Tras la buena acogida por parte de los lectores de “Basilisco” y “Los extraños”, en 2020 y 2021, respectivamente, el asturiano Jon Bilbao regresa a las librerías con una nueva publicación, de la mano de la editorial Impedimenta, sello dirigido por Enrique Redel, para darle vida, una vez más, a los personajes de estas historias.
Situadas en escenarios temporales que pueden calificarse de delirantes, las páginas que componen “Araña” dan cuenta, otra vez, de la maestría como narrador de Bilbao. Son alrededor de 416, y en ellas, los lectores podrán encontrarse con el pistolero John Dunbar, un tipo huraño al que todos conocen como ‘Basilisco’, que guía a un grupo de personas a través de Estados Unidos en busca de un sitio llamado ‘el Paraíso de los Hombres’, algo así como una tierra prometida destinada a los varones.
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Conforme avanza en su viaje, Dunbar conoce a Lucrecia, la hermana de uno de los del grupo, la única integrante femenina de la expedición. Con ella, ‘Basilisco’ entablará una profunda relación e intentará mejorar las cosas tras su divorcio. Su expareja, Katharina, se encuentra en París, y una tormenta de barro impide que se desplace con normalidad, obligándola a refugiarse y encontrarse con un personaje al que no esperaba ver de nuevo, “la Araña”. Todos, en algún momento, sin importar la época, terminan topándose con él. Su figura es transgresora, dañina, tóxica, y guarda un vínculo más que estrecho con el propio Dunbar.
Como si fuera un libro de relatos, “Araña”, a lo largo de sus páginas, cuenta una historia en dos actos. Se ocupa, por un lado, de la vida de Jon, un niño de Ribadesella con una imaginación desbordante, durante la década de los 70. Por el otro, de la historia del pistolero Dunbar, quien se enfrenta a los destinos más inciertos.
“John Dunbar, las heridas de la espalda chorreando de nuevo, empapándole las ataduras, la sangre escurriéndose entre las nalgas, se maldijo por haberle regalado tal satisfacción, por no haber negociado previamente consigo mismo sino haber cedido al impulso y actuado como otros esperaban que hiciera, lo que, una vez más, había ido en su detrimento y en beneficio de alguien que no le importaba nada” - (Fragmento, “Araña”, de Jon Bilbao).
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Una novela con aire metaficcional, en donde el propio autor se inmiscuye y termina formando parte de la historia, junto a sus personajes; una mezcla de géneros, crónica por momentos, novela en otros, una historia que se viste de libro de relatos. Aquí, Jon Bilbao decide dar un giro a su trayectoria como escritor, en cuanto forma y fondo. Lo posmoderno siempre presente, con algo de realismo sucio; una narración enlodada, llena de artilugios, de técnicas, con una superposición intensa de tiempo, estilos y espacios.
Tanto en “Basilisco” y “Los extraños”, como aquí, el autor utiliza capítulos con aire de autoconclusión y consigue que cada pasaje sea independiente, a la vez que parte de un todo. Su propio estilo, ha dicho Tommaso Koch para El País, pisa varias encrucijadas: “Novela, pero casi antología de relatos; literatura de lo muy cotidiano, del terror y hasta de lo fantástico; de la introspección, igual que de sombreros desgastados y espacios inmensos (...). Bilbao narra tiroteos y depresiones, una copa en un bar o una epopeya por las grandes llanuras. Quizás tanto contraste se resuma en un dato: resulta que un tipo “aracnofóbico” ha titulado su novela como el insecto que le aterra”.
“Oí de ti por primera vez en Boston. Por casualidad. Estaba en un salón. En la mesa de al lado, un hombre contaba a otros dos la historia de cómo tú y tu hermano desenterrasteis el cadáver de vuestra madre para recuperar su anillo de diamantes. La narración captó mi interés. Sin embargo, lo que me decidió a ponerla por escrito fue la fascinación con que aquellos hombres escuchaban, viajeros venidos de Europa, a juzgar por su acento, que no dejaban de hacer preguntas, ansiosos por saber más. Después emprendí la caza de nuevas historias sobre ti. Visitaba la estación de ferrocarril y preguntaba a los que venían de la Frontera. Soborné a los porteros de los hoteles para que me avisaran de la llegada de viajeros del oeste. Averigüé así que te habías convertido en el Basilisco. El siguiente paso fue publicar anuncios en los periódicos, ofreciendo una recompensa a cambio de información. En la mayoría de los casos no recibí más que rumores, retazos de historias oídas a terceros, bulos acaso. No obstante, eran buena materia prima. Mis lectores no se cansaban de ti. El Basilisco contra el marionetista manco fue uno de nuestros mayores éxitos” - (Fragmento, “Araña”, de Jon Bilbao).
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Cuente lo que cuente, escriba lo que escriba, Jon Bilbao se sale con la suya. Domina como pocos la verosimilitud de lo absurdo y hace alarde de su extraordinaria visión para fundir lo real con el discurso más fantástico, apoyado en referencias a lo clásico y sus guiños a lo exageradamente contemporáneo, la mirada fija en el aspecto más salvaje de lo humano.
En “Araña”, las sospechas de que Bilbao era ya uno de los escritores españoles más disruptivos e interesantes de la narrativa contemporánea en ese país, superan el terreno de la especulación y se convierten en certezas. El asturiano demuestra su enorme capacidad, con sutileza y afinado oficio.
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