La más reciente novela de la escritora mexicana Alma Delia Murillo viene dando de qué hablar, abriéndose paso entre los lectores y convirtiéndose en un referente literario del panorama actual de las letras de ese país.
Tras haber publicado sus “Cuentos de maldad (y uno que otro maldito)”, de la mano de la filial mexicana del grupo Penguin Random House, a través de su sello Alfaguara, la autora de títulos como “El niño que fuimos” y “Las noches habitadas”, regresó a la novela con una historia sobre la búsqueda del padre.
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En “La cabeza de mi padre”, la autora sitúa a los lectores en 2016, cuando la narradora de la historia está a punto de iniciar un proceso de adopción como madre soltera. Sabe que es difícil que le den la custodia de un niño si ella está sola; la figura de un padre se le hace necesaria. A raíz de ello, un sueño comienza a ser recurrente: su propio padre va a morir.
A sus 40 años de edad, con nada más que una fotografía vieja en el bolsillo, emprende un viaje desde Ciudad de México hasta Michoacán con el propósito de encontrar a su padre antes de que sea demasiado tarde.
Como una suerte de guiño a “Pedro Páramo”, la autora lleva a su protagonista a recorrer parajes insospechados, en la búsqueda de ese padre que, quizá, ya esté muerto. Durante el recorrido, reconstruirá las alegrías, las ausencias, los amores y los accidentes del pasado.
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“Era más fácil asumir que el destino había sido maldito dejándonos sin padre a revelar que el maldito era mi padre que nos abandonaba. Calma. Que no es así, no tan simple. Pero cómo negar que en este país, casi la mitad de los hogares viven sin el papá que un día fue por cigarros y no volvió. Millones de mexicanos y de mexicanas crecimos así. ¿Cuántos serán como yo hijos de aquel padre “refinado”?” - (Fragmento, “La cabeza de mi padre”, de Alma Delia Murillo).
Entre siete hermanos y una madre que trabaja todo el tiempo, la vida de infancia retorna a medida que avanza en su camino. Las memorias, como sus propios pasos, no se detienen hasta encontrar lo que ha ido a buscar. Conforme las páginas avanzan, tanto quien narra como quien lee, reflexionan en torno a temas como la biografía, la historia de un país y la sociedad que surge a merced de los padres que abandonan y las mujeres que cuestionan.
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“Mi padre va a morir. Empecé a ver el presagio por todos lados, a convencerme de que tenía que hacer algo […] Entonces hice lo que suelo hacer para controlar el pánico: me senté a escribir.” En una carta, más adelante, apunta: Papá, ¿te digo papá o te digo padre o te llamo por tu nombre? […] Voy a cumplir cuarenta años, y es la primera vez que escribo este vocativo […] ¿Quién eres? ¿Cómo fue tu vida? ¿Cómo es ahora? ¿Qué te gusta comer? ¿Cantas? ¿Te gusta el café tan caliente como a mis hermanos y a mí? […] ¿Eres como nosotros? […] Soy tu hija menor. Y escribo, o eso pretendo. Tal vez tu ausencia me dio la primera palabra de todas las historias que quiero contar” - (Fragmento, “La cabeza de mi padre”, de Alma Delia Murillo.
La de “La cabeza de mi padre” es una historia dolorosa sobre la introspección, la reflexión y la aceptación del pasado, escrita desde la entraña, desde donde sólo se puede transitar el camino hacia el origen. Tras muchas peripecias y búsquedas, la narradora consigue reconciliarse consigo misma y los días que se han ido.
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