Marcos Chicot es a la antigua Grecia lo que Santiago Posteguillo es a Roma, ha dicho un lector. Tras el éxito de “El asesinato de Sócrates”, el autor finalista del Premio Planeta en 2016, regresó con todo en 2020, con la publicación de su novela “El asesinato de Platón”, que traslada a los lectores, una vez más, a los años más apasionantes de la Antigua Grecia.
De la mano de Chicot, los lectores asisten al encuentro con Altea, una joven ateniense, una de las discípulas más brillantes de Platón, el gran filósofo. Desconoce ella que convive a diario con su peor enemigo, que comparte casa con él. Tanto ella como el bebé en camino se encuentran en gran peligro. Platón, entretanto, maestro y amigo suyo, arriesga la vida para intentar cumplir su gran anhelo, que haya un gobierno en el que impere la justicia en lugar de la corrupción, en donde sea la razón la que se imponga ante la retórica vacía de los demagogos. En últimas, un gobierno ideal.
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“Platón era amigo de su padre desde los tiempos de Sócrates, la había visto nacer y durante su infancia había sido para ella como un tío de carácter sobrio, a la vez amable y un tanto torpe con los niños. En la adolescencia habían tenido menos trato, pero aquello había cambiado hacía seis años con la muerte de su madre. Casandra había sido para ella el centro de su vida y su marcha la dejó completamente perdida. En aquel momento Calipo todavía no era su marido, su hermano Eurímaco se encontraba de expedición con el 40 ejército y Perseo estaba tan afectado que no se daba cuenta de que su hija se estaba hundiendo. El único que supo llegar hasta ella y encontrar el modo de ayudarla fue Platón, y desde entonces ella había acudido a la Academia prácticamente a diario” - (Fragmento, “El asesinato de Platón”, de Marcos Chicot).
En este gobierno ideal que anhela Platón, la paz prevalece sobre los pueblos y las mujeres ocupan altos mandos, capaces, incluso, de gobernar. Como telón de fondo, una nueva potencia surge, liderada por el general Epaminondas, quien es uno de los mayores estrategas militares de su tiempo. A causa de él, la supervivencia de los habitantes de Esparta y Atenas correrá gran riesgo. La manera en que concibe el orden social no es el ideal, al contrario del que sueña Platón.
Tensión, intriga, romance y suspenso acogen esta trama que puebla las páginas de “El asesinato de Platón”, cerca de 1000 en su versión trade, publicada por el grupo Planeta.
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En esta novela, el autor recrea con buen tino el ambiente más vívido de la Grecia Clásica y varias de las ideas, revolucionarias en su tiempo, de Platón, el filósofo más influyente en la historia de la humanidad.
El 90% de lo que acontece en este libro, para deleite del lector que se regocija con las buenas piezas de la narrativa histórica, sucedió realmente. Sus personajes, muchos de ellos, también basados en personas reales. La pregunta que surge, con el correr de las páginas, es si todo lo que narra el autor ocurrió tal cual. La incertidumbre queda durante toda la lectura y de eso se trata, desde luego, pues es una novela.
En el libro hay, por supuesto, una buena cantidad de referencias a la filosofía clásica, que dentro de la trama se manifiesta como catarsis de los personajes, quienes eligen el camino de la virtud y buscan acercarse a la idea del bien. Platón brinda las herramientas, las palabras necesarias para una transmutación de la sociedad, pero en frente tiene un gran rival. Como una representación de la lucha entre la razón y el salvajismo, así es el enfrentamiento entre el filósofo y el general.
Entre los varios temas que aborda Chicot en “El asesinato de Platón”, uno de los que más resalta es el asunto de la lógica esclavista. Los personajes con los que se le relaciona directamente, si bien conservan, o por lo menos se esmeran en hacerlo, su identidad, están expuestos a traicionar sus orígenes, presas de sí mismos, de sus frustraciones, de su sufrimiento.
Esto consigue que el personaje de Altea, vital en esta novela, que evoca todo aquello que es ideal en una sociedad, construida de tal manera que la lógica platónica se manifiesta en sus pensamientos, emociones y acciones, sienta náuseas por el poder, que favorece a los amos y oprime a los esclavos. En últimas, le permite ser consciente de que el poder mal dirigido desequilibra la balanza. “(…) las acciones injustas degradan la unidad del alma, corrompen su orden, y hacen que todo individuo pase de ser dueño de sí a esclavo de sí mismo”, reza una de las líneas de la novela.
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Marcos Chicot tardó cuatro años en concebir “El asesinato de Platón”. El primer año y medio lo dedicó a documentarse, y el resto del tiempo lo uso para darle forma a la trama, construir los personajes, dotar de intensidad el estilo narrativo. Pasaba 16 horas diarias, de lunes a domingo, trabajando en la novela.
“El libro te puede dar tres placeres: intriga, emoción y aprendizaje. Tiene que haber dosis muy altas de intriga, emoción y luego es una novela de personajes, de historias de lealtad y traición. Quiero que los lectores esto lo experimenten como una vivencia, no como una lectura”, señaló en una entrevista con El Confidencial, en 2020.
Chicot es licenciado en Psicología Clínica, Psicología Laboral y Económicas. Como escritor, ha publicado los libros “El asesinato de Pitágoras”, “La Hermandad”, “Diario de Gordon”, “El asesinato de Sócrates” (finalista del Premio Planeta en 2016), y “El asesinato de Platón”.
A lo largo de su carrera literaria ha ganado también el Premio de Novela Francisco Umbral, el Premio Rotary Internacional de Novela, y el Premio per la Cultura Mediterranea 2015 a la mejor novela publicada en Italia con “El asesinato de Pitágoras”. Por este mismo título, la ciudad de Crotona le otorgó la distinción Encomio Solenne. Chicot pertenece a la organización Mensa, y dona el 10% de lo que obtiene con sus novelas a organizaciones de ayuda a personas con discapacidad.
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