El subgénero de la ficción relacionada a los superhéroes está en uno de sus mejores momentos. Las películas más taquilleras de los últimos años están basadas en cómics de los gigantes editoriales, Marvel y DC. Batman y Superman son íconos universales y por todas partes vemos productos con Los Vengadores.
Es innegable el impacto de los superhéroes en la cultura popular, como lo es que sean un reflejo del mundo en el que vivimos. Aunque son personajes que están cerca de cumplir 100 años, sus disputas, sus formas de ver el mundo y sus motivaciones se han adaptado a cada época. Superman pasó de luchar por “el Modo Americano de Vida” a acompañar a su hijo bisexual a una marcha del orgullo LGBT+. Una de las nuevas villanas de Batman, Punchline (o “Remate” en español), es una prominente youtuber, y Gatúbela pasó de ser una cleptómana por momentos hipersexualizada a una especie de Robin Hood que defiende a las mujeres vulnerables de Ciudad Gótica.
Estos personajes siguen atrayendo a grandes audiencias en todo el mundo. Y si bien la acción y las aventuras son lo más importante del género, los dilemas morales y la definición de qué está bien y qué está mal lo atraviesa todo. El libro Los superhéroes y la filosofía. Verdad, libertad y justicia a través de los grandes del cómic y el pensamiento, compilado por Tom y Matt Morris, reúne 19 ensayos de filósofos estadounidenses en los que se busca ponerle un marco teórico al pensamiento detrás del accionar de algunos de los superhéroes más icónicos de la historia, como Batman, Superman, Los 4 Fantásticos, Daredevil, los X-Men y el Increible Hulk.
El libro se divide en cuatro partes ordenadas en ejes temáticos. Los primeros ensayos hablan sobre la imagen de los superhéroes, los que le siguen sobre su mundo existencial. La tercera parte indaga en la moral y la última en la identidad y la metafísica. Los ensayistas se apoyan en distintos cómics y filósofos para analizar su objeto en cada capítulo. Una virtud del libro es que no es necesario ni haber leído las novelas gráficas citadas ni a los pensadores. Es más: funciona como una introducción al mundo de los cómics y al mundo de la filosofía para quienes no saben por dónde empezar.
El Increible Hulk y la identidad
¿Qué nos define como personas? El ensayo “Cuestiones de identidad: ¿es el Increíble Hulk la misma persona que Bruce Banner?”, escrito por el profesor de Filosofía y Religión Kevin Kinghorn, deja claro que la respuesta no es sencilla y que la pregunta sobre cómo definimos nuestra esencia ha sido una discusión enorme a lo largo de los siglos.
El autor primero nos plantea una situación: Bruce Banner está en juicio porque se enojó y se transformó en Hulk, un gigante verde con superfuerza que causó destrozos en una ciudad. En base a este escenario, se nos pone en la piel de un juez que debe decidir si Banner debe ser culpado por las acciones mientras no era él mismo.
“¿A qué criterios recurrirá para tomar la siguiente decisión? La búsqueda de tales criterios cuenta con una larga historia en los círculos filosóficos. Típicamente, los filósofos enmarcan la cuestión en el tema de la ‘continuidad de la identidad personal a lo largo del tiempo’. En otras palabras, la pregunta es la siguiente: ¿qué nos convierte en la misma persona que fuimos ayer o hace diez años o la que seremos dentro de una década? Quien pueda responder a esa pregunta poseerá los criterios para determinar si la persona que tiene ante sí en el juicio es la misma que, unas semanas atrás, asoló el centro de la ciudad”.
Planteado el escenario, pasamos a ver las distintas teorías al respecto y sus limitaciones. La primera es la identidad corporal, es decir, ver y hablar dos veces en momentos distintos a la misma figura física y concluir que se trata de la misma persona. Este método tiene bastantes limitaciones, así que se recurre a pensar en una continuidad mental, es decir, a la capacidad de introspección y la memoria, que son únicas de cada ser humano.
En este caso, Hulk y Banner no serían la misma persona ya que cualquier tipo de introspección que pueda tener Bruce Banner queda de lado cuando se transforma en una mole verde y gigante. Sin embargo, la continuidad mental también tiene sus limitaciones. Es fácil llegar a absurdos lógicos planteando situaciones como un recuerdo olvidado o una enfermedad que nos desconecte de algún momento de nuestras vidas, o una memoria falsa construida a partir de nuestra propia subjetividad.
Luego de un repaso por otras formas de determinar nuestro dilema identitario, el autor se termina inclinando en lo que define como la identidad relacional: la escuela que sostiene que la identidad de uno se define por su relación con las personas que lo rodean. Esto nos pone en un plano menos individualista y más cultural. Hulk reconoce a su entorno aunque sea de una forma primitiva. Sabe a quién proteger y con quien pelear. Basándose en esta concepción podríamos decir que sí, Hulk y Bruce Banner son la misma persona.
Las mujeres en el mundo de X-Men
El mundo de los superhéroes está ampliamente dominado por figuras masculinas. Si bien hay personajes femeninos icónicos de la era clásica como la Mujer Maravilla, Sue Storm, la Avispa y la Batichica, la cantidad de mujeres en cómics y películas siempre ha sido más bien escasa. En el ensayo “El Mito, la moral y las mujeres de la Patrulla X”, la autora Rebecca Housel, quien enseña cultura popular en el Rochester Institute of Technology, analiza a tres mutantes muy distintas entre sí: Sue Storm, Mystique y Jean Gray, para explorar qué pueden decir sobre el heroísmo y la condición humana.
Los X-Men siempre funcionaron como una metáfora de grupos marginalizados. Su galería de personajes siepre fue diversa: diversidad de género, de color de piel y de sexualidad. Las tres mujeres analizadas en el ensayo encarnan formas distintas de pararse frente al mundo y distintas formas de heroísmo.
Por un lado Storm, conocida también como “Tormenta”, deja Kenia, donde es adorada como una diosa por sus poderes para controlar el clima, y se va a Estados Unidos a luchar por la causa mutante. “Encaja a la perfección con la definición clásica que dio Campbell del héroe: oye una llamada a una nueva aventura, deja lo conocido por lo desconocido, supera pruebas que le permiten crecer y regresa al hogar, al menos metafóricamente, con nuevas riquezas (de sabiduría)”.
La autora también analiza a la villana Mystique, una mutante capaz de cambiar de forma y radicalizada en contra de la humanidad. Según su forma de ver el mundo, todas sus acciones son racionales y justificables pero solo adhiere a normas morales personales que la llevan a distorsionar el sentido de justicia, tal y como lo definió el pensador estadounidense Lawrence Kohlberg. Mystique tiene un código y principios, pero estos van a contramano de hacer el bien.
Para coronar el ensayo, nos centramos en Jean Gray que, a diferencia de los otros dos personajes, en un principio no es ni fuerte ni astuta sino más bien una seguidora casi ingenua del Profesor X, fundador de los X Men. Posee los poderes de la telepatía y telequinesis y la evolución de su personaje pasa de una concepción de justicia en la cual se limita a seguir voces autorizadas, a un estadío superior del sentido de justicia: se sacrifica a ella misma para beneficio de otras personas. “Su acto heróico, precisamente porque Jean va más allá de la llamada al deber. No actúa por el deber sino por efecto del amor, el cuidado y la preocupación por los demás, al saber que solo su muerte puede salvar al resto de la Patrulla X. Al hacerlo así, se convierte en algo similar a un Cristo femeninio”.
Batman y Aristóteles
El ensayo “Batman y sus amigos: Aristóteles y el círculo íntimo del Caballero Oscuro”, escrito por Matt Morris, uno de los compiladores del libro, empieza por la definición aristotélica de la amistad, que se utilizará para analizar las relaciones más íntimas de Batman. Para el filósofo griego la había de tres tipos: amistad por interés o utilidad, amistad por placer y amistad por virtud. En las primeras dos hay algún tipo de intercambio, sea material o de placer, mientras que la última encarna la perfección y la entrega mutua entre dos personas.
Es interesante hacer este análisis sobre Batman ya que es el más solitario de los superhéroes. Según el autor: “Superman posee una Fortaleza de la Soledad muy alejada de todo el mundo. Para ese mismo objeto, Batman posee sus propios corazón y mente”. Así, analiza en clave aristotélica la relación con Robin, Dos Caras, Gatúbela, el detective James Gordon y su mayordomo Alfred.
A lo largo del ensayo se ve cómo El Caballero Oscuro aleja a todos los que lo rodean a raíz del trauma de ver morir a sus padres y en pos de su misión de que eso no le vuelva a pasar a nadie. Todas sus relaciones, incluso sus más cercanas como Robin, tienen un grado de distancia y cierta necesidad de intercambio o utilidades. Son pocas las personas con las que Batman se relaciona de igual a igual, e incluso menos con las que llegua a tener una amistad virtuosa.
“Sentirnos llamados a cumplir una misión en la vida es algo bueno e importante, pero la historia de Batman es un excelente relato que nos advierte del precio que hay que pagar si no mantenemos un equilibrio. Hay personas que sienten como una obligación personal la necesidad de llevar una vida de servicio desequilibrada. A menudo son nuestros héroes, también nuestros superhéroes. El resto debemos llevar cuidado, sin embargo, de aprender bien la lección que nuestro trabajo y el servicio que prestamos al mundo nos alejan de las necesidades más básicas: la de una vida buena y feliz, entre las que Aristóteles incluyó como aspecto crucial, la amistad”.
En Los superhéroes y la filosofía, cada autor nos embarca en un viaje por distintas escuelas de pensamiento para explorar qué hay detrás de los rostros de esos enmascarados que ya son una referencia ineludible a la hora de pensar en la cultura popular.
“Los superhéroes y la filosofía” (fragmento):
Los cómics de superhéroes constituyen una de esas formas de arte originales de Estados Unidos que, como el jazz y el blues, muscle cars como el Mustang o el Challenger, o los dónuts Krispy Kreme, se han exportado por todo el mundo y han causado un impacto inconfundible en gran cantidad de culturas. Incluso el observador más despreocupado sabe que son relatos llenos de acción, aventuras, intriga y un trabajo artístico de primera. Pero lo que no se ha comprendido aùn con la debida claridad es que también merecen una atención intelectual seria, porque nos presentan temas e ideas hondamente filosóficas y lo hacen de un modo fascinante. De veras. Sin bromas.
Los mejores cómics de superhéroes, además de resultar tremendamente entretenidos, introducen y desarrollan de forma vívida algunas de las cuestiones más importantes e interesantes a las que se enfrentan todos los seres humanos: cuestiones relativas a la ética, a la responsabilidad personal y social, la justicia, la delincuencia y el castigo, el pensamiento y las emociones humanas, la identidad personal, el alma, el concepto de destino, el sentido de nuestras vidas, como pensamos sobre la ciencia y la naturaleza, la función de la fe en nuestro turbulento mundo, la importancia de la amistad, el significado verdadero del amor, la naturaleza de una familia, virtudes clásicas como el coraje y otros muchos temas de relevancia. Ya es hora de que se reconozca el mérito de los mejores libros de cómic y se aprecie cómo, de maneras innovadoras e intrigantes, exponen estas inquietudes humanas tan profundas y lidian con ellas.
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