Amalia Quiroga es la protagonista de la novela más reciente de Carlos Fidalgo, el escritor español conocido por su novela “Stuka”, publicada en 2020, con la que obtuvo relativo éxito entre los lectores españoles. Ahora, con “El baile del fuego”, pretende estremecer a más de uno.
Son cerca de 300 páginas las que componen este nuevo trabajo de ficción de Fidalgo en el que cuenta la historia de Amalia, quien interpreta un fragmento de ‘El amor brujo’ en un piano de cola, mientras se encuentra en el Club Lyceum, en un sitio conocido como la Casa de las Siete Chimeneas.
Vicente Yebra es un aspirante a fotorreportero cuya ética no es precisamente la más intachable. Él nunca ha visto a una mujer tocando el piano ni a nadie tocando pieza alguna con semejante entusiasmo, pero cuando la ve a Amalia, a punto de asistir a un recital de Lorca, queda flechado.
Entre los dos surgirá una turbulenta pasión y producto de ello será la historia de amor que los lectores encontrarán al interior de estas páginas.
La trama de “El baile del fuego” carga consigo la intriga en cada pasaje. De prosa vertiginosa, esta novela, que surge a partir de un repentino beso, ubica al lector ante el suspenso, en un escenario que se desarrolla en tiempos de la guerra civil española, y lo conduce por las calles de Madrid, entre los cines de la Gran Vía, donde resuena un eco como de sirena, como el que imaginaba el novelista Álvaro Cunqueiro.
Le puede interesar: Una medalla de hueso para Kenzaburo Oe, el niño japonés que sobrevivió a la guerra y ganó el Premio Nobel con literatura y verdad
Al interior de esta novela desfilan figuras como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Ernest Hemingway, Frank Sinatra, Luis Miguel Dominguín o Ava Gardner, reconvertidos aquí como personajes, evocaciones de los actantes y el propio narrador, que hace las de Truman Capote para narrar esta historia que surge a partir de las técnicas y los conceptos más básicos del periodismo.
En la novela, ha señalado el autor en previas entrevistas, importa más lo verosímil que lo que es, esencialmente, catalogado como verdad. Hay personajes y hechos históricos, pero no se trata de una pieza que reconstruya la historia en sí, sino una novela que la revisita y a partir de ella, teje una ficción.
“Era la primera vez que veía a una mujer al piano y los dedos de Amalia repicaban en las teclas blancas y negras de marfil con una energía desconcertante. Todo el salón escuchaba en silencio. Los hombres conteníamos el aliento, embobados ante aquel despliegue repentino de fuerza y de coordinación. Las mujeres asentían satisfechas. Y Amalia inclinaba levemente la cabeza y temblaba como si estuviera en trance mientras deslizaba las manos sobre el teclado con una concentración y una intensidad tan arrebatadoras que arrancaron un aplauso rotundo en el momento en que terminó la pieza, tras un movimiento final contundente, definitivo, que sonó como un desafío” - (Fragmento, “El baile del fuego”, de Carlos Fidalgo).
Le puede interesar: La argentina Marina Closs presentó “Pombero”: una colección de relatos que saltan del temor de ser madre, a los miedos de ser mujer trans
Dividida en tres partes, “El baile del fuego” sitúa al lector en el año de 1935, cuando la ciudad de Madrid vive los últimos días de la II República. La primera parte, con Amalia Quiroga, evoca los encuentros de las primeras asociaciones de mujeres que se crearon en España.
Luego, cuando aparece el personaje de Vicente Yebra, que se basa en Vicente Nieto Canedo, quien a los 15 años de edad dejó Ponferrada para probar suerte como aprendiz de tipógrafo en la imprenta de un periódico de corte socialista y que más tarde integró el batallón de bellas artes, que reunía a distintos milicianos que combatieron en la Guerra Civil, el autor lleva al lector a sentir una fascinación por él, casi tan intensa como la que siente Vicente por Amalia.
La segunda parte presenta el final del conflicto. La Guerra Civil ha terminado y Vicente va en búsqueda de su amor, viajando por Modoñedo, Torre del Bierzo y Ponferrada. En el camino, un tren de correo pierde los frenos y causa una de las mayores tragedias en la historia de los accidentes ferroviarios de España. Las pecas en el rostro de Amalia se funden con el relato histórico que hace Fidalgo.
Le puede interesar: Isabel Allende: “Si uno vive lo suficiente, todos los círculos se cierran”
La tercera y última parte se desarrolla en 1953, con los protagonistas situados una vez más en Madrid, una ciudad que se sacude de la miseria que ha dejado tras de sí la Guerra Civil, en donde el glamour de uno de los sitios más visitados de Europa se funde con la realidad del desgraciado.
Esta de “El baile de fuego” es una historia de amor que se surge de una serie de eventos históricos; sin embargo, no es una novela histórica a la usanza. Fidalgo se apoya en un narrador al que le importa más la inventiva del relato que la propia verdad detrás de él. El narrador, más no el escritor, tiene una voz de la que nos es imposible fiarnos, que miente todo el tiempo y, de tanto mentir, sus palabras terminan convirtiéndose en verdades.
Sobre el autor
Carlos Fidalgo Calvo es un escritor y periodista español, ganador del Premio Tristana de Literatura Fantástica y del Premio Tiflos de Cuento. Redactor y columnista de Diario de León. Debutó en la literatura con la novela “El agujero de Helmand” (Menoscuarto, 2011), un relato circular ambientado en la guerra de Afganistán, con el que obtuvo el V Premio Tristana de Literatura Fantástica que convoca el Ayuntamiento de Santander. Ha publicado “La Sombra Blanca” (Reino de Cordelia, 2015), que transcurre en las trincheras de la Primera Guerra Mundial, y el libro de relatos “Septiembre Negro” (Edhasa-Castalia, 2016), sobre las zonas oscuras del Olimpismo, que resultó ganador del XXVI Premio Tiflos de Cuento que convoca la Fundación Once.
Seguir leyendo: