Fue en 2018 cuando los lectores en Colombia conocieron el nombre del escritor Jesús Manuel Paternina. En aquel año el autor fue finalista del Premio Distrital de Cuento Ciudad de Bogotá - Idartes y ganó el X Concurso Nacional de Crónica de la Universidad Externado de Colombia. Un año después, recibió una mención de honor en el XXXII Concurso Nacional de Cuento de esta misma institución.
Ingeniero de profesión, sus primeros acercamientos con la literatura empezaron desde muy joven, incluso un niño, y más que con la literatura, con las historias.
En conversación con Leamos, el colombiano se recuerda a sí mismo viendo la película ‘El Imperio del Sol’, de Steven Spielberg, sintiendo como suyas las angustias del protagonista, su recorrido. “Todavía veo la película y acordarme de esa sensación me eriza la piel”, dijo.
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En su juventud se acercó más a la música que a la literatura en sí. Paternina se declara un melómano intenso. Intentó cantar, pero no ha pasado de ser un aficionado. “En esos momentos no lo intuí, pero creo que varios aspectos de la música terminaron calando en mí; el ritmo de las líricas, los significados emocionales, las ambigüedades”, reflexionó el autor. “Creo que esto me permitió explorar cierta sensibilidad”.
Su primer encuentro serio con las letras se dio cuando leyó por vez primera “Cien años de soledad”. Ahí todo se enfiló. “Fue una epifanía porque lo que leí era muy parecido a mi entorno familiar, de la Costa Atlántica, entonces, la cercanía con esa idiosincrasia desde otras aristas me iluminó y me hizo tratar de estimular en otros lo que yo sentí”, destacó Paternina.
En 2020, publicó la novela “Cenizas de costa verde”, de la mano del sello Resplandor Editorial. En ella, el autor relata la odisea de una familia que emigra a Bogotá en busca de una vida mejor, y termina topándose de frente con el desencanto y la pérdida. Sobre este libro, el también escritor colombiano, Óscar Godoy Barbosa, comentó en su momento que el acierto de Paternina estuvo en darle vida a una serie de personajes vigorosos, y en la forma como consiguió recrear atmósferas cautivantes en una historia en la que, “detrás del dolor y la tristeza, asoma una luz de esperanza”.
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Con esta novela, el autor comenzó a abrirse camino en la literatura colombiana. Bastaron un par de años y una pandemia para que los lectores vieran publicado su segundo trabajo de ficción, esta vez una colección de relatos, que rescata esa voz suya de los inicios.
Editado por el sello Calixta Editores, al interior de las páginas de “Los diletantes”, los lectores se encontrarán con relatos que exploran la manera en que las emociones son movidas por las más particulares aficiones, la fascinación por un vórtice con matices de crucifixión, un sombrero vueltiao que representa la muerte, entre otras cosas.
Las historias de “Los diletantes”, apunta la editorial, inquietan por el contraste entre la idiosincrasia y la universalidad de la condición humana. Lo fantástico, místico, macabro y cotidiano confluyen en este libro que, además, procura avivar las más recónditas incertidumbres.
Son en total 16 relatos que Jesús Manuel Paternina fue escribiendo con el paso de los años, reuniéndolos todos con el ánimo de tener un libro más adelante. La oportunidad se le presentó en 2021, cuando se presentó al concurso de Libro de cuentos, de Idartes (Instituto Distrital de las Artes) y terminó llegando a la final.
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El título del libro no corresponde a uno de los relatos en su interior, vale la pena aclarar. Como bien explica el autor, no quiso darle la responsabilidad del título a un único relato, de manera que rastreó aquello que los definiera a todos, el espíritu en común. “(...) eran historias de personas que amaban algún oficio y que, independiente de las circunstancias, eran sinceros con ese quehacer y continuaban adelante sin importar la poca o nula retribución”, comentó Paternina.
“Cuando regreses vamos a hacer la marimba de chonta que tanto me has pedido, le dijo el abuelo antes de verlo partir a pescar con su padre en la madrugada. Los ojos entrecerrados del niño se iluminaron y un caudal de felicidad se regó por todo su rostro. Su padre siempre lo tenía que apurar, pero en ese amanecer, el paso del hombre se doblegaba ante el ligero trote del niño. El camino se hizo más corto y las redes más ligeras para el pequeño Madi. Al llegar, notaron que la gran canoa de chanul que estaba apostada a la orilla del río pesaba más que de costumbre. Tuvieron que hacer un gran esfuerzo para empujarla hacia las profundidades. Madi saltó adentro y esperó sentado en un extremo. Su padre se impulsó desde el fondo del río y, ladeando un poco la canoa, se alzó al borde dejándose caer adentro. Se ubicó al otro extremo con la espalda hacia el niño. El padre remaba con ambos brazos y Madi guiaba escuchando en su cabeza las notas de la marimba que construiría con su abuelo. El cielo empezaba a clarear y en las aguas tibias se empezaba a sentir el vaivén de los peces. Después de algunas horas, cuando una buena cantidad de sábalos y barbudos se acumulaban en un rincón de la canoa, el padre de Madi lo tomó por el brazo y señaló a una bandada de pájaros que pasaba cerca, encima de las palmas verdes de la ribera. Esas oropéndolas son presagios de desgracia, le dijo. Madi giró su cabeza para verlas, pero fueron más rápidas que él. Solo percibió su reflejo multicolor. Regresaron a la orilla y con unas fibras de cañamazo amarraron los peces para cargarlos sobre sus hombros. El hombre aprovechó la euforia del niño para ponerle más pescados que los que llevaba siempre. Madi no lo notó. Emprendieron la marcha de regreso y el cansancio del niño se disipaba ante el recuerdo de las palabras de su abuelo” - (Fragmento, ‘La marimba de Chonta’, en “Los diletantes”, de Jesús Manuel Paternina).
En “Los diletantes” la experimentación con la forma es algo que los lectores podrán apreciar. Varios relatos llaman la atención por la manera en que han sido escritos, no tanto por lo que cuentan. En eso, Paternina es incisivo. “En general trato de hacer un homenaje a este género que nos ha dado tanto y nos permite tantas posibilidades”, señala.
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