El rubro “lectores compulsivos”, que reconozco integrar, se parece, con tal vez menos dañinas consecuencias a uno similar de “fumadores compulsivos” (cada vez menos frecuentes): los que encienden un cigarrillo con la colilla del anterior. Los adictos somos aquellos que, terminado un libro, nos abalanzamos sobre el siguiente. Una de las consecuencias de ese hábito es que, a menudo, nuestra memoria va borrando lo leído, sobre cuyos textos se sobreimprimen los que se leen después.
Cuando uno de estos especímenes recordamos vívidamente un libro leído mucho tiempo atrás, puede afirmarse que ese volumen “algo habrá hecho”, infeliz expresión de triste memoria. Y es lo que me sucede con el libro que traeré a colación hoy: Anno Domini y otras parábolas, de George Steiner.
Fue publicado originalmente en inglés en 1964 y en castellano en 1997 por la Editorial Universitaria Andrés Bello de Chile, con el título de El año del Señor. En esas ediciones se incluía solamente las tres primeras nouvelles (el subtítulo en inglés era Tres historias de la Guerra), que me impresionaron de tal manera que las recordaba casi perfectamente cuando las volví a leer, reeditadas en 2014, junto a Otras parábolas, por la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica. Y lo mismo me sucedió al emprender su lectura una vez más para escribir esta columna. Si eso no se llama “impresionar”, que venga el señor Larousse (o la señora Larousse) y me corrija.
La traducción de la primera parte, casi impecable, es de Carlos Gardini (cuyo único error, a mi juicio, es incurrir en el antidequeísmo). La parte nueva también está muy bien traducida por Héctor Silva.
Para empezar, ¿quién fue George Steiner? “Francis George Steiner, conocido como George Steiner, fue un profesor, filósofo, crítico y teórico de la literatura y de la cultura franco-anglo-estadounidense, especialista en literatura comparada y teoría de la traducción”. Nació en Francia en 1929, en una familia judía proveniente de Austria; vivió en los Estados Unidos y en Inglaterra, donde falleció en febrero de 2020 y sumó a su nacionalidad de origen las de los dos países en los que residió y ejerció la docencia.
Nótese: en ninguna de sus biografías se dice que fue novelista o narrador y sin embargo, los textos que integran este libro (los cuatro últimos publicados originalmente en la revista Granta) son obras maestras de la narrativa, con una fuerza que envuelve y arrastra.
Un viejo dicho inglés califica a quienes se dedican a muchas actividades variadas de Jack of all trades and master of none (aprendiz de todos los oficios y maestro de ninguno), algo así como una crítica a la diversificación de lo que en Latinoamérica se llama “todero” o especialista en general. Una aplicación de la respuesta del pintor griego Apeles al zapatero, cuyas críticas a la forma en que había pintado zapatos aceptó, aunque rechazó luego las que el artesano, envalentonado, comenzó a dedicar al resto de la pintura que estaba viendo.
Como toda norma, esta también tiene una excepción: los siete relatos que componen el libro en su última versión son todos magistrales, precisos, lingüísticamente muy ricos e ideológicamente cargados de sentido.
Los tres primeros, ambientados en la la Segunda Guerra Mundial o en su inmediata época posterior, son perfectos. A riesgo de spoilear, cuento de qué van: en el primero, un oficial alemán regresa, derrotado, al pueblo donde fue jefe de la Ocupación; en el segundo un estudioso norteamericano halla refugio de los nazis en Bélgica, en una institución privada para enfermos mentales.
El tercero, “El indulgente Marte”, combina una relación entre oficiales veteranos de la guerra que se reúnen periódicamente en un exclusivo club londinense con la historia individual de dos de ellos. Uno emprenderá un tratamiento psicoanalítico y su amigo tratará de convencerlo de que el terapeuta, judío, lo estafa. Para demostrárselo lo induce a contar en sesión sueños que él mismo inventa. Esto refleja la propia posición de Steiner como crítico de Freud y el método del psicoanálisis.
Las cuatro Parábolas son de desigual interés. La primera, extensa como una novela corta, ambientada en Italia, narra las venturas y desventuras de un corrector de pruebas, militante comunista, integrante de un círculo teórico de marxistas leninistas que debe afrontar la caída del comunismo soviético y la disolución del PC italiano, convertido en “Partido de la Izquierda Democrática”.
La segunda, “Discos de la isla desierta”, trata del registro de sonidos, probables e improbables. La siguiente, “Navidad, navidad”, es el único texto que es realmente un cuento, donde el sorpresivo final deja knock out a quien lee. El último, exageradamente bíblico a mi juicio, solo inteligible para expertos en el libro sagrado, refleja la preocupación del autor como judío por ciertos temas discutibles acerca de Dios y sus designios.
En una entrevista que Steiner concedió al ensayista italiano Nuccio Ordine con la condición de que sus confesiones solo se publicaran con posterioridad a su muerte, se cuenta que escribió “cientos de cartas autobiográficas, ahora selladas en los archivos del Churchill College de Cambridge que saldrán a la luz en 2050″ por decisión de su autor.
Ordine lo entrevistó varias veces y en su introducción a este último reportaje menciona “su conocimiento enciclopédico animado por una sorprendente curiosidad. Y (…) sobre todo, en su pasión por la enseñanza, en su capacidad por compartir el amor por la literatura y el conocimiento con los estudiantes y el público”.
Todo esto se refleja en los relatos de este libro, en los que además se incluyen frases en idiomas diversos al original inglés, utilizadas muy adecuadamente. No puedo resistirme a citar una de sus respuestas a este reportaje destinado por él a permanecer inédito hasta después de su muerte:
“-¿Por qué una entrevista póstuma?
-Siempre me fascinó la idea de algo que se hará público precisamente cuando yo ya no pueda leerlo en los periódicos. Un mensaje para los que se quedan y una manera de despedirme dejando que se oigan mis últimas palabras. Una ocasión para reflexionar y hacer balance. He llegado a una edad en que cada día más o menos normal debe considerarse un valor añadido, un regalo que te da la vida. En esta fase, los recuerdos del pasado se convierten en el único y verdadero futuro interior. Es un viaje hacia atrás basado en el recuerdo lo que nos permite alimentar algunas esperanzas”.
Más adelante habla de su libro Errata, en el que se refiere a errores que ha cometido y se reprocha “no haber tenido el valor de probarme en la literatura `[algo que el libro que reseñamos desmiente] (…) Por supuesto los críticos (…) también tienen una función importante. (…) Pero no es lo mismo. La distancia entre quienes crean literatura y quienes la comentan es enorme: una distancia ontológica, una distancia del ser.”
A pesar de lo que confiesa, en 1981 también escribió otra novela: El traslado de A. H. a San Cristóbal, “donde ‘cazadores de nazis’ encuentran a Hitler varias décadas después, solo y oculto en la selva amazónica”. Con la arbitrariedad de la que no desisto, afirmo: si van a leer una sola obra de narrativa este año, que sea Anno Domini, de George Steiner.
Quién fue George Steiner
♦ Nació en Francia en 1929 y murió en 2020.
♦ Fue filósofo, crítico literario, profesor y también escritor, aunque se lo reconoció mucho menos por esto.
♦ Entre sus obras se cuentan Anno Domini y otras parábolas.
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