El 9 de abril de 1948 es una fecha que todos los colombianos llevan tatuada en la memoria. Ese día, el líder político Jorge Eliécer Gaitán, representante del partido Liberal y aspirante a la presidencia del país, fue asesinado en Bogotá, a la 1:30 de la tarde.
El presunto asesino fue un sujeto llamado Juan Roa Sierra, un tipo que venía de las clases sociales más bajas y que, al parecer, tenía una fijación con la figura del llamado ‘Caudillo liberal’.
Le puede interesar: Miguel Torres, el escritor que retrató el 9 de abril, a 74 años de la muerte de Gaitán y El Bogotazo
Según documentos oficiales, Gaitán se encontraba ese día en su despacho, en el centro de Bogotá, en compañía de los abogados Plinio Mendoza Neira, Pedro Eliseo Cruz, Alejandro Vallejo y Jorge Padilla. Se dirigieron a almorzar en el café de enfrente, situado en la carrera séptima. Mendoza Neira tomó del brazo a Gaitán y se adelantaron de camino a la puerta de salida del edificio, para cuando llegaron, Roa Sierra ya estaba allí. Disparó cuatro balazos sobre el político y este se desvaneció sobre el suelo. Pocos minutos después, en la Clínica Central, el Caudillo murió mientras se le intentaba efectuar una trasfusión de sangre.
Mientras Gaitán luchaba por su vida, en las calles, la gente agitada se abalanzaba sobre Roa Sierra para matarlo. Pese a que intentó refugiarse en una farmacia, la multitud enardecida lo linchó y arrastraron su cuerpo por toda la carrera séptima hasta las escalinatas del Capitolio Nacional, en donde dejaron su cadáver. Después vino la hecatombe.
Ese día hubo desmanes en la capital de Colombia, robos e incendios, y empezó un enfrentamiento entre simpatizantes del Partido Conservador y el Partido Liberal. La violencia se tomó el país.
Cerca de 500 personas fallecieron ese día, según algunos reportes, pero otras versiones indican que fueron alrededor de 3000. A este trágico suceso se le denominó El Bogotazo.
Desde entonces han pasado 75 años y el país aún intenta reponerse. La literatura, como es natural, no ha sido ajena a este episodio y a lo largo del tiempo han sido varios los escritores y escritoras que han querido retratarlo. Con el ánimo de entender un poco más sobre el trasfondo de lo ocurrido, a continuación recomendamos cuatro novelas que toman como telón de fondo aquel 9 de abril de 1948.
El día del odio, José Antonio Osorio Lizarazo (1952)
Publicada originalmente en Buenos Aires, esta novela del escritor bogotano es, probablemente, una de las más conocidas entre las que se han lanzado en referencia al 9 de abril. Para muchos lectores y críticos es una las obras literarias indispensables para entender la magnitud de este suceso, por su cercanía al mismo, pues apareció recién pasados unos años.
La historia gira en torno a Tránsito, una desventurada mujer y a través de su relato, José Antonio Osorio Lizarazo se adentra en la manera como fue creciendo entre la gente el malestar que estalló en violencia tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.
“El día del odio” fue la primera pieza de la literatura colombiana que recibió la etiqueta de “Novela de la Violencia”, acuñada por el escritor y crítico Hernando Téllez, y que vino a fundar todo un subgénero novelístico que se desarrolló en Colombia entre 1951 y 1975, aproximadamente.
Le puede interesar: El Bogotazo: escuche cómo fueron los últimos minutos de la vida de Gaitán
Cóndores no entierran todos los días, Gustavo Álvarez Gardeazábal (1972)
El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán tuvo hondas repercusiones hasta en los rincones más alejados de Bogotá. Ese día, León María Lozano, liderando un grupo de apenas tres hombres, detuvo en Tuluá, en el departamento del Valle del Cauca, a una horda de liberales borrachos que seguramente iba a masacrar a un grupo de fieles católicos en venganza por la muerte de su líder. Ese día Lozano dejó de ser el anodino vendedor de quesos y se convirtió en el líder de uno de los períodos más sangrientos de la historia política del país. Con el tiempo, se le conoció entre los pueblos como El Cóndor.
En esta novela, llevada al cine en 1984 por el director Francisco Norden, es una de las piezas mejor logradas de la literatura colombiana en el siglo XX y uno de los intentos más lúcidos por retratar lo que fue la violencia de esa época.
Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón, Albalucía Ángel (1975)
Con el tiempo, esta novela se ha convertido en un verdadero hito de la literatura colombiana y uno de los libros más estudiados para entender el origen de la violencia en el país. Con un lenguaje fresco y ágil, Albalucía Ángel construye una historia que relata la vida de una familia de clase media en Bogotá, mientras de manera simultánea revisita el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y El Bogotazo, y la muerte del cura guerrillero Camilo Torres.
Le puede interesar: Una guerra religiosa y la trágica historia de amor entre fusilamientos e iglesias destruidas
Trilogía del 9 de abril, Miguel Torres (2019)
El primero de los tres libros, titulado “El crimen del siglo”, apareció en 2006. En él, Miguel Torres se adentra en la vida Juan Roa Sierra y a través de la ficción intenta descifrarlo. Descrito como un sujeto de lo más insignificante, apocado, alejado de su familia, Roa Sierra tiene una fijación peculiar con las figuras de poder y cree que su misión en el mundo es llegar a reencarnar las grandes proezas de hombres como el general Francisco de Paula Santander; de ahí su atracción por Jorge Eliécer Gaitán, que empezó como idolatría y terminó convirtiéndose en repulsión.
La segunda novela de la trilogía es “El incendio de abril”, en donde el autor le da rienda suelta a una serie de voces para describir lo sucedido tras el asesinato de Gaitán. Ahí hablan el zapatero, la enfermera, el policía, y la última de esas voces, la de una mujer que encuentra a un niño perdido en medio de los incendios mientras busca a su esposo, es la que le da paso al último libro.
Es con “La invención del pasado” que Miguel Torres le da cierre a la Trilogía del 9 de abril. Al interior de estas páginas, el escritor bogotano recupera la historia de esta mujer y el niño, y nos narra la Bogotá de los años de la dictadura, en donde todavía quedan rezagos de El Bogotazo. La historia es narrada por Henry Barbusse, el niño al que Ana Barbusse encuentra desamparado en un callejón aquella noche del 9 de abril, y a través de él conocemos las vidas de su madre, de Martina y Juan Pablo, de la abuela de ellos y los amigos que con los años van apareciendo.
Seguir leyendo:
El Bogotazo: escuche cómo fueron los últimos minutos de la vida de Gaitán