En los últimos días, el anuncio de la reescritura de obras literarias fundamentales para la cultura popular como las novelas de James Bond o las historias infantiles de Roald Dahl ha generado un enardecido debate en todo el mundo. Con el fin de suprimir el lenguaje “potencialmente ofensivo”, así como las referencias raciales, sexuales, físicas y de género, las editoriales han decidido modificar los libros para adecuarlos al “lector moderno” y su aparente principal necesidad: la corrección política.
El escritor y periodista argentino Jorge Fernández Díaz, autor de libros como El puñal, La herida y El género policial, nuestro retorno a los cazadores, es el último en sumarse a la oleada de quejas al respecto pero, a diferencia del resto, tiene una explicación lógica para este nuevo aluvión de reediciones, revisiones y correcciones que muchos se atreven a calificar de “censura”.
“Parece como si las editoriales quisieran avivar el interés por algunos libros que ya no se venden tanto: lanzan una advertencia de que serán reescritos, hay polémica mundial, luego ofrecen las dos versiones y tienen una campaña de marketing perfecta”, comentó Fernández Díaz en diálogo con Infobae Leamos.
Y es que en el caso de Roald Dahl, tras el repudio masivo que pudo verse en redes sociales por parte de lectores y escritores de todo el mundo, la editorial Puffin Books anunció que, junto a las nuevas versiones “no ofensivas” de libros como Matilda, Charlie y la fábrica de chocolate y Las brujas, también volverían a publicar las versiones originales de los mismos.
“Más allá de eso, me parece alarmante que comiencen a manipular libros, un proceso que puede derivar en modificar a gusto del presente cualquier obra de arte. Una verdadera aberración artística y también del sentido común”, agregó, fulminante, Fernández Díaz.
Pero este autor argentino de novelas policiales no fue el único en mostrar su indignación. El escritor, periodista y miembro de la Real Academia Española (RAE), Arturo Pérez Reverte, salió a mostrar su enojo en sus redes sociales: “Más hipócrita basura anglosajona que los europeos haremos nuestra, como de costumbre. Gracias a los demagogos, los oportunistas que hacen de esto su negocio y los idiotas que les aplauden, el siglo XXI está siendo el siglo de la estupidez. Enhorabuena”.
Por su parte, el escritor y matemático argentino Guillermo Martínez, autor de Crímenes imperceptibles, se pronunció “en contra, por supuesto”. En diálogo con Infobae Leamos, comentó: “La locura es total. Hay que tener cuidado de no convertir lo que puede ser deseable en la vida civil en obligatorio para la representación literaria o ficcional. No podemos dejar que la literatura se convierta en una especie de fábula de buenas intenciones y de ‘corregir hacia atrás’ lo que fueron sensibilidades del pasado”.
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