubrí un hilo en Twitter que me hizo reír mucho. Partía del concepto “cosas que me deprimen” y lo hacía Lila Bendersky. Enseguida allí vi algo y le respondí̈ “esto podría ser un libro sumándole ilustraciones”. Pasados dos meses, estando en México y con cierta distancia, se me volvió a venir a la cabeza. Lo tomé como una señal de que valía la pena ir por ello. Por lo que a mi regresó le escribí y nos pusimos a trabajar para darle forma.

Lila tenía (tiene) un hilo con cientos de tuits, por lo que la primera tarea consistió en seleccionar los mejores. Y comprender que, por “mejores”, debían cargar con una potencia de ilustración. Allí generaríamos la verdadera combustión: un equilibrio entre lo que se lee y se observa. Una alquimia llena de detalles, pero sin redundancia. Lila sugirió a Flo Meije, quien con su talento hizo crecer el proyecto (no hay nada más lindo que potenciar las ideas propias con otras voces). Entre los tres, fuimos pensando en este universo. ¿Pero de qué universo estamos hablando? Indaguemos brevemente en qué cosas pueden deprimir a cada uno.

¿A uno lo puede deprimir una separación? Por supuesto, pero no nos vayamos a ese extremo. Supongamos que te separás y mientras hacés las cajas de la mudanza, una amiga viene y te dice “es que te ama pero no se dió cuenta”. ¿¿¿Cómo??? ¿¿¿Qué quiere quiere decir eso exáctamente???

El coaching, una de las depresiones señaladas por el fanzine.

Desde mi tarea, puse mucho énfasis en pensar cómo podía ser cada ilustración. Por ejemplo, para esa frase redundante de “el trabajo es como una familia” se me vino a la cabeza la serie Los Soprano y allí el choque se potenciaba. Para una triste imagen de un tender con ropa chorreando agua, sugerí poner a un costado, pequeñas y casi imperceptibles (pero para mí muy importantes) a unas hormigas utilizando esa agua para deslizarse por un tobogán cual parque de diversiones. O para la idea de ilustrar la desazón existencial que a uno le puede agarrar cuando lo toman para ̈hacer un trencito bailable, se me ocurrió hacerlo en un cementerio.

También puse énfasis en el orden de los dibujos, porque allí uno tiene una nueva posibilidad de resignificar algunas cosas. Es como ir manejando los climas de una secuencia cinematográfica. Nunca, absolutamente nunca, nada da lo mismo. Para que algo suceda, estas cuestiones esenciales deben pensarse antes de terminar algo.

Y después claro, por fin, que llegue ese momento maravilloso y liberador donde uno entrega la obra. Y por obra entiéndase desde una enorme puesta teatral hasta este pequeño tesorito deprimente que nos convoca. Hoy, como dice Flo, el resultado es este: un genial fanzine, “un tesorito depre que querés cuidarlo”.

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