Una de las novedades más esperadas para el mes de marzo en el mercado editorial colombiano es el nuevo libro del escritor Fernando Molano Vargas. Una publicación completamente inédita, anunciada por la filial colombiana del grupo Planeta, que se ha dedicado a reunir la obra del autor bajo el sello Seix Barral desde hace varios años.
El libro, que reúne varios textos mecanografiados que se encontraban almacenados en una caja, sin revisar, que yació por años en el archivo del escritor, es una suerte de confirmación de la fuerza narrativa que abarca toda la obra de Molano Vargas, y la constatación de lo que ya se sabía, que el escritor era un verdadero animal literario.
“Escribo porque al hacerlo, aunque menos que al leer las páginas de otros, de una manera que no sé explicar siento que resguardo del acecho de la realidad el resto de la confianza que aún tengo en los otros, y, sobre todo, en mí”. - Fernando Molano Vargas.
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Presentado bajo el título de “Lo bello y las mariposas. Y otros textos”, este ejemplar, editado con buen tino por el periodista y editor Christopher Tibble, bajo el cuidado del director literario de Planeta en Colombia, Juan David Correa, se suma a la ‘Biblioteca Molano Vargas’ que la editorial ha entregado a los lectores desde 2019, y en la que se encuentran títulos como “Un beso de Dick”, “Vista desde una acera” y “Todas las cosas y ninguna”.
Su aparición se da en el marco del aniversario 25 de la muerte del escritor, quien falleció a temprana edad, en 1998, a causa de complicaciones relacionadas con el sida, luego de haber deslumbrado en el panorama literario con su prosa, tras ganar el primer premio del Concurso de Novela y Cuento de la Cámara de Comercio de Medellín, en 1992. En aquella ocasión, los jurados del galardón fueron Fernando Soto Aparicio, Héctor Abad Faciolince y Carlos José Restrepo.
El título del libro es el mismo de uno de los cuentos que se encuentran en su interior, junto a una serie de textos que dan cuenta de la fusión de varios géneros y registros, y obedecen a la curiosidad sin límites de un autor que escribió, cuanto y como pudo, hasta el día de su muerte.
Molano Vargas cuenta con una producción bastante prolífica. Escribió desde cuento y novela, hasta poesía, cartas de amor, guiones para televisión y comentarios sobre las obras de otros escritores. La suya es, sin dudarlo, una de las obras más interesantes de la literatura colombiana durante la última década del siglo XX, y hoy está reclamando el espacio que merece entre los lectores.
El hallazgo
Cuando los editores en el grupo Planeta recibieron de manos del hermano del autor, Jorge Molano, una caja con los archivos de su trabajo creativo, entendieron que era indispensable su publicación.
Según le ha revelado a Leamos el escritor y crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, autor del ensayo biográfico “Todas las cosas y ninguna”, cuando terminó de escribir este texto de aproximación a la vida de Molano Vargas, quedó en el aire la idea de trabajar una publicación adicional con dos cuentos inéditos del escritor bogotano: “La boca”, que fue premiado en un concurso en Cali en los años ochenta, y “Lo bello y las mariposas”, que apareció durante el proceso de investigación. Este último se encontró gracias Carlos José Restrepo, quien además de haber sido uno de los jurados del Concurso de Cuento y Novela de la Cámara de Comercio de Medellín, fue uno de sus amigos más cercanos.
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Revisando minuciosamente el archivo, cuenta Zuluaga, se encontraron claves que conseguían iluminar los procesos creativos del escritor. Christopher Tibble se internó en ellos por varios meses y conectó con aquello que alumbraba sus proyectos inconclusos y sus utopías literarias, así como sus intentos por escribir una poesía que obedeciera a lo popular, tan inmediatamente cercana como la de Pablo Neruda, a quien leía con admiración.
En su trabajo literario, Molano Vargas buscó siempre la forma de liberarse de la culpa que sentía por estar envuelto en el pecado, a la luz de lo que la consciencia conservadora y moralizadora demandaba en la sociedad colombiana durante esos años. Sobrepuso el aspecto sentimental a todo lo demás en sus obras y ese es uno de los aspectos más innovadores de su escritura, en relación con otros autores de la época, en Colombia y Latinoamérica.
Su final trágico lo ubica entre los lectores como un autor de culto, casi a la par de escritores como Andrés Caicedo o Rafael Chaparro Madiedo, en Colombia, y su estilo narrativo, la propuesta poética que persiguió, lo sitúa al lado de nombres como los de Reinaldo Arenas o Pedro Lemebel, a nivel latinoamericano.
La publicación
Son cerca de 208 páginas las que acogen este trabajo del escritor bogotano que aguarda por ser leído. Junto a los cuentos, poemas, guiones y cartas, también se encuentran traducciones de textos de otros autores que revisó y anotó, como parte de algunos de los trabajos que emprendió como corrector de estilo.
Las ocupaciones de Fernando Molano Vargas fueron muchas y diversas. Corrigió, escribió textos para las solapas de libros de otros escritores, reseñas para contraportadas, entre otras cosas. Todo eso, sumado a su trabajo creativo, le permitió encontrar en la literatura una manera de expresar sus sentimientos y cauterizar sus heridas, narrar el daño que recibía. “Realmente se tomaba en serio la escritura, incluso cuando la tenía que usar para saldar deudas personales, hacer reclamos, o declarar su amor a alguien. Sus cartas, por ejemplo, dirigidas a amantes y amigos son, en sí mismas, verdaderas piezas literarias”, señala Pedro Adrián Zuluaga.
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La autoficción y el deseo parecen ser dos de los pilares de la obra de este autor, a través de las cuales encontró el destino de sus palabras, las cuales han sabido anteponerse al paso del tiempo gracias a su capacidad regenerativa, pues parece que Molano Vargas se contara a sí mismo una y otra vez en cada una de sus ficciones y poemas, y cada tanto, refunda el universo a su antojo.
Con su carga sentimental y vivencial, la fuerza de la experiencia del escritor le da toda la autenticidad a esta obra que provoca empatía en quien la lee, crea una conexión inmediata que se siente en la piel. No hay otro autor en la literatura colombiana que consiga algo como esto, de esta manera en particular, deleitando a su paso con cuanta costura y técnica narrativa, que se funden a raíz del pacto autobiográfico, que deja en revelado la voz de quien escribe.
(Lea aquí un fragmento del libro):
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