Grandes nombres, una multiplicidad de editoriales independientes y actividades varias para adultos y niños dieron forma a la quinta edición del Festival Leer - Literatura en el río, que este año tuvo como temática “Lo tenebroso y lo espeluznante”. Para ello, entre el sábado y el domingo hubo charlas en el Centro Municipal de Exposiciones (Del Barco Centenera y el río, en San Isidro) con pesos pesados como María Fernanda Ampuero y Mariana Enríquez, Ricardo Romero, Luciano Lamberti, Esther Cross, Dolores Reyes y Mariano Quirós, entre otros.
“Tuvimos una serie de charlas muy interesantes con escritores y escritoras generosas que charlaron y reflexionaron sobre el género, un emotivo homenaje a María Onetto y un cierre con María Fernanda Ampuero leyéndonos dos de sus cuentos, que conmocionó a todo el auditorio”, expresó Eleonora Jaureguiberry, secretaria de Cultura y Ciudad de San Isidro, a cargo del festival, que tiene el apoyo de la Fundación Medifé y entrada gratuita. A eso se sumó la frutilla del postre: la entrevista abierta a Mariana Enríquez, que contó con un auditorio lleno y más de una hora de firma de libros.
Con el correr de la tarde, los stands de libros recibieron gente de todas las edades: adultos, jóvenes, parejas, grupos de amigos y hasta niños. Los lectores avezados sabían que esta era una oportunidad para recorrer las distintas mesas, encontrar algunas perlas y, en caso de estar dispuestos –el calor y el regateo no son del todo compatibles, aunque eso podría jugar a favor del cliente–, conseguir rebajas en los precios.
Dentro del salón, bajo los efluvios de ventiladores cuyas aspas giraban al máximo de su capacidad, siempre había una charla o presentación. Una de ellas fue la que libraron Luciano Lamberti, Ricardo Romero y Esther Cross, con la moderación de Matilde Sánchez.
Monstruos a través del tiempo
La temática, siempre ligada al terror, tenía que ver con lo monstruoso. Ricardo Romero, autor de Big Rip y La habitación del presidente, afirmaba: “Hay que pensar el monstruo quitándole lo bueno o malo, no tenemos por qué definirlo a través de nuestros códigos morales o éticos”.
Para Luciano Lamberti, autor de La casa de los eucaliptus y El loro que podía adivinar el futuro, “la literatura de terror es conservadora, incluso a despecho de sus autores”. Explicó que en sus talleres se suele leer “Dónde vas, dónde estuviste”, de Joyce Carol Oates, un cuento sobre la transgresión y el castigo. “Por más que seamos progresistas, cancheros y contemporáneos, la literatura de terror termina aludiendo a cuestiones morales que castigan la transgresión, a quien atraviesa el portal”, explicó Lamberti.
A la hora de hablar de lo que causa miedo, el autor señaló que en la literatura es más difícil causar terror que en el cine. En todo caso, lo que da miedo son determinadas zonas de una obra o texto: “Me perturban algunas cosas de Nadie nada nunca de Saer, o lo que hace Carlos Busqued en Bajo este sol tremendo. Es un gótico del calor, de lo groncho, del olor a caca que llega a un lugar bastante espantoso”.
Esther Cross, por su parte, tomó la concepción de Ricardo Piglia, para quien el monstruo era alguien con exceso de personalidad, un rasgo de carácter subido de tono. Consultada sobre cómo se concibe el monstruo, respondió: “Lo monstruoso en Frankenstein, por ejemplo, es aquello en lo que se parece al creador”.
Libros y stands
Alrededor de las cuatro de la tarde empezó a llegar más gente. Algunos reunieron fuerzas después de una ardua lucha contra el calor y la humedad, que sin embargo no fue tan dura como el día anterior. “Nos contó un profesor de literatura de este evento, empezamos a indagar en la literatura hace poco y nos pareció interesante que fuese nuestra primera experiencia”, explicó Zamira, de 16 años, junto a dos amigas. “Es todo muy nuevo para nosotras, vinimos a sorprendernos”.
Las ferias se prestan para hablar con editores y conocer las historias detrás de los libros, el motivo de selección de un título sobre otro y recibir muchas recomendaciones. Christian Kupchik, editor de Leteo, cuenta cuantas veces sea necesario la sorprendente historia del último lanzamiento, El hotel de la luna, de Gloria Alcorta, escritora francesa que se mudó a Buenos Aires a los 18 años y fue editada por Jorge Luis Borges, y luego enviada a desterrar por Victoria Ocampo en la Revolución Libertadora.
En Hwarang, editorial dedicada a la literatura coreana, el editor Nicolás Braessas recomendaba La guerrera bang gwanju, de autor anónimo. “Es la mulán potenciada”, explicó sobre el relato de una mujer del siglo XIX, en Corea, que se hace pasar por varón para luchar en la guerra. Braessas subrayó que es un texto anónimo porque en aquella época solo la aristocracia firmaba sus escritos, mientras que las clases plebeyas producían anónimamente.
Otras novedades para tener en cuenta: Las palabras de la noche, de Natalia Guinzburg (Pre-textos), Presa suelta, de Romina Doval (editorial La parte maldita; en los pasillos, entre stand y stand, circulaba el apellido “Doval” como una contraseña), Sobre la escritura, de May Sarton (Salta el pez), y Mi meteorito, de Harry Dodge (CHAI editora).
Entre el gentío, Infobae Leamos se cruzó con Martín Felipe Castagnet, autor de Los cuerpos del verano y Los mantras modernos, quien accedió a recomendar un par de títulos. En primer lugar buscó la mesa donde se exhibía El viento entre los pinos, de Marina Higashi, un libro muy personal sobre la ceremonia del té. “Es un libro de texturas, de los sentidos”. Luego se abrió paso hasta un extremo de la carpa para llegar a Lo demás, de Robin Myers (Zindo y Gafuri), “una excelente traductora y gran-gran poeta”. En particular, recomendó el poema “La novia de mi ex me corta el pelo en verano”.
Otras actividades
En la sala de presentaciones, Eleonora Jaureguiberry y Martín Felipe Castagnet presentaron la Antología del Premio Municipal de Literatura Manuel Mujica Láinez (que ya va por su XVI edición), junto al lanzamiento de la antología en formato papel y digital editada por Leamos, el sello de Infobae.
Del otro lado del predio hubo un sector con editoriales especializadas en títulos de la literatura infantil y juvenil, además del Espacio Infancias, que ofreció dos charlas con el foco puesto en las historias de miedo y suspenso para pequeños y medianos lectores. Por caso, Victoria Bayona y Franco Vaccarini conversaron sobre los miedos en una charla moderada por la periodista Natalia Blanc.
Al final de la jornada, el escritor y músico Luis Pescetti convocó a una pequeña multitud infantil en el escenario al aire libre, donde, entre narración y musicalización, puso a bailar a chicos pero también a más de un adulto. Ya con el sol bajo y una brisa que por momentos mantuvo a raya el calor, los públicos se confundían: se cruzaban las adolescentes que habían ido a admirar a Mariana Enríquez, los jóvenes que buscaban perlas y descuentos en los stands de editoriales independientes, las familias que buscaban libros infantiles y los curiosos ocasionales.
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