Signada por la celebración del encuentro alrededor de los libros y también por la preocupación del sector en torno a problemas como la escasez de papel, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires espera una nueva edición en el predio de La Rural entre el 27 de abril y el 15 de mayo con la llegada de una auspiciosa Santiago de Chile como ciudad invitada, la participación de una gran nómina de autores y autoras del país y algunos invitados internacionales, entre ellos Arturo Pérez-Reverte, Ida Vitale e Irene Vallejo.
Expectativa y cautela, coinciden en señalar a Télam editores y libreros del sector editorial de cara a la Feria que durante veinte días concentra a la industria de los libros, primero con jornadas profesionales, y luego con lectores y lectoras. El evento es único porque aúna en un mismo lugar todos los libros que se pueden imaginar: novedades, académicos, divulgación, saldos, rarezas, curiosidades, fondos editoriales, o publicaciones de universos tan distintos como revistas para colorear a manuales de idioma, calendarios o gastronomía.
Para Gaston Levin, director de la filial argentina de Fondo de Cultura Económica, “dadas las circunstancias no creemos que sea una feria extraordinaria en términos de ventas, por ejemplo. Sin embargo la feria siempre tiene un gran poder de atracción sobre una cantidad enorme de público que va poco a las librerías y que suele visitarla para ponerse un poco al día”.
Dice, por su parte, Mario Méndez, autor de LIJ y además editor de Amauta: “La Feria siempre nos pone expectantes a todos los miembros de la comunidad del libro, autores, editores, libreros, promotores, especialistas. Es, sin duda, una fiesta. La del año pasado, por ejemplo, luego de dos años de pandemia, explotó de gente y fue exitosísima. Este año, a pesar de los problemas para imprimir (el papel está carísimo, aumenta sin parar y encima, ¡escasea!) igual la mayoría de las editoriales haremos el esfuerzo de presentar novedades”.
La mística de la feria no son sólo los montones de libros a la venta en los más de 500 stands de la próxima edición, sino el puente entre editores, autores y lectores, a partir de una potente actividad cultural que arranca con la conferencia inaugural de Martín Kohan este año y ofrece a lo largo de los días presentaciones, paneles, charlas, exposiciones, firma de ejemplares, lecturas, o postales que tienen un gran impacto comercial como el Programa Libro % de Conabip, la inversión estatal de 347 millones de pesos destinados a la compra para bibliotecas populares.
Claudia Piñeiro, Eduardo Sacheri, Dolores Reyes, Viviana Rivero, Federico Jeanmaire, Guillermo Martínez, Gabriela Exilart, Chanti, Juan Solá, Florencia Canale o Federico Axat son algunos de los escritores y las escritoras que presentan libros en esta edición, mientras que otras voces convocantes y que también participan de la feria son Alejandro Dolina, Felipe Pigna, Darío Sztajnszrajber, Diego Golombek, Leandro Cahn, Daniel Balmaceda, Pedro Saborido, López Rosetti, Ludovica, Mariano Sigman, Dafne Schilling y Lucía Numer.
Entre los invitados internacionales que llegan a la ciudad de Buenos Airea para ser parte de esta edición figuran los españoles Irene Vallejo, Fernando Aramburu, Andrés Barba y Arturo Pérez-Reverte; la poeta uruguaya Ida Vitale, que este año celebra sus 100 años; los chilenos Raúl Zurita y Nona Fernández; el ilustrador francés Benjamin Lacombe; y la cantante mexicana Natalia Lafourcade, que publica su primer libro. De afuera también, aunque argentino, se presenta Hernán Díaz con su libro Fortuna, que tuvo muy buenas críticas en Estados Unidos.
Este año Santiago de Chile es la ciudad invitada y cruza la Cordillera con más de 60 autores y autoras y un programa diverso sobre Santiago en relación a la memoria, la disidencia y los derechos humanos, precisamente en el año que ese país conmemora medio siglo del Golpe de Estado a Salvador Allende. Y a tono con el desembarco chileno, la clásica maratón de lectura que organiza la Fundación El Libro está dedicada a la única escritora Nobel de Literatura de América Latina, la poeta Gabriela Mistral.
En su edición 2022 -luego de dos años suspendida por la pandemia-, la feria volvió a la presencialidad y tuvo una edición que será recordada como la más masiva de su historia. Este año incorpora la dificultad económica y en la medida que los libros están más caros la expectativa está puesta en la afluencia y la visibilidades.
“La expectativa es que sea una buena feria, el año pasado fue una muy buena feria para todos. Y lo que esperamos es que se mantenga el nivel de concurrencia y que el problema económico actual que estamos atravesando, con una situación de inflación complicada, hace que los gastos secundarios no sean de primera necesidad no influya en eso. El gran miedo es que la inflación haga que las ventas bajen pero si se pueden mantener estaremos felices”, apunta Ignacio Portela de editorial Sudestada.
Matías Reck, editor de Milena Caserola que participa en el stand Todo Libro es Político que se presenta como un espacio no pasivo sino de debate a un tema (este año será la Inteligencia Artificial), identifica que “hay un desconcierto general a nivel precios: no sabemos el precio del papel, el costo de los libros, entramos a la feria con precio de venta al público determinado pero cuando termine la feria puede cambiar todo, aumentos. En ese sentido, vamos con las expectativas de recuperar la inversión que hicimos en imprimir novedades y reimprimir libros”.
Y agrega: “Pero esto tiene un contrapeso que es el dólar y esto es muy beneficioso para quienes vienen con dólares como es el caso de libreros de otros países, que puedan hacer compras en cantidad. Ya pasó el año pasado con un montón de librerías que hicieron compras significativas, porque les parecen baratos los libros argentinos y más considerando que las librerías tienen el 50 por ciento de descuento”.
Una editorial que el año pasado congregó filas y filas de jóvenes en busca de sus libros y que tuvo en el ranking las mejores ventas de la feria fue V&R. Este año, cuenta Marcela Aguilar, su directora editorial, “las expectativas son sobre todo seguir generando comunidad, algo que VR tiene como valor en su ADN, más allá de las cuestiones comerciales, la visibilización que la marca ha ganado en los últimos años es consecuencia de un trabajo de fidelización con nuestros lectores, aprendiendo primero a leerlos a ellos y proponiendo temas y autores que dejaron huella en cada uno”.
Además de editoriales, en la feria hay librerías, como El Aleph, que ofrece novedades, ofertas y ediciones a precios a veces más accesibles. Su librero, Ariel Torres, comenta que los libros subieron los precios por el costo del papel y están más caros respecto al año pasado. “Suben los libros y se venden menos unidades, con lo cual las editoriales grandes suben los precios para mantener la ganancia. El panorama es complicado. Pero la feria es especial porque hay un público que se mueve. Y aparte están las bibliotecas que compran, con lo cual la feria funcionará aunque será compleja”.
A diferencia de las editoriales más grandes que ocupan importantes y destacados espacios de los pabellones, las editoriales pequeñas y medianas apuestan por los stands colectivos o por distribuidoras. Este año, por ejemplo, gracias a esta última modalidad se suma por primera vez a la feria la editorial Híbrida, un proyecto con menos de un año. “Poder estar en un stand propio aún es imposible debido a los costos, pero nuestros doce títulos estarán en el de Asunto Impreso, nuestro distribuidor. La feria es una enorme vidriera del mundo editorial, tanto para el público en general como para bibliotecas y librerías extranjeras o de provincias; es una gran oportunidad”, dice Sergio Criscolo.
Otra distribuidora que se incorpora por segundo año consecutivo es Blatt & Ríos. “Nos mudamos a una nueva ubicación y duplicamos la superficie del stand. Contamos con más de 15 sellos y nuestra expectativa es darle visibilidad a cada uno de ellos porque se lo merecen, hicieron un trabajo bárbaro este año a pesar de los problemas con el papel y los precios inflacionarios”, señala Francisco Visconti, uno de sus responsables. En una línea similar se ubica Carlos Benitez Gibbons de Punto de Encuentro, quien espera “que haya una enorme afluencia de gente como lo fue el año pasado, pero con una enorme preocupación que comparte todo el sector por la aguda falta de papel”.
Como cuenta Adriana Hidalgo, del sello homónimo que forma parte del stand colectivo Los 7 Logos, la feria es una oportunidad para poder mostrar a “los lectores y libreros, todo el fondo editorial” de editoriales medianas y pequeñas. En su caso de los sellos A.hache y Pípala y además este año presenta el tercer sello de la editorial dedicado pensamiento contemporáneo.
En este sentido, Victor Malumián, de Ediciones Godot y uno de los impulsores de la Feria de Editores, esta feria internacional “tiene la particularidad de ser una de las más grandes de la región en asistencia de público. Un público que en general no conoce el catálogo de las editoriales más pequeñas, por eso para las independientes es interesante hacer foco en su propuesta editorial e intentar sumar nuevas lectoras y lectores. Por eso a pesar de tener todos los indicadores económicos en contra vemos que las editoriales independientes se asocian para compartir gastos y potenciar su difusión”, dice.
Malumián enumera a grandes rasgos los problemas del sector que “conocen todas las autoridades de cualquier signo político y época”: “Una extensión enorme de territorio con una dispersión desigual en el consumo y producción del libro, sin sistemas de distribución. Se habló varias veces de generar nodos de distribución entre las grandes ciudades para que viajen libros junto a otros productos para abaratar costos. Por otro lado un programa de correo que permita el envío de libros solos a un precio subsidiado (con los tiempos de envío y las postas que crea conveniente el correo) pero un programa para que los libros por unidad circulen entre provincias, librerías y lectores. Por último, el IVA y la regulación producción del papel”.
Fuente: Télam S.E.
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