Las dramáticas advertencias de Carlos Pagni sobre el Conurbano que convierten su primer libro en un fenómeno de ventas

El historiador y periodista acaba de publicar “El Nudo” con una tirada poco común: 10.000 ejemplares. En una obra que le llevó más de cinco años de trabajo intenta responder “por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina”.

Pagni, uno de los periodistas más influyentes de la Argentina, acaba de publicar su primer libro, en el que apela también a su formación como editor.

Hace una semana llegó a las librerías El Nudo. Por qué el conurbano bonaerense modela la política argentina, el primer libro de Carlos Pagni. Es, sin duda, uno de los lanzamientos editoriales del año. No sólo por la expectativa que había generado su postergada salida y por la relevancia de su autor. Para darse cuenta basta mirar algunas de las características de su lanzamiento.

La edición es de 10.000 ejemplares, una cifra infrecuente para estos tiempos de un mercado magro. Fue distribuido en la tercera semana del mes, fuera del servicio de novedades habituales que se realiza en el primer día hábil. Acaba de cumplir una semana en las librerías y ya trepó hasta el primer lugar del ranking de los más vendidos de la cadena más grande del país sin importar que no es un libro breve (tiene casi 800 páginas) ni especialmente barato ($8.900).

Desde la primera página, el texto nos plantea su hipótesis central: a partir de la crisis del 2001 la pobreza emergió como fenómeno sistémico. Y que “a partir de esa tormenta el conurbano despertó un interés desconocido”. El autor presenta al conurbano como verdadero rector de la vida pública del país; también como amenaza o al menos como recordatorio de la fragilidad del sistema, de su precariedad. Pagni elige una caracterización contundente. Dice que el conurbano es una catástrofe cá.

El conurbano es una región compleja. Hasta se hace complicado definirlo, demarcarlo. Pero Pagni hace algo poco frecuente en la actualidad. Se ha hecho costumbre esquivar análisis y facilitar respuestas de ocasión, tranquilizadoras y convenientes, bajo la fórmula: “Es complejo”. Lo que hace Pagni es asumir la complejidad, abordarla, internarse en ella e intentar desenredarla, desentrañarla.

El resultado, por momentos, es un texto farragoso en citas, datos, teorías y números. Eso puede hacer que la lectura sea más trabajosa en algunos capítulos –los de la primera mitad-, pero esos alimentan de manera indispensable el razonamiento, los argumentos del autor que no se permite ninguna definición arbitraria y ningún non-sequitur.

Esa metodología permite que el libro esté repleto de definiciones contundentes, conclusiones que en un tuit o en un titular causarían un enorme impacto y que serían desmerecidas por aquellos que se sienten perjudicados (o en realidad, señalados), pero que acá se leen como consecuencia natural de lo expuesto en las páginas anteriores. Son frases que, tal vez, Pagni ni siquiera se permita en sus columnas –televisivas o gráficas- por falta de espacio para solventarlas debidamente y que con mayor difusión, provocarían polémicas estériles, tergiversaciones y apropiaciones mezquinas. El libro entonces funciona como espacio de libertad, como ámbito para poder argumentar largamente.

Entre otras cosas afirma: “(…) Se juega un drama de larga duración. Un sistema económico que, convertido en una fábrica de pobres, degrada la política con la tentación cortoplacista el clientelismo”. Y esa afirmación, el conurbano como fábrica de pobres, será repetida y demostrada en varios pasajes del texto.

El libro, en especial en esa primera parte, recurre a fuentes variadas, muy heterogéneas. De tesis académicas a cuentas de Twitter, de historiadores clásicos a Capussotto o Washington Cucurto, de informes estadísticos a conversaciones del autor con religiosos que viven cotidianamente en un villa.

El columnista político más conocido, más prestigioso y más influyente podría haber despachado un libro instantáneo, perezoso, lleno de información clasificada, charlas en off, chismes y conclusiones automáticas. Podría haber ido tras el impacto. Podría haber replicado esos best-sellers apabullantes desde lo comercial de la década del noventa, que integraron Espejo de la Argentina, la misma colección en la que aparece El Nudo. Reeditar la fórmula de Robo para la Corona o de Hacer la Corte. Pero Pagni elige el camino más difícil. Un trabajo amplio, profundo y complejo que le llevó más de un lustro de trabajo. Esto termina explicando las afirmaciones del inicio de este párrafo. Por ese modo de trabajar es el columnista político más conocido, más prestigioso y más influyente.

El Pacto de Olivos, uno de todos los temas que sobrevuela Pagni, que no se ahorra una historia lateral: ¿Alfonsín contempló el suicidio en caso de que Menem lo traicionara? Foto NA: archivo/Presidencia

En la introducción Pagni dice que este puede ser dos libros a la vez. La primera sección, los ocho capítulos iniciales, que ocupan poco más de la mitad del libro. Allí se van alternando capítulos. En los pares los grandes temas -los enormes problemas- del conurbano: su definición y extensión, la pobreza, las villas y el clientelismo.

Allí se nutre de estadísticas, informes, papers, charlas con referentes y hasta estudios de campo (una mención especial y personal para dos de sus fuentes, dos de las personas más admirables con las que me crucé: Cecilia Lee y Coco Romanín de Villa Itatí). La mirada es impiadosa, el diagnóstico, muy preocupante. No hay morigeraciones ni autoengaños.

En los capítulos impares, los antecedentes, tres momentos históricos relevantes de la relación entre el conurbano y el gobierno central o el país. La federalización de la Ciudad de Buenos Aires, Manuel Fresco y su movilización de 1935, y el 17 de octubre. Allí aparece otra faceta del autor, la de sus orígenes profesionales. El historiador despliega bibliografía, hechos e interpretaciones. Gerchunoff, Félix Luna, Halperín Donghi, Torre y decenas de historiadores de diversas escuelas y orientación política entran en juego y se entrecruzan.

En los apartados a las cuestiones profundas y estructurales, mezcla teoría, análisis y casuística. Conecta cada fenómeno como partes indispensables de ese sistema desmoronado.

Cada crisis económica (cada terremoto) cinceló para peor al conurbano. Degradó a sus habitantes, desmejoró sus condiciones de vida, los hizo bajar un nivel que luego nunca pudo volver a subir. El autor lo explicita: “Sin analizar ese deterioro en cámara lenta, es imposible entender el drama más doloroso del conurbano: la existencia de una infinidad de personas que viven en condiciones inhumanas”.

La cifra de muertes en la inundación de La Plata de 2013, otro de los tantos temas que problematiza Pagni en su libro. (Charly Díaz Azcué)

Presenta al conurbano como un esquema irracional, caótico, sin ninguna organización. La dificultad para categorizarlo, para describirlo y hasta para delinearlo, hace que para la gran mayoría de la clase dirigente sea imposible pensarlo.

Una de las causas (y hasta de las consecuencias) de esa imposibilidad es la ausencia de datos confiables: “Las estadísticas son defectuosas. Los datos se han cargado con negligencia deliberada, sobre todo para disimular las gravísimas fallas del aparato de seguridad”. Las estadísticas se amañan para no revelar la verdad. El ejemplo que describe con precisión es el de las muertes que se ocultaron tras las inundaciones en La Plata y, macabramente, se hizo coincidir el número final con el de la Tragedia de Once.

En esa descripción que incluye herramientas de la urbanística, de la política, de la sociología y de la historia, incorpora un elemento que suele no tenerse en cuenta: el miedo. “El conurbano es una de las regiones del país en las que esta función principal, y si se quiere última, de la democracia, conjurar el miedo, se vuelve esquiva. (…) La amenaza es parte del ambiente”, escribe al hablar de la inseguridad y del clima ominoso imperante. Hay también espacio para hablar de cómo los punteros ocuparon el lugar del sindicalismo, de la proliferación de la droga, de las relaciones de los dos partidos predominantes con las barras bravas.

El capítulo 9, el último, el cuarto de la serie histórica, es el libro dentro del libro. Son más de 370 páginas en las que el título (La conurbanización de la política. La Argentina de nuevo en el callejón. 2001-2023) promete narrar los sucesos desde el 2001 hasta la actualidad pero es mucho más que eso.

El convento en el que José López arrojó bolsos con dinero sirve de escenario para una de las historias que cuenta "El nudo".

Porque para contarnos a Duhalde, retoma camino hasta los tiempos de las elecciones legislativas del 87 y el fin de la Primavera Alfonsinista. De ahí en adelante pasan los últimos 35 años de historia argentina delante de nuestros ojos. Nos muestra la trastienda de las decisiones, las pujas, las extorsiones, las componendas.

Acá, en este último tramo, casi en esta segunda mitad, el tono y el ritmo son otros. Por momentos parece un thriller, trepidante. Hay agachadas, traiciones, sobornados, caídos, deprimidos, ganadores casuales, perdedores inesperados que hasta hacía poco parecían imparables. Acá aparece el Pagni de sus columnas periodísticas.

Información cruzada, datos desconocidos, conexiones, nombres propios, varias maldades que provocan una carcajada (como cuando cuenta que Cristina Kirchner le habría mandado a De Vido a preguntar a Alma, la superiora del convento en el que López jugó al lanzamiento de bolsos, si Néstor había ido al cielo o al infierno). Y también, por supuesto, el de los remates, el que termina los párrafos con una definición contundente, con un latiguillo, un chiste o un aforismo de un sarcasmo demoledor.

Hay, también, grandes historias laterales, paréntesis abiertos que muestran trayectorias súbitas como las de Caselli, las negociaciones por el Pacto de Olivos, Alfonsín considerando pegarse un tiro si es traicionado por Menem, los gobernadores escapando de Rodríguez Saa amontonados y a upa en un helicóptero, un retrato de la UCR y sus dificultades para gerenciar el poder, los métodos extorsivos del PJ, venganzas de Néstor Kirchner, Boudou aprovechando la muerte de su jefe para apoderarse del negocio de hacer los billetes, Cristina y su manera de tomar decisiones, la negativa de Macri a presentarse en el 2003, pequeñas escenas con grandes consecuencias que presenció en virtud de su labor como periodista en Ámbito Financiero, trastiendas de (des)arreglos electorales y muchísimas extraordinarias historias más.

Tulio Halperín Donghi, parte de la formación historiográfica de Pagni.

Pero volvamos a esos dos libros de los que habla el autor en la introducción. Tal vez sean más, tal vez en estas casi ochocientas páginas haya cuatro libros distintos. El primero sería el del historiador, el que se detiene en los momentos de quiebre en la relación Nación-conurbano, recordando siempre la posición profética de Leandro Alem sobre las consecuencias que tendría descabezar a Buenos Aires.

El segundo, el que estudia los problemas estructurales del conurbano y de la relación de los políticos con el territorio y su gente; y cómo el cambio se produjo cuando el público a seducir, el electorado, no es ya la clase obrera sino millones de pobres.

El tercero es el raid que narra los últimos 35 años de rosca política, que muestra cómo el manejo de esa región de la Provincia de Buenos Aires se convirtió en indispensable para poder liderar el país, algo de lo que parece ser Duhalde el precursor y los Kirchner quienes mejor lo decodificaron. La rosca, por definición, contiene chismes. Y acá hay decenas imperdibles que dejan al lector en una frontera entre la risa (nerviosa), la perplejidad y la lágrima.

El cuarto son las notas al pie de la segunda mitad (en la primera funcionan de manera clásica: citas bibliográficas y fuentes). Reunidas en un volumen aparte configurarían una descripción de las diferentes tipologías dentro de la política nacional, un catálogo de una fauna compuesta por malandras, pícaros, impunes, tahúres, ambiciosos y amorales. Ese hipotético compilado podría titularse Manual de Zoología Bonaerense (y Nacional).

En su análisis de los hechos de diciembre de 2001, Pagni no se muestra tan convencido de que todo haya ocurrido por instigación de los intendentes del conurbano como muchos sostienen. Es más: describe a algunos de esos hombres duros preocupados y con lágrimas en los ojos ante la llegada de la noche, la oscuridad y el poco dominio que tenían en ese momento de las calles.

La crisis de 2001 reconfiguró no sólo el sistema productivo en el Conurbano, sino también su tejido social.

Dice que la presunción de que alguien haya decidido encender la hoguera para después apagarla más que expresar una verdad, da una versión tranquilizadora, que serena al que la pronuncia en voz alta ya que reconocer que la posibilidad de que los hechos se desmadren sin que nadie ponga orden es muy perturbadora.

Pagni explica que otra de las consecuencias del 2001 que mantiene una perfecta vigencia hasta la actualidad es que “buena parte de la gestión económica está modelada por el temor a una explosión de descontento, a algo parecido a un estallido. Ese fantasma es el límite de hierro con el que se encuentra cualquier empresa modernizante”.

Remarca que en las elecciones legislativas previas a la explosión del 2001 hubo muy baja participación ciudadana con récord de votos en blanco e impugnados deliberadamente. Una desconfianza en la clase política sumada a la crisis económica. Con cierta cautela y hasta elegancia para evitar el subrayado, recuerda que las últimas elecciones legislativas mostraron el porcentaje más bajo de concurrentes desde el regreso a la democracia, además de la crisis de representación en el gobierno nacional y los magros datos económicos. Recurre a Halperín Donghi y lo parafrasea cuando habla de Argentina en el callejón.

Las columnas tanto gráficas como televisivas son una marca registrada de Carlos Pagni.

Una de las revelaciones del texto es que el lector descubre que más allá de plataformas, think tanks, grandes aportes de dinero, ambiciones, intereses millonarios, planes de años y costosos consultores extranjeros, muchas veces los grandes movimientos de la política se generan por cuestiones personales, ataques de celos, pequeñas mezquindades y golpes de azar.

Cada episodio menor que involucra asuntos de ego o cada negociación nimia que pudo haberse resuelto de otra manera, abren la puerta a una ucronía. A un plano hipotético en el que los hechos pudieron haber ocurrido de otra manera. La falta de previsibilidad, de políticas a largo plazo, de seguridad jurídica nos convierte en la tierra de las ucronías infinitas, de lo incierto.

(Una digresión, un spoiler o tal vez un dato que desvele a los usuarios de Twitter que suelen ver y comentar su programa de los lunes a la noche: la pareja Arribas-Majdalani recién aparece en la página 602 y como protagonistas de una nota al pie).

Lo otro que sorprende en ese recorrido es cómo la mayoría de los personajes centrales de estos 35 años pasaron de un partido a otro, se alinearon detrás de algún líder al que después enfrentaron al que luego volvieron a asociarse. (Massa es un ejemplo: candidato testimonial con Néstor Kirchner, fue el que derrotó a Cristina en las siguientes legislativas, luego se presentó con su propio partido para Presidente, para terminar siendo una pieza importante en el frente oficialista en las últimas presidenciales). Los políticos se reagrupan, se dividen, se mueven, se juran fidelidad, se traicionan sólo con el poder como eje. No hay convicciones ni vocación de servicio hacia el electorado. La única fidelidad, casi fatal, casi automática, es hacia el poder que los atrae inevitablemente, por una ley física: los imanta. Y esa compulsión les permite justificar cualquier voltereta por ridícula que resulte.

El Nudo es un trabajo que habla directamente de nuestro tiempo aunque parece haber sido escrito en otra época por su minuciosidad. Si es leído va a generar réplicas y algunas polémicas. Lo peor que podrían hacer sus detractores es atacar párrafos sacándolos de contexto. Conseguirían atención mediática pero terminarían haciendo el ridículo. Como los buenos libros, más allá de su ambición y de su exhaustividad, no tiene la vocación de cerrar el tema sino que abre nuevas líneas para discutir y pensar.

El Nudo es una empresa que tiene parecido a su tema. Con el conurbano comparte la desmesura.

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