Entre los planes de Jesse León no estaba ser escritor, pero sí tenía la necesidad de sacar a la luz la tenebrosa realidad que padeció en Estados Unidos. Ese tiempo de silencio estalló y decidió contarlo todo en “No estoy roto” (I’m Not Broken), un título en el que relata cómo llegó a superar años de abuso sexual, discriminación y hasta adicción.
En este texto revelador, Jesse recorre sus memorias, los momentos que han marcado su existencia, desde su niñez, arrebatada de forma violenta. Nació en San Diego (California) en los años setenta. Hijo de inmigrantes mexicanos y de ascendencia indígena pertenecientes a la clase obrera.
Desde las primeras páginas “No estoy roto” se convierte en un relato avasallador. Narra de viva voz a un Jesse de tan solo once años que tiene un peligroso y aterrador encuentro en una tienda de regalos que lo deja con un secreto mortal entre las manos. Evento del que salió herido, temiendo por su vida y sin apoyo.
“Fui víctima de un sistema. Mi niño murió por falta de ayuda. Por eso quise hacer algo para tratar de cambiar esto. Dije, voy a escribir mi historia para enseñarle al mundo que incluso los jóvenes más descarriados, los más perdidos, tenemos futuros si nos brindan una oportunidad”, dijo Jesse León en entrevista con EFE.
En el libro de aproximadas 400 páginas, editado por el sello Vintage Español, Jesse se abre y recorre nuevamente su paso por el mundo hipermasculino de las calles de San Diego, un submundo al que llegó por su mismo victimario y en el que aprendió a evadir el dolor que guardaba, con la ayuda del alcohol y las drogas en medio de la prostitución.
En la entrevista que mantuvo con EFE, el autor compartió que entre los 12 y 14 años fue obligado a tener relaciones sexuales con más de 300 hombres. Este círculo de abuso y miedo lo llevó a sentirse solo, marginado y sumirse en pensamientos suicidas. Por lo que el libro también es una denuncia y un llamado a la otredad lejana a la blanquitud estadounidense.
El relato destaca la realidad que afectó su vida por tratarse de un hombre perteneciente a un grupo excluido e ignorado en un país donde cada vez se les da más atención a las víctimas de abuso, pero no cuando se trata de latinos de clase baja con origen inmigrante.
“Yo era un niño al que le gustaba ayudar a mi mamá. Preparar la comida, lavar la ropa. Tener el baño limpio, eso me llenaba de orgullo porque yo me sentía útil. En la tienda me culpé. Rechacé esa parte de mi vida. Tener once años, querer, matarme, no vivir más”, dijo Jesse León en entrevista con People.
León se encarga de crear un relato inspirador de superación. Si bien presenta sus vicisitudes, también relata su salida del hoyo al conseguir graduarse de dos de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos, la de Berkeley y la de Harvard; refleja en este libro su propio periplo de vida, uno que dio comienzo entre los insultos “wet back” (espalda mojada), frijolero y un abuso sexual que continúo por años entre el miedo.
Actualmente, Jesse León vive en San DIego junto a su madre. He encaminado su vida a la filantropía y desde su posición se ha dedicado a ayudar a familias de recursos bajos, así como a miembros de comunidades LGBT+ desprotegidas.
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