El éxito ha acompañado a Eva García Sáenz de Urturi y a su inspector Kraken, aunque la escritora no ignora que la sensibilidad de los lectores y de la sociedad puede mutar en el futuro: “Si dentro de cien años se revisasen mis novelas creo que no me molestaría”, asegura a EFE por el estreno de su nueva entrega, El ángel de la ciudad.
“Si hay novelas con un sesgo muy racista, por ejemplo, que antes estaba normalizado y ahora puede herir nuestra sensibilidad o demás, no sé... Yo me planteo como autora que dentro de cien años, si se revisasen mis novelas, creo que no me molestaría, aunque estuviese muerta”, augura desde Venecia, donde ambienta su último libro.
García Sáenz de Urturi (Vitoria, 1972) regresa hoy a las librerías con El ángel de la ciudad (Planeta), la quinta entrega de la saga del investigador Kraken con la que ha enganchado a tres millones de lectores y que ha acumulado un centenar de ediciones en medio mundo.
El éxito de este universo de thriller es incuestionable, pero la autora sabe que su apreciación puede cambiar en el futuro, dado que la tolerancia de las sociedades varía, como demuestra la reciente reedición de los clásicos de Agatha Christie.
En este sentido, recalca “sinceramente” que “siempre dejaría la versión original” de las obras pero tampoco desdeña el revisionismo en caso de que estas hayan “envejecido mal”, también las suyas.
“Creo que sería un buen signo de los tiempos, que la sensibilidad de la sociedad hubiese cambiado y que mis novelas hubiesen envejecido mal, sería bueno porque significaría que la sociedad sí que ha avanzado en sensibilidades, no lo veo mal”, responde a lo que, vaticina entre risas, será “la pregunta de este año”.
Aunque, por ahora, prefiere escribir según su propia sensibilidad: “Si tuviese en cuenta a toda esta marabunta de ofendiditos... Yo creo que tampoco debemos llegar a tal autocensura”, defiende.
De este modo, tras casi dos años de trabajo, la escritora, Premio Planeta por Aquitania (2020), ha publicado la quinta entrega del “Universo Kraken” que comenzó con El silencio de la ciudad blanca (2016) y enredó a millones de lectores en España y Latinoamérica.
La ciudad del ángel transcurre a caballo entre Vitoria y Venecia para seguir revelando el doloroso pasado de este famoso investigador con apodo de monstruo marino, pero, poco a poco, con el misterio de la bruma que oculta los canales en las madrugadas de invierno.
Las historias de Unai “Kraken” y de su huidiza madre Ítaca se entrelazarán con tres décadas de distancia, en medio de un mundo de contrabando artístico, palacios que arden y de leyendas de brujas y demonios que parecen recobrar visos de realidad.
Se trata de un libro muy esperado por su legión de seguidores, los “krakenianos”, pero también por el mercado, lo cual le genera cierta “presión”, reconoce vehementemente, en un hotel con la entrada del Gran Canal de fondo.
“Los lectores ya estaban preguntando estos últimos meses cuándo saldría ‘Kraken 6′. Esperad a que salga ‘Kraken 5′, compradlo, leedlo y después preguntadme por el siguiente. Pero ya te están preguntando por el siguiente libro del siguiente”, se desahoga.
No obstante, la presión proviene también de la propia industria editorial ya que su anterior obra, El Libro Negro de las Horas fue la más vendida en 2022 en España. Y eso naturalmente conlleva una responsabilidad.
“Todo está construido en base a que unos cuantos libros gracias a lo que se venden se puedan publicar muchos más autores y muchos más libros que tal vez no se vendan tanto. Es decir, unos muy pocos soportamos toda la presión de la cifra de venta para que la industria editorial española siga adelante”, sostiene.
Sáenz de Urturi asegura ser “muy consciente” de que de la calidad de lo que escriba “dependen muchas familias, de los editores, los transportistas o de los libreros”.
Pero esta óptica convertida en reputada escritora se lo toma de “forma profesional” porque escribir, sin más adornos, es su “trabajo”. De hecho reconoce que siempre le molestó cuando, en un momento de bajón creativo, le aconsejan esperar a la inspiración.
“Si escribir fuera a golpe de inspiración quizá tardaría 22 años, como Marguerite Yourcenar con Memorias de Adriano (1951). No puedo permitirme el lujo de tardar 22 años esperando solo los días de inspiración”, reivindica.
Detrás de esta confesión hay una filípica contra la visión romántica del escritor iluminado por las musas que, a su parecer, perjudica a la propia profesión del literato, que requiere en todo caso una rutina frente al escritorio.
“Esa visión romántica hace muchísimo daño y sesga muchísimas carreras (...) Hay muchos buenos y buenas novelistas buenos que nunca llegaremos a leer porque están empapados de toda esa mística del talento, la musa y la inspiración y no de tomarse esta profesión como algo profesional”, avisa.
Seguramente no será su caso porque en cuanto termine la promoción de El ángel de la ciudad promete ponerse manos a la obra que la próxima entrega de Kraken. Sus fanáticos pueden estar seguros.
Fuente: EFE
Seguir leyendo: