Desde siempre, Mario Vargas Llosa ha sido un gran admirador de la obra de Jorge Luis Borges. El Nobel peruano recuerda al célebre autor argentino como uno de los principales referentes de la literatura latinoamericana y universal del siglo XX.
Su primer acercamiento al autor de El Aleph se produjo cuando visitó la Argentina para presenciar una conferencia de Borges. “Quedé absolutamente maravillado con la manera en la que aprendía de memoria las conferencias por su timidez. Las decía de una manera muy rigurosa y con una enorme tensión sobre sí mismo para poder hablar con la comunidad”, señaló alguna vez Vargas Llosa, cuyo último relato, “Los vientos”, fue editado por el sello Leamos en exclusiva y puede descargarse gratis desde la plataforma Bajalibros.
A la vez, su admiración por el célebre creador de Ficciones e Historia universal de la infamia, dos clásicos de la literatura en Latinoamérica, proviene desde las antípodas ideológicas. “Yo era muy resistente a su influencia porque, en esa época, yo era un marxista-leninista, así que tenía muchas reservas al respecto. Lo leía a escondidas e iba manifestando poco a poco mi admiración indirectamente. Mis relaciones políticas no me permitían reconocer la importancia que él tenía en mi formación. El Partido Comunista nos obligaba a leer y admirar la novela Así se templó el acero”, ha dicho el autor de La ciudad y los perros.
¿Pero, qué sentía Jorge Luis Borges sobre Mario Vargas Llosa? ¿Cómo lo recordaba? Borges nunca se ocupó de opinar de la obra de Vargas Llosa. Cabe señalar que cuando el autor peruano comenzó a publicar sus obras, el escritor, poeta y ensayista argentino tenía ya más de 60 años y su ceguera era considerable. Su trastorno de la visión hacía que le resultara muy difícil poder interesarse por autores que solamente escribían novelas.
Es que a Borges no le gustaban tanto las novelas, ya que le parecía un género inferior en comparación a la narración de poesías y cuentos. Y en casi toda su obra literaria, Vargas Llosa escribió principalmente obras más bien largas.
En cambio, el escritor hispano-peruano manifestó en reiteradas ocasiones su profunda admiración por Borges. En 2020 publicó Medio siglo con Borges (Alfaguara) en el que reúne artículos, conferencias, reseñas y notas que narró sobre el argentino. Incluye también dos entrevistas que le hizo: una en París en 1964 y una en Buenos Aires, en 1981.
El segundo reportaje se realizó en el famoso departamento que Borges tenía en la calle Maipú 994, en Buenos Aires. Vargas Llosa contó que en la casa de Borges había una mancha de humedad en el techo. El anfitrión se sintió ofendido por esa descripción. Le pareció de mal gusto.
Vargas Llosa quedó sorprendido de que el autor de Fervor de Buenos Aires viviera un departamento tan modesto y pequeño. “Me tocó conocer su piso, que era muy modesto, extraordinariamente sencillo y despojado de libros. No tenía un solo libro suyo. Tenía muy pocos libros, pero muy seleccionados”, relató.
Es más: el autor de Conversación en La Catedral publicó un artículo sobre lo transcurrido, y eso provocó el distanciamiento de Borges. “Escribí un artículo en el que, gravísimo error, mencioné que en su casa había una gotera”.
“Vive en un departamento de dos dormitorios y una salita comedor, en el centro de Buenos Aires, con un gato que se llama Beppo (por el gato de Lord Byron) y una criada de Salta, que le cocina y sirve también de lazarillo. Los muebles son pocos, están raídos y la humedad ha impreso ojeras oscuras en las paredes. Hay una gotera sobre la mesa del comedor”, escribió entonces Vargas Llosa.
Días después de ese episodio, Borges comentó la entrevista entre sus pares y con mucha ironía dijo que lo había visitado un peruano que seguramente debía trabajar en una inmobiliaria. La gotera en el techo del departamento de Borges fue “la gota que rebasó el vaso” y Vargas Llosa bien lo sabe. Por más austero que fuera el lugar donde habitaba uno de los escritores más aclamados de las letras universales, el peruano intentó describir ese episodio con cierta simpatía, aunque Borges opinaba lo contrario.
“Recuerdo clarísimamente que había una gotera y que nos interrumpía constantemente la conversación. Se me ocurrió en ese artículo, que era muy entrañable y de gran admiración y cariño hacia la figura de Borges, mencionar ese detalle. Entonces, él diría que por ahí había aparecido un peruano, que seguramente era vendedor de casas, y que había tratado de persuadirle sobre una casa porque la anterior tenía goteras”, recordó.
Con impecable prosa, plagada de reverencias y admiraciones hacia la figura del argentino, Vargas Llosa contó lo sucedido. Pero Borges jamás se lo perdonó. “Esto provocó una distancia muy grande entre él y esa cosa pequeñita que era yo, de tal modo que nunca más lo vi hasta que visité su tumba”, afirmó el escritor peruano, el único latinoamericano integrante de la Academia Francesa.
Jorge Luis Borges, considerado uno de los escritores más grandes de la literatura universal, murió el 14 de junio de 1986 a los 86 años en Ginebra. Sus restos descansan en el cementerio Plainpalais de la capital suiza. Desde ese momento, Vargas Llosa escribió trece novelas, dos cuentos y doce ensayos. En 2010 ganó el Premio Nobel de Literatura y en 2021 ingresó a la Academia Francesa. Sin embargo, y pese a esta pequeña gran anécdota, el escritor hispano-peruano aún recuerda con admiración al gran escritor, poeta, y ensayista argentino.
“Es el escritor más universal que tenemos. Creo que fue profundamente argentino y, seguramente, nunca pensó que tendría tanta influencia en el mundo. Los latinoamericanos y los argentinos en especial deben estar orgullosos de que un hombre solo hubiera provocado una revolución semejante en el mundo entero. Probablemente sea la influencia más extraordinaria que ha tenido la lengua española”, reflexionó alguna vez Vargas Llosa.
El Nobel no se privó de dar una recomendación al momento de escribir sobre las personas a quien uno le tiene cariño o profunda admiración. “Cuando visiten casas de escritores, no miren al techo. Si lo hacen, no mencionen las goteras para que no haya conflictos con quienes ustedes admiran”.
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