Dentro del género de novela erótica, la escritora Sibila Freijo (A Coruña, 1972) ha cosechado una exitosa trayectoria literaria. Ahora ha publicado “La sal”, una novela biográfica que se aleja de su trabajo habitual y en la cual recorre los claros oscuros de las relaciones familiares y se enfrenta a las memorias de un padre maltratador.
Freijo, a sus 18 años, se mudó de Galicia a Madrid. Con este cambio dejaba por fin una infancia y adolescencia marcadas por los malos tratos de Manuel, su padre, y la ausencia de su madre. Años más tarde, tras la muerte de su progenitor, emprende el regreso a su ciudad natal que la obliga a enfrentarse a los recuerdos, buenos y malos, que habían permanecido intactos.
En “La sal” reflexiona sobre cómo enfrentar el duelo, pero también cómo encontrar el perdón; realiza un ejercicio de memoria para reordenar sus recuerdos, aquellos que son fáciles de reccuperar, pero difíciles de plasmar; se vuelve ella misma un personaje de ficción, para atravesar el espinoso camino de las memorias de infancia.
“No todos tenemos buenas familias y es un tema del que no se habla mucho, en parte por esa frase tan manida de, los trapos sucios se lavan en casa, aunque tengamos problemas, no los solemos contar. La familia igual que es una fuente de amor y apoyo, también puede ser una fuente de conflictos permanentes”, dijo Sibila Freijo en entrevista con El Español.
Sibila expone los momentos más difíciles de sus primeros años, las dinámicas de una mala familia, la curiosa relación de una hija con su padre y hasta las resonancias de una muerte vivida en primera persona. Todo esto, no como un ajuste de cuentas con su pasado, sino como un relato que nace de la honestidad. La autora ficciona su vida para entregar al lector una tragicomedia.
La novela recorre la Coruña de los años ochenta, al tiempo que sobresalen los fragmentos de una infancia dura, y pequeñas dosis de humor negro. El lector se convierte en testigo de la evolución de una hija que se convierte en madre, a la vez que se enfrenta al reto de poner en orden sus recuerdos.
De Manuel hay imágenes de un progenitor rudo, un hombre que marcó física y psicológicamente durante varios años a la autora, quien ahora en “La sal” se muestra como una mujer que en su plena adultez ha encontrado el punto del perdón e, inclusive, el ancla para hacer un homenaje a las peripecias de su vida.
“La vida es así; quien más me maltrató fue también quien más me enseñó. Yo tuve mucho rencor, pero me apacigüé con él tras su muerte, cuando él ya no estaba allí al otro lado. Cuando estaba callado y quieto ya pude ordenar, pude bajar, recolocar mi infancia, hacer cierto ejercicio de comprensión y de perdón” dijo Sibila Freijo en entrevista la revista Elle (España).
A pesar de ser un texto autobiográfico, la escritora no escatima en también exponerse como persona, elimina el papel de víctima y se muestra justa y despiadada en su versión literaria, muestra sus pensamientos y se expone como lo hace con aquellos que arruinaron su infancia. “Las historias reales no se cuentan a medias” expresa para Zenda; para relajar la tensión narrativa, Freijo roza con humor su obra más íntima y personal.
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