Jaime es escritor, o bueno, lo intenta. Hace de todo: escribe artículos, transcribe entrevistas, trabaja en guiones para series y cualquier programa que lo acepte, incluso uno de sucesos paranormales. Jaime trabaja en lo que puede, pero su cuenta bancaria no refleja lo que él espera. El trabajo freelance no es lo que él pensaba. Un poco más y podrá autodenominarse pobre.
El mundo ya no es lo que era y lo que en un tiempo parecía ser un trabajo digno ya no lo es. A Jaime le atraen ciertas cosas que a nadie más le importan. Vivir de escribir no es nada fácil y, para colmo, los bancos no dejan de molestarlo.
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“Jaime escribía por las tardes, sobre todo por las noches, y dedicaba sus mañanas a lo que él llamaba ‘no perder el pulso de la calle’, que realmente significaba gastar el tiempo de manera inútil y desordenada. Se levantó y se dirigió a su tercera cita del día, tras El Rápido y doña Concha: la oficina bancaria. Antes vio que la pantalla del móvil le indicaba que había recibido un nuevo correo electrónico, pero lo dejó para más tarde, como casi todo. Se internó hacia Huertas, deteniéndose en la librería de viajes y montaña, con un bonito escaparate en madera oscura que le daba un aire al inicio de una aventura a lo Kipling. Allí vio un libro con la imagen de unas cumbres troqueladas como un puzle, la esquina inferior derecha de la foto simulaba el desprendimiento de una de las piezas. Se titulaba Avalancha” - (Fragmento).
De repente, un e-mail le advierte que hay un grupo disouesto a hacer lo que sea para alterar los resultados de las próximas elecciones. Son personas con poder, de las que nadie dudaría. A Jaime, en un principio, le parece impensable, pero no puede dejar de darle vueltas al asunto. En menos de lo que cree, se verá envuelto en un complot que es mucho más grande que cualquiera de ellos.
Lo único que atina a pensar Jaime, y con él los lectores, es por qué justo a él vienen a pasarle estas cosas. ¿No bastaba con que su vida ya fuera lo suficientemente complicada? ¿Acaso esto es lo que requería para cambiar el curso de su vida de una vez por todas?
“Todo empieza en septiembre” es el título de esta historia del español Daniel Bernabé, en la que muestra todos sus dones, o gran parte de ellos, como narrador. El resultado es una novela ambiciosa, generacional, en la que no hay espacio para las nostalgias, narrada desde la inclemencia más aturdidora.
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La novela, a lo largo de sus 448 páginas, retrata algunos de los conflictos de quienes han crecido en la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI. En entrevista con Zenda, el autor español comentó:
“La cultura no se entendía simplemente como algo entretenido, sino como algo que te definía como persona y era parte de tu identidad. Éramos la cúspide cultural de un siglo y teníamos todo lo que estaba detrás de nosotros para aprovecharlo; no era nostalgia, era simplemente acudir al pasado para encontrar herramientas que te permitían enfrentarte al futuro”.
El personaje de Jaime Peña es uno de estos que ha nacido en ese período, que hace malabares para llegar a fin de mes y que cuando se presenta como ‘periodista’, la gente piensa que tiene dinero, pero no es así.
Jaime ya ronda sus 40 años y ha tocado fondo. Desde que le llega ese e-mail, todo se pone de cabeza y debe enfrentar a diferentes enemigos, algunos de ellos inventados por él mismo, apoyado en sus ideas conspiranoicas. Él piensa que son reales estas cosas y que la gente necesita saberlas, pero lo cierto es que la atención se moviliza hacia otras partes, hacia aquellos lugares menos peligrosos en donde la amenaza no es real.
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“El correo contenía una imagen. Jaime la miró en silencio unos segundos y la seleccionó para que ocupara toda la pantalla. Volvió a coger aire para después exhalar con dramatismo, uno diferente al de sus recuerdos, pasando del abatimiento a la tensión. Se quitó las gafas de sol y las colgó del cuello de la camisa que, como la de su padre, también era de cuadros. En la imagen se veía una fotografía de factura profesional que parecía hecha con un teleobjetivo. Una finca, quizá una casa de campo por el norte, a juzgar por el verdor del césped que alfombraba la escena. Cinco personajes en una mesa blanca de jardín, hierro forjado, producto de anticuario. Vino sobre la mesa, de al menos tres cifras por botella. Cuatro sentados, uno de pie” - (Fragmento).
Una novela con aires de sátira social, de intriga política, una pieza en la que su autor, autor de ensayos como La trampa de la diversidad y La distancia del presente, pone el foco en la generación que no ha sabido retirarse el velo, “enfrascada en la supervivencia para salir de una crisis y sacar la cabeza del agua”.
El nivel de criticismo que se empeña en revelar “Todo empieza en septiembre” lleva a los lectores a caer en la cuenta de que, como Jaime Peña, cuando hemos llegado a los 40 y no tenemos nada de aquello que se suponía debíamos haber conseguido, que a esa edad nuestros padres ya tenían, es demasiado tarde para reclamarle al tiempo. Entonces, hay que hacerle frente.
Tras haber sido librero por varios años y haberse desempeñado como activista político, Daniel Bernabé se ha lanzado finalmente al terreno de la novela, habiendo escrito ya un par de libros de ensayo y relatos. El resultado es lo que el grupo Planeta ha entregado a los lectores en los primeros meses de 2023, una verdadera joya.
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