Matilda ya no lee a Rudyad Kipling sino a Jane Austen y Augustus Gloop ya no es “gordo” sino “grande”: las obras de Roald Dahl ahora son políticamente correctas

El colectivo Inclusive Minds, en conjunto con la editorial Puffin, se han encargado de reeditar obras como “Charlie y la fábrica de chocolate”, “Las brujas” y “Los Cretinos” para hacerlas políticamente correctas, inclusivas y menos ofensivas.

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Eliminan descripciones ofensivas de la obra de Roald Dahl
Eliminan descripciones ofensivas de la obra de Roald Dahl

La corrección política ha alcanzado la obra del escritor británico Roald Dahl, autor de clásicos de la literatura como “Matilda”, “Las brujas”, “James y el melocotón gigante” y “El gran gigante bonachón”. Augustus Gloop, uno de los niños de “Charlie y la fábrica de chocolate”, ya no será “Gordo”; de ahora en adelante cambia a “Enorme”; la señora Twit, de “Los Cretinos”, dejará de describirse como “terriblemente fea y bestial”, solo será bestial, y los Oompa-Loompas también dejan de ser “hombres pequeños” para ser “personas pequeñas”.

La editorial Puffin contrató lectores “sensibles” para que reescriban fragmentos de los cuentos para niños de Roald Dahl, textos que, de acuerdo con la editorial, tienen que sufrir modificaciones para asegurarse de que puedan seguir siendo textos disfrutables para los tiempos actuales. En estas reediciónes los encargados han puesto especial atención a las referencias que se encuentran en los textos a la apariencia física.

La editorial Puffin ha informado que la decisión de cambiar ciertos términos se debe a que actualmente “las palabras importan”, algo que también han incluido al final de la página de derechos de autor de las últimas ediciones de los cuentos del escritor, quién falleció a los 74 años en el año de 1990. En el texto se explica el gran legado de Dahl, como fuente de maravillosos viajes literarios, pero se explica que que debido a que “el libro se escribió hace muchos años, revisamos regularmente el lenguaje para asegurarnos de que todos puedan seguir disfrutándolo hoy”.

Roald Dahl, escritor  de "Charlie y la fábrica de chocolate", "Matilda" o "Las brujas". (Foto: Getty Images).
Roald Dahl, escritor de "Charlie y la fábrica de chocolate", "Matilda" o "Las brujas". (Foto: Getty Images).

En aras de convertir el legado literario del cuentista británico en algo más inclusivo y menos ofensivo, los editores se han dado la tarea de cambiar términos y referencias que no encajan con la dialéctica de nuestro tiempo. El Daily Telegraph comparó las versiones originales con las reediciones “políticamente correctas” y ha reportado cientos de cambios en las obras analizadas, como la eliminación de “gordo” y “feo”.

La editorial, Puffin, y Roald Dahl Story Company, han realizado estos cambios junto al colectivo “Inclusive Minds”, un grupo al que su portavoz describe como “un colectivo para personas apasionadas por la inclusión y la accesibilidad en la literatura infantil”.

“Hay muchas otras razones por las que las mujeres pueden usar pelucas y ciertamente no hay nada de malo en eso”, este es uno de los nuevos fragmentos en “Las brujas” (The Witches), un párrafo en el que originalmente Dahl, describía que las brujas eran calvas bajo las pelucas, ahora esto se complementa con un fragmento que valida el uso de peluca. Así mismo, algunos medios británicos se han encargado de difundir, que en estas reediciones, los tres hijos de Mr. Fox ahora son hijas.

Roald Dahl, con dos jóvenes fanáticos de su lecturas (Foto: ABC).
Roald Dahl, con dos jóvenes fanáticos de su lecturas (Foto: ABC).

También han cambiado los gustos de Matilda, quien ya no leerá más al poeta Rudyard Kipling, sino a la novelista Jane Austen; una bruja que antes se hacía pasar por cajera de supermercado, ahora es una brillante científica. De los textos también fueron eliminadas las palabras “blanco” y “negro”, un personaje no se puso “blanco”, sino que en adelante será “pálido”, y en defensa de la salud mental los expertos decidieron erradicar “loco” o “demente”.

Las obras de Roald Dahl no se han alejado de la polémica, durante varios años entre algunas comunidades lectoras se hacían señalamientos al escritor por supuestos fragmentos de su obra en los que se denotaba sus posturas como un hombre ligado al antisemitismo, a la misoginia y el racismo. Pero no solo por sus escritos, sino por pasajes de su propia vida, como cuando se declaró abiertamente “antiisraelí”, a pesar de contar con un agente judío.

Para 2020, la misma familia del escritor publicó una declaración en su web oficial en la que se disculpaba por su antisemitismo. Pero muchos años antes, Dahl y Eleanor Cameron, también escritora de libros infantiles, mantuvieron una discusión sobre los estereotipos racistas de los Oompa-Loompas, y posteriormente en 1998 la periodista canadiense Michele Landsberg señaló la misoginia del autor: “Las mujeres malvadas, dominantes, apestosas, gordas y feas son sus villanos favoritos”.

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