Tras la salida de su anterior novela en 2022, “El deseo es una razón”, la escritora argentina Luisa María Ahumada, también autora de títulos como “Ciclotimias” (2009) o “Habla conmigo” (2019), regresa en 2023 con la publicación de “En nombre propio”, una novela en la que, según apunta la editorial, se propone reflexionar sobre las oportunidades y las decisiones como golpes de timón que cambian el curso de la historia.
Publicada en Argentina por El Emporio Ediciones, la nueva novela de Ahumada se propone reivindicar la escritura como aquello que consigue salvarnos de nosotros mismos ante la incertidumbre propia del destino y como aquello a lo que nos aferramos cuando hemos perdido el camino.
El personaje central de esta historia es Federico, un tipo que escribe, que imagina historias para resignificar los imprevistos. Los lectores entran en estas páginas con él narrando en primera persona y en nombre propio, tratando de descubrir si las segundas oportunidades existen.
“En nombre propio” es una novela de características híbridas que combina el género epistolar con el formato del diario y presenta a los lectores el intento desesperado del protagonista por entender aquellos golpes de timón que lo han dejado navegando aguas desconocidas y turbulentas.
Ahumada, comunicadora y profesora, oriunda de Cruz del Eje, en la provincia de Córdoba, conversó con Leamos acerca de la escritura de esta novela y reflexionó sobre su construcción:
— ¿Cuál fue el motor de esta historia? El detonante de la trama parece residir en la propia necesidad de escribir.
— Escribo desde muy chica; siempre fue mi manera de sobrevivir al reverso trágico de la vida, de destacar la belleza, de entender, o intentarlo al menos, de comunicarme. Desde que lo hago de manera profesional, las formas cambiaron, y quise escribir esta obra para reivindicar lo que para mí significa escribir y que también noto en muchos alumnos o personas que escriben, más allá de que publiquen o no. No me imagino la vida sin escribir.
— ¿De qué manera suele ser el proceso de escritura? ¿Hay o no algún tipo de rutina o rito?
— El proceso de escritura es muy singular. Es algo único e individual. Incluso también es diferente cuando se escribe por trabajo, por profesión o por la urgente necesidad de ponerle palabras a las sensaciones. Esto último, me pasa todo el tiempo. Escribo todos los días, tengo diarios desde muy chica. Algunas ideas o frases después son poemas o cuentos. Otros quedan solo para mí, los releo cada tanto.
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— Se habla de libros en estas páginas, porque se habla de escribir. ¿Cómo la metaficción permite que el lector se conecte con la trama y traiga otras para ponerlas en conversación?
— Leer es parte de escribir. Leemos a cada instante: desde carteles publicitarios hasta los gestos de la persona que tenemos al frente. La idea de armar vínculos a partir de las lecturas es algo mágico para mí. Creo en la literatura como un espacio común y no como algo a lo que solo tienen acceso ciertos perfiles de personas, con tales capacidades intelectuales o recursos económicos determinados. Si hay una literatura que separa, no puedo creerla tal. Entonces, los títulos que se mencionan en esta novela me permitieron explicar esa relación de los libros con las personas: nos dan respuestas, nos unen, nos abrazan. Y están mezclados en la trama de manera deliberada… aunque, en definitiva, los lectores, serán libres de interpretar.
— Sus trabajos anteriores obedecían a otro tipo de cosas. ¿Qué le inquieta hoy? ¿Cómo la novela le ha permitido abordar estas cuestiones?
— Intento que cada obra sea diferente, aunque siento que todas se parecen finalmente. En cada una, quizás de manera distinta, están los dos temas que me inquietan desde que tengo memoria: las relaciones humanas y eul tiempo.
— ¿Por qué “En” y no “A”? Me refiero al título...
— Porque el protagonista escribe en su nombre, y de nadie más. Encontrar la propia voz, escucharla y hacerla hablar, creo yo, puede llevarnos toda la vida.
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— ¿Es su trabajo de ficción más ambicioso hasta el momento?
— Creo que sí, porque visibiliza las cláusulas de un contrato interno que siempre cuidé. Mi vínculo con la escritura fue de una intimidad absoluta, y acá queda un poco expuesto. Solo con ánimo de que si me sirve a mí, quizás también pueda ser útil para otros.
— ¿Cómo se lo vendería a un lector en una librería?
”En nombre propio” es un libro íntimo del que cualquier lector podrá apropiarse. Podrá hacerlo suyo para reflexionar sobre las oportunidades, las decisiones que llevan a escoger uno u otro camino, los vínculos y el tiempo. Su final desolador es solamente el principio para ponerse en acción y ser protagonista de la propia vida.
— ¿Lo compraría usted?
— Claro.
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