Tras haber sido una de las voces nominadas al premio Paco Camarasa 2021, uno de los galardones más relevantes de novela negra en España, la escritora Carmen J. Nieto, autora de títulos como “Las Truchas sin freír” y “9 corto”, regresa en 2023 con su trabajo de ficción más reciente, una novela protagonizada por un abogado sin escrúpulos y escrita completamente sin adjetivos.
Son cerca de 160 páginas las que componen “Sin aditivos”, de C. J. Nieto, título publicado en España por el sello Alrevés Editorial, que cuenta en su catálogo con autores y autoras como Graziella Moreno, Juan Tallón o el recientemente fallecido Alexis Ravelo.
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Nacida en 1973, en el municipio español de Montaña de Cardones, en la región de Gran Canaria, C. J. Nieto, formada como asesora fiscal y gestora tributaria, ha sido finalista de varios premios en España, entre los que destacan los premios Gourie de 2017 y el Festival Cubelles Noir, en su edición de 2021.
Al interior de “Sin aditivos”, la autora cuenta una historia ambientada en Gran Canaria, donde un abogado tiene como único objetivo disfrutar de un par de días de tranquilidad junto a su pareja y su hija. Está por terminar el mes de julio y sabe que para lograr aquello deberá sacar adelante varios casos que tiene represados, pero ni el trabajo ni el anhelado descanso le darán tregua y el abogado deberá hacerle frente a la situación.
En la isla en la que se supone que vacacionará junto a su familia, una serie de sucesos extraños tienen nerviosos a sus habitantes. Durante un tiempo, han aparecido cadáveres en sus costas y lo que para el abogado es más impactante es que la mayoría de estos cuerpos eran de personas que tenían una conexión muy fuerte con su pasado, su familia y su trabajo. Uno de los casos que ha asumido terminará por envolverlo en una madeja de violencia, traición, corrupción y ambición.
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La cotidianidad de este abogado se convertirá en un muro que carece de adjetivos, el escenario más complejo del que puede formar parte, mientras carga cual lastre el peso de su vida, evitando asomarse al otro lado, allí donde moran los ilegales y los violentos.
En esta novela, C . J. Nieto retorna a las maneras clásicas del género negro y consigue una ficción estilizada y de alta pulsación, con ese toque suyo tan particular de ironía.
“Cuando me piden una microsinopsis suelo decir que es la historia de un abogado que está pensando en coger vacaciones y le llega un caso por el que se deja arrastrar sin valorar los riesgos. ¿Podrías decir quién eres sin utilizar adjetivos?”, escribió la autora para Zenda, a propósito del proceso de escritura de “Sin aditivos”.
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El trasfondo de la novela tiene que ver con la inmigración, más allá de que el asunto tenga un aire a John Grisham. En los días previos a que la autora se sentara a trabajar en la historia, había una preocupación colectiva por las personas que llegaban de repente a Gran Canaria, las vivas y las muertas. Como una necesidad por digerir todo aquello, C. J. Nieto se puso a escribir.
“Era consciente de que se habían escrito muy buenas novelas cuya trama se basaba en travesías, mafias y los entresijos de las ONGs. A mí me gusta escribir desde lo pequeño, desde lo cercano, y me interesa la forma en la que nos enfrentamos a la realidad como individuos en nuestro día a día. A esas alturas ya tenía claro que sería una novela que reflejase la reacción de la sociedad ante este hecho, y para mí eso es una novela negra”, señaló la autora.
Después de probar con distintas voces y estilos posibles, C. J. Nieto fue encontrando el tono indicado. Su intención era que las palabras corrieran y que los lectores corrieran con ellas. “No fue una escritura tan expresamente medida y milimétrica (...) Fue más bien un trabajo de unir y coser mediante el hilo de la trama”, aclaró. El esquema estaba montado, junto a los elementos que lo integrarían, lo que hacía falta era engranarlos.
Entonces, surgió la pregunta: “¿Y si quitamos los adjetivos?”. A partir de ahí, la novela cobró vida. “Escribir con una restricción o traba no solo es un ejercicio de estilo; la traba debe estar conectada con la novela. Me vi negociando conmigo misma hasta dónde quería llevar la restricción, ya que tenemos adjetivos que se nominalizan, participios y demás mortificaciones de la morfología y la sintaxis. Tuve claro que, en este texto, priorizaría el argumento y sería más permisiva con la restricción”, se lee a la autora en Zenda.
Aquello, destacó la española, le trajo más dolores de cabeza que otra cosa, pero por fortuna para los lectores, “Sin aditivos” es ya una realidad.
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