Sólo le tomó media hora a Chimamanda Ngozi Adichie crear el “manifiesto feminista del siglo XXI”, una TEDx Talk llamada “Todos deberíamos ser feministas” (We Should All Be Feminist) que se volvió viral en 2012 y que, en la actualidad, supera los 8 millones de reproducciones. “Enseñamos a las niñas a tener ambición pero no demasiada; enseñamos a las niñas a buscar el éxito, pero sin aspirar a grandes logros”, fue una de las importantes reflexiones que nos dejó.
Las opiniones, reflexiones y publicaciones de la africana impactan fuertemente en el mundo, especialmente en las mujeres y niñas; es por eso que en la edición 35 de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Chimamanda era una de las invitadas más esperadas.
Como no podía ser de otra manera, su charla con la periodista Claudia Morales se enfocó en feminismo y discriminación racial. La escritora se vio especialmente conmovida por ver a tantas niñas y jóvenes interesadas en su obra y, cuando le preguntaron por un consejo para las nuevas generaciones de mujeres, insistió en que “les hemos enseñado a las mujeres a disculparse y estoy cansada de verlas haciéndolo. No tienen que disculparse por tener una opinión o por ocupar un espacio en la sociedad”.
“El feminismo no es popular en Nigeria y creo que en Colombia tampoco”, señaló Chimamanda Ngozi, autora de “Todos deberíamos ser feministas” y “Querida Ijeawele/ Cómo educar en el feminismo”.
Su libro “La flor púrpura” forma parte actualmente del plan de estudios de los colegios en ese y otros países africanos. “Cuando voy a los colegios les pido perdón a los niños por hacerlos leer esto. Muchos católicos nigerianos se enojaron conmigo por este libro porque decían que yo mostraba un lado de la religión injusto, pero muchos otros se sintieron relacionados. No puedes agradarle a todos, al final del día escribo lo que escribo y digo lo que digo”.
Así como incomodó a los religiosos con su libro, ha incomodado al machismo tan marcado en su pueblo. Chimamanda reveló que recientemente fue nombrada jefa en su comunidad Igbo por su trabajo representándolos ante el mundo, pero en su etnia sólo los hombres podían ser jefes, por lo que no todos los hombres de su pueblo recibieron la noticia con agrado.
“Es una comunidad muy bonita y estoy orgullosa, pero peleo con ciertas partes de la cultura igbo que son muy misóginas ... En diciembre me convertí en la primera mujer que ha sido nombrada ‘jefa’ en mi pueblo, debí traer mi cetro, pero si hubiera sido un hombre no creo que me hubieran nombrado jefe porque son muchos hombres. Yo quería marcar un punto, muchos hombres igbo no estuvieron contentos con mi nombramiento, pero creo que muchas mujeres jóvenes se dieron cuenta de que no se les puede excluir”.
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Destacó con orgullo que, aunque en Nigeria todo el país está regido por la religión (musulmana en el Norte y Católica en el Sur), “hombres jóvenes se me acercan a decirme que son feministas y creo que son los jóvenes los que cada vez entienden más que el feminismo no es un movimiento extremo, es un movimiento de justicia”.
También señaló que las mujeres de su país son “fuertes, líderes y llenas de confianza” e incluso son mujeres las que dirigen algunos de los bancos más importantes de Nigeria, pero le parece extraño que en el ámbito político esto no sea igual. “Es común ver a mujeres en posiciones de poder en universidades, bancos, pero no políticamente. No hemos tenido, por ejemplo, una mujer gobernadora. Es interesante porque en Nigeria los partidos políticos tienen lo que llaman un ‘ala femenina’, eso me preocupa un poco porque quiere decir que las mujeres no están en el salón principal ... es un tipo de exclusión que no se llama así oficialmente, pero todos los partidos lo tienen”.
La escritora también se refirió a algunas de las críticas que ha recibido por ser mujer feminista y utilizar maquillaje y tacones; señaló que asumir que se es menos feminista por estar más pendiente de su apariencia era un argumento sin sentido. “Mi hermano no entendía por qué yo gastaba dinero en maquillaje y ahí supe que los hombres no lo iban a entender. Las mujeres debemos tener la capacidad de ser lo que queramos, que no nos digan qué ser”.
Hablando sobre aquellos que les dicen a las mujeres que si usan tacones o maquillaje no son feministas, la autora señaló que es un argumento incoherente.
“Entiendo que cuando el movimiento estaba avanzando las mujeres rechazaran completamente estas cuestiones, pues era lo que se les había dicho que tenían que ser toda la vida y cuando un movimiento está iniciando no hay espacio para matices y hay que ser extremas. Pero creo que hemos avanzado lo suficiente para ser honestas y aceptar finalmente que nuestra apariencia no está condicionada por los hombres; al contrario, lo hacemos por nosotras mismas”.
Señaló que una de sus mayores preocupaciones en la actualidad son las redes sociales, herramientas que, según ella, son “un problema” que afecta especialmente a las niñas y jóvenes, provocando “ansiedad y depresión”. Como madre de una niña y tía de otras más, señaló que ha tenido que intervenir con ellas para hacerles ver que son perfectas tal y como son, no como dicen las redes sociales que deben ser.
También habló sobre el racismo y recordó sobre lo que ha insistido en varias de sus publicaciones señalando que solo supo que era una mujer negra cuando llegó a los Estados Unidos, pues en Nigeria el concepto de las razas no estaba presente.
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“Yo crecí identificándome como una católica romana igbo y era bastante normal, pero cuando fui a los Estados Unidos de repente era negra; pero no hablamos de raza por tener una piel tan linda como esta, sino por el racismo porque el mundo occidental en algún momento decidió que las personas con este tono de piel importan menos, son menos. Por supuesto es una mentira que inventaron para justificar algo terrible, ‘los negros no son totalmente humanos, por eso podemos utilizarlos como esclavos’”.
Por otro lado, Chimamanda también habló sobre el difícil duelo que tuvo que enfrentar recientemente con la muerte de sus padres, situación de la que nació su más reciente libro “Sobre el duelo”. Su padre James murió a mediados de 2020 y su madre Grace meses después, el día que cumplía años su papá.
“No tener las palabras para expresar el dolor aumenta el dolor. Yo tuve el mejor padre del mundo, su muerte fue la cosa más traumática para mí y no tenía las palabras, fue difícil sentir tantas emociones y no poder expresarlas hablando, así que empecé a escribir ... Hay mucha ira en el duelo, yo me sentí enojada con mi padre por haber muerto, por haberme dejado y brava con la gente que podía seguir con su vida”.
Sobre la muerte de su madre prefirió no hablar, pues reconoció ante el auditorio que no ha podido asimilar la pérdida de su progenitora. “Todavía se siente muy reciente, así que no creo que pueda hablar de una evolución y el tema de la muerte mi madre no lo puedo enfrentar. He puesto una pared en mi mente para evitarlo”.
El feminismo de Chimamanda en la música
Aquellas primeras palabras en aquella charla TEDx de la escritora nacida en Nigeria en 1977 fueron tan impactantes que dos años más tarde se convirtieron en un libro que se ha vendido en el mundo como todo un bestseller que sigue abriendo puertas a un debate que todos deberíamos tener; pero no solo es, la charla trascendió a la música y en ese mismo año (2014) se convirtió en canción.
La fortaleza de las reflexiones de Chimamanda sobre por qué todos deberíamos ser feministas llegaron a una de las estrellas más grandes del pop, Beyoncé. La artista lanzó Flawless, una canción en la que se puede escuchar una de las partes más importantes de la charla TED de la escritora, haciendo que el manifiesto llegara a una de las industrias más machistas del planeta.
Beyoncé tomó entonces un discurso que anteriormente no había incluido en su trabajo, más allá del hecho de ser una mujer de color que se posicionaba como reina de los listados internacionales. Incluso esta acción demostró que, aunque entre las mujeres existen diferencias -pues Chimamanda después diría que su feminismo no era el mismo que el de la estrella mundial-, es importante abrir el discurso.
A través de sus obras publicadas, Chimamanda Ngozi Adichie nos ha hablado no sólo de feminismo, sino de racismo, historia y otros temas claves que deben ser abordados por la sociedad mundial. Este año, para la celebración de los 35 años de la Feria del Libro de Bogotá, la autora nigeriana compartió sus pensamientos con los asistentes y firmando libros el miércoles 19 de abril.
Más sobre la obra de Chimamanda
Es la quinta hija del matrimonio conformado por el profesor de estadística James Nwoye Adichie y la registradora Grace Ifeoma Adichie; nació en la aldea de Abba y su infancia la vivió en gran parte en la ciudad de Nsukka, sede de la Universidad de Nigeria. A los 19 años se ganó una beca para estudiar Comunicación y Ciencias Políticas en la Universidad de Drexel, Filadelfia, durante dos años; estudios que concluyó en la Universidad Estatal del Este de Connecticut, donde se graduó.
Tiempo después realizó un máster en escritura creativa en la Universidad Johns Hopkins de Portland y también un máster de estudios africanos en la Universidad de Yale. Mientras realizaba sus estudios, en 2003, publicó su primera obra llamada “Flor púrpura” a los 26 años, ganando gran reconocimiento con esta.
Después vendría su segunda novela “Medio sol amarillo”, un libro de relatos cortos llamado “Algo alrededor de tu cuello” y “Americanah”, con esta última novela Chimamanda Ngozi Adichie consiguió el Premio de la Crítica Estadounidense en 2013 y fue nombrado uno de los 10 mejores libros del año por el New York Times.
Así como sus discursos y ensayos como “Todos deberíamos ser feministas”, “El peligro de la historia única”, “Querida Ijeawele/ Cómo educar en el feminismo”, y el más reciente, publicado en 2021 con el título “Sobre el duelo”, abordando la pérdida de su padre; todos estos publicados por Literatura Random House.
En cada una de sus obras se ha destacado la fuerza de la voz y los ideales de Chimamanda Ngozi Adichie lo que la convierten en una de las escritoras más importantes del siglo en temas trascendentales como el machismo, la discriminación, la raza, entre otros, que no sólo la han hecho merecedora de reconocimientos como premios, sino también de 16 doctorados honorarios de prestigiosas universidades alrededor del mundo.
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