Tras haber sido seleccionada por la BBC como una de las 100 mujeres inspiradoras del 2022, la escritora colombiana, activista y gestora cultural, Velia Vidal, se encuentra al frente, una vez más, de la Fiesta de la Lectura y la Escritura del Chocó (FLECHO), en el pacífico colombiano.
El evento cultural, que lleva realizándose desde 2018 en Quibdó y Bahía Solano, es una iniciativa que busca promover y celebrar el disfrute de la lectura, la escritura, las artes y la cultura en el departamento del Chocó, con el fin de ofrecerle a la comunidad un espacio para reconocerse y reconocer en el otro la diversidad, para encontrarse en lo público y construir puentes que contribuyan a la mejora de la sociedad.
Le puede interesar: Paola Guevara, directora de la Feria del Libro de Cali: “La literatura es el gran antídoto contra el imperio nefasto del yo”
Para los organizadores, la lectura es la herramienta que les permite hablar sobre las cosas que suceden en el mundo y reflexionar sobre el presente de la comunidad. Es a partir de la lectura que se comprenden las dinámicas de lo cotidiano.
En FLECHO, lo importante no es sólo leer libros, sino también leer a las personas; leer la música, la danza y hasta el color de piel. Y aprender a leer es aprender a reconocer y valorar las experiencias, la vida propia y la del otro.
Impulsada por la corporación cultural Nuestro Motete, dirigida por Vidal, esta edición de la FLECHO, la sexta, tiene como eje temático principal el asunto de las migraciones y todas las dinámicas que surgen a su alrededor. Entre el 15 y el 19 de marzo estará presente en Quibdó, y del 22 al 24 en Bahía Solano.
“El tema principal de este año es absolutamente relevante. Estamos viviendo una crisis y nosotros queremos hablar al respecto. Las migraciones no solo tienen que ver con las fronteras, también con lo que sucede al interior de un territorio, los desplazamientos urbanos, rurales y, los confinamientos, que son fenómenos muy complejos y particulares. También nos interesa lo que tiene que ver con el aspecto biológico, las negaciones, en términos económicos, y las migraciones respecto a lo corporal. Son temas con los que sentimos que todos tenemos que ver”, señaló la autora de “Aguas de estuario”.
Le puede interesar: “Es necesario que la Ley del Libro siga vigente”: Lynda Vanessa Bula, coordinadora de eventos de Ulibro, la Feria del libro de Bucaramanga
En conversación con Infobae Leamos, Velia Vidal habló acerca del presente del evento y las proyecciones para los años posteriores. Además, reflexionó respecto a su rol como gestora cultural en el departamento del Chocó.
— ¿Cuáles son los obstáculos más difíciles que han tenido que superar desde que inició la FLECHO?
— El obstáculo más difícil es siempre lo que tiene que ver con lo financiero. Desde la FLECHO, sin embargo, hemos querido ponerlo en un segundo plano y simplemente adaptarnos a lo que tenemos. Cada vez recibimos más apoyo, más financiación, pero todos estos recursos siguen siendo limitados.
Uno de los retos más constantes es mantener la buena relación con las instituciones. Su respaldo es necesario para realizar el trabajo que hacemos. El espacio también es un obstáculo. Aquí no tenemos tantos parques ni lugares adecuados para la realización de una feria como esta. Y la lluvia, ni hablar. Estamos en uno de los lugares donde más llueve en el mundo, y la lluvia y los libros no llevan una buena relación.
El mayor de todos estos obstáculos, sin embargo, tiene que ver con nuestra manera de abordar las dinámicas históricas, las prácticas y los eventos culturales, en un lugar donde nada de esto ha sido prioridad. El derecho a la lectura, como tantos otros, les ha sido negado a las comunidades. Tenemos que hacer un trabajo de conquista que requiere mucha energía. Todo esto nos emociona mucho. Disfrutamos cada cosa y logramos sacarlo todo adelante.
— ¿De qué forma se ha visto reflejada la influencia de la feria, en relación, por ejemplo, al aumento en los índices de lectura de la comunidad?
— Medir el incremento de los índices de lectura requiere de una maquinaria específica que nosotros aún no tenemos incorporada. Sabemos, sin embargo, que logramos llegar a comunidades donde no hay bibliotecas públicas, ni programas de promoción de lectura. El año pasado, por ejemplo, alrededor de 13.000 personas hicieron parte de FLECHO. Con el tiempo, la gente ha sabido apreciar este espacio y, ahora, nos esperan.
Hay muchos niños y niñas que están leyendo con anterioridad los libros de los autores que vendrán a la FLECHO en algún momento. Creo que eso es muy poderoso. La experiencia se convierte en algo memorable para todos ellos.
— En la FLECHO, prima más la promoción de lectura y no tanto la comercialización. ¿Que alcance está teniendo la feria, en cuanto a su llegada a otros sectores del Chocó y la Costa Pacífica?
— Para nosotros prima el encuentro y el libro es una excusa para hacerlo. Cada vez crecemos más en la programación cultural, tenemos una librería muy linda, cargada de sentido. Lo más importante es conquistar lectores, de todas las formas posibles.
El evento empezó originalmente en Quibdó. Luego, empezamos a ir también a Bahía Solano. Ahora, tenemos la posibilidad de llegar también a Istmina. Ya estamos en tres regiones muy importantes del Chocó: Atrato, San Juan y Costa Pacífica. Y a estos sitios llega gente de distintos lugares, de Nuquí, de Condoto. Estamos generando una dinámica de intercambio cultural muy interesante en nuestro departamento.
No tenemos proyectado ir hacia el sur del Pacífico, pero sí hacia Urabá y el Caribe. Probablemente en alguna comunidad en el centro del país, con una importante presencia afro. Por ahora, sin embargo, nuestro alcance se centra en estos sitios, en donde pensamos quedarnos y seguir creciendo, llevando la lectura a espacios no convencionales, fortaleciendo las raíces y la profundidad de los contenidos que trabajamos.
Le puede interesar: “Queríamos evitar lo pasajero”: el editor colombiano Santiago Tobón, conversó con Infobae sobre la edición independiente
— El colegaje en todo esto es vital. ¿Cómo ha sido la recepción de la comunidad? ¿Y qué hay del apoyo de las editoriales, los escritores y libreros?
— La institucionalidad local sigue siendo frágil. Este año contamos con el apoyo de la Alcaldía de Istmina, y llevamos cuatro años con el apoyo de la Alcaldía de Bahía Solano. Fácil no ha sido, de otro lado, contar con el apoyo de la gobernación en Quibdó.
De otro lado, para nosotros ha sido fundamental el compromiso del sector editorial. Tenemos una red de eventos del libro con el Ministerio de Cultura y la Cámara Colombiana del Libro, nos apoyamos entre las distintas ferias regionales; contamos con el respaldo de las filiales colombianas del grupo Planeta y Penguin Random House; hemos contado con autores de la talla de Pilar Quintana, Antonio García Ángel, Sara Jaramillo Klinkert, o Tomás González, de editores como Juan David Correa y Pilar Gutiérrez, quienes han estado absolutamente comprometidos con nuestro trabajo.
También contamos con la participación de sellos como Laguna Libros, Lazo Libros o Himpar Editores, y el apoyo de periodistas como Ana Cristina Restrepo y varios medios nacionales que nos apoyan con la difusión de lo que hacemos. En realidad, el apoyo ha sido inmenso.
— A nivel personal, ¿qué sentido tiene para usted liderar un proyecto como el de la FLECHO?
— Es una pregunta difícil. La responderé con una anécdota. Hace poco tuvimos una presentación de danza y después una conversación entre dos invitados. Había dos niñas entre el público, de 9 o 10 años. Una de ellas llevaba su cabello como lo llevaba yo de niña. En ese momento, yo pensaba, como lo he hecho tantas veces, que esa niña es la que fui yo a esa edad, que por ella es que hago esto, porque me hubiese gustado mucho vivir estas cosas en este mismo entorno en el que yo vivía.
Puede parecer egolatra, pero lo cierto es que esto carga de sentido mi vida. Cuando veo a la gente bailando, conversando, disfrutando, comprando un libro. Para mí esto significa mucho, la posibilidad de servir, a mí misma y a toda esta gente.
Seguir leyendo: