Publicada por la editorial Libros del Asteroide, la primera novela de la periodista española Marta San Miguel ha sido una de las piezas más interesantes del mercado editorial hispano en los últimos meses.
Tras haberse dado a conocer con dos libros de poemas y uno de no ficción, titulado “Una forma de permanencia”, que se publicó en 2019 de la mano del sello Libros del KO, con “Antes del salto”, San Miguel llega a la ficción para explorar el concepto siempre complejo de la memoria.
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Con buen tino, y tomando todo lo mejor de su escritura periodística, la ahora novelista consigue en estas páginas, alrededor de 192, encontrar una voz capaz de hablar de la nostalgia sin referirse directamente a ella, que trata la pérdida y todo lo que se ha ido de una manera, simplemente, magistral. Su mejor aliado es la añoranza, y en ella se apoya para narrar, cómo viaja a Ikea para comprar una mesa, o cómo pierde una de las teclas del teclado, o qué tan difícil es hacer una nueva vida, cuando la anterior no ha quedado completamente atrás.
En “Antes del salto”, reza la contraportada, una mujer se muda a Lisboa con su familia, y en el vuelo que los lleva a la ciudad donde van a vivir un año, se da cuenta de que ha olvidado una foto: la del caballo que montaba cuando era niña. Lo que en principio parece un descuido intrascendente, provoca en ella la inquietud de que en realidad se ha dejado algo más. En una ciudad que intenta reconocerse a sí misma entre turistas y andamios, con un portátil al que le falta una tecla y una mesa de Ikea, la protagonista recupera los recuerdos que esa fotografía le ha despertado.
Aunque breve es su extensión, la intensidad en esta novela no deja a ningún lector desentendido. Con una densidad emocional que permea los escenarios y las acciones de los personajes, uno de los aciertos de San Miguel en estas páginas tiene que ver con la manera en que dosifica las historias, con delicadeza y el pulso preciso. Cada frase, cada silencio tiene aquí un nivel de relevancia íntimo.
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Una despedida es el disparador de esta historia, una mudanza, un dejar atrás. La foto olvidada, los años de infancia. ¿En qué nos convertimos cuando olvidamos lo que fuimos?, es la pregunta de fondo en esta trama, una historia sobre la reconstrucción de una identidad que se ha diluido con el tiempo, víctima del tedio y la rutina; sobre los apegos, feroces como sabemos, la maternidad y las renuncias. “Una emotiva narración”, apunta la editorial, “que explora lo que dejamos atrás y reivindica la memoria como el único espacio donde aún existimos realmente”.
En todas las casas hay fotos enmarcadas, objetos que nuestras madres han guardado de cuando éramos niños, imágenes de un pasado que se resiste a ser sustituido. Justo esto fue lo que inquietó a San Miguel, lo que la motivó a escribir una novela como “Antes del salto”.
“(...) existían fotos en las que [dejaba] de reconocer a la gente, siempre me inquietaba descubrir quién era y la historia detrás de la foto, son dudas que he intentado resolver, a la hora de escribir esta historia”, señaló la autora, en entrevista con el programa de radio español Libros de Arena de RTVE.
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A partir de pasajes cotidianísimos, momentos precisos y evocaciones sobre el recuerdo y lo que ya no está, San Miguel conduce a los lectores al encuentro de los personajes que habitan en “Antes del salto”, y, a su lado, recordamos todos la vida del otro, de ese otro, que es ella, y también nosotros, entre el bullicio y la abulia.
“El obstáculo es un fondo, un salto construido por dos barras paralelas que se ven por debajo del cuerpo extendido de Quessant. Sus manos recogidas pasan muy por encima de ellas, sin posibilidad de derribarlas. Parece abrazar con toda su envergadura el salto. Yo estoy encima, de puntillas sobre los estribos, acompañando su movimiento con la postura hacia delante, en equilibrio sobre su cruz; las manos a los lados de su cuello apretando las riendas, mi cuello sobre su cuello, mirando al mismo lugar que él con las piernas flexionadas y el culo en punta, la chaqueta volando ligeramente sobre la espalda, como sus crines y la cola. Todo el movimiento está retenido como si aguantara la respiración, hasta el mechón de pelo que se me escapa bajo el casco está paralizado en el aire de la fotografía. Y sin embargo, cada vez que la miro, durante un instante nos movemos, a punto de saltar” - (Fragmento, “Antes del salto”, de Marta San Miguel).
Conforme los recuerdos ganan nitidez, el olvido acumulado se disuelve; las maletas llenas, los obstáculos de la vida, el caballo amado, el que conseguía saltar cualquier obstáculo y, en ocasiones, tropezar, hacen parte tanto de la cabeza de quien lee como de quien ha escrito esta historia.
“Antes del salto” es una novela sobre lo que significa estar a punto. Eso es todo. Estar a punto de lo que sea, de la promesa que no se ha cumplido, de lo que partió un día y puede que regrese pronto, de las decisiones que tomamos, de los saltos que damos, desbocados, dejando siempre algo atrás, pero sabiendo bien la distancia a la que saltamos.
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