Desde el siglo XIX, los cantantes de ópera han tenido una importante relevancia en el panorama cultural de Europa. A diferencia de los músicos de una a orquesta, los cantantes llevan su instrumento consigo, sometidos a circunstancias como enfermedades, cambios hormonales y hasta depresión. De todo esto y más da cuenta el periodista Jesús Ruiz Mantillada en “Divos”.
En este texto, editado por el sello Galaxia Gutemberg, el periodista español de 58 años, recopila las historias de algunas como un feliz Rubinstein, un expansivo Bernstein, una volcánica Argerich o hasta un heroico Rostropovich.
En las páginas de “Divos” el autor se encarga de trazar el perfil de un puñado de intérpretes con los que ha tenido contacto gracias a su profesión.
Representantes de cuatro generaciones entrecruzadas, algunos nombres tienen un capítulo especial. En un primer momento, Mantillada narra la carrera de Plácido Domingo, Luciano Pavarotti, Josep Carreras o Teresa Berganza; por otra parte, la de Renée Fleming, Barbara Hendricks y Roberto Alagna.
Revela un Plácido Domingo disgustado con los textos del periodista, quien lo ve empeñado en demoler su mito con la misma fuerza y tensión dramática con las que lo puso en pie. Sobre Pavarotti, presenta el relato de la entrevista que le hizo en Módena, donde lo más relevante de la conversación fue que el inolvidable tenor se quedó dormido, un pasaje de gran valor anecdótico para el periodista de Santander.
También presenta a quienes han marcado con fuerza las dos primeras décadas del nuevo milenio. Cecilia Bartoli, Anna Netrebko, Sondra Radvanovsky, Carlos Álvarez, Jonas Kaufmann, Juan Diego Flórez, Javier Camarena, Rolando Villazón o, después, Philip Jaroussky y Jakub Jozef Orlinsky.
“El mundo ha cambiado de manera muy rápida y Plácido Domingo ha seguido en un lugar que ya no es de este mundo, es de otro, y no lo ha sabido ver. Lo equiparo con el rey Juan Carlos” Jesús Ruiz Mantillada.
Jesús Ruiz Mantillada se encarga de narrarlos sobre el escenario, pero también fuera de él. El periodista presenta en el amplio espectro de “Divos” a figuras, como Peter Gelb o Gerard Mortier, artistas de la escena que han sido capaces de transformar, desde su audaz visión de la cultura, un espectáculo como la ópera para asegurar la supervivencia del acto a futuro.
Son bastantes los nombres que se hacen presentes en este texto, pero el valor periodístico de “Divos” reside en el contacto cercano de Ruiz Mantilla al entrevistar a cada uno de estos personajes como cronista musical. Este compendio de personalidades conforma una visión apasionada, lúcida y polémica del mundo del arte y la música.
En cada uno de los personajes, el autor aborda sus propios valores y su filosofía de vida; sus carreras, la política, el amor, las manías, pasiones, excesos, locuras, sus glorias y hasta sus ocasos. En “Divos” el periodista trata de hacer un retrato colectivo donde prima la dimensión humana de aquellos talentos que bordean la tragedia, pero que saben reírse de sí mismos y de lo que les rodea sin ser indiferente a nadie.
Ruiz Mantillada distingue entre esta pasarela de cantantes de ópera, no tanto en generaciones como por actitudes y hasta modelos de comportamiento. Retoma la existencia de un puñado de intérpretes y grandes nombres de la industria. En las páginas de su libro roza de cerca las actitudes del pasado, la lírica de otros tiempos y las que pueden dirigir el camino a sitios menos ilustres en un futuro no muy lejano.
En “Divos” el autor no solo es capaz de hablar de artistas capaces de cantar como los ángeles, sino también de los alumnos aventajados del Actors Studio, de artistas próximos al público, como políticos en campaña, que no tienen reparos en confesar sus debilidades. El periodista se detiene también en “lo que pudo ser y no fue...”, como el caso del tenor catalán Josep Carreras, eclipsado por la enfermedad.
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