En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dado mucho que hablar. Algo que hasta hace poco pertenecía al reino de la ciencia ficción, hoy en día se ha vuelto una herramienta para que cualquiera con acceso a una computadora pueda experimentar, incluso sin ningún conocimiento previo sobre el tema.
Los debates sobre su uso, sus límites y la posibilidad de que pueda llegar a reemplazar el trabajo humano abandonaron su abstracción y se volvieron cada vez más reales ante la democratización de las IA que llegó de la mano de sistemas como ChatGPT, en los que el usuario puede hacer preguntas y mantener conversaciones en tiempo real con una máquina.
Por el Día de San Valentín, le pedimos cinco recomendaciones de libros de literatura romántica argentina a ChatGPT para ver cuánto hay de inteligencia (y cuánto de artificio) en el prototipo de IA que está en boca de todos. Sus respuestas, sin embargo, dejaron mucho que desear.
¿Gabriel García Márquez argentino?
Todo arranca con una pregunta: “¿Podrías por favor -ante todo, hay que ser amable: uno nunca sabe cuándo estas inteligencias artificiales evolucionarán y tomarán control del mundo- recomendar cinco libros de literatura romántica argentina para el Día de San Valentín?”.
“¡Claro! -responde ChatGPT con rapidez pero no de manera instantánea, como si alguien del otro lado estuviera en realidad tipeando-, ahí van cinco libros de amor de autores argentinos para disfrutar en el Día de los Enamorados”. Pero, ya desde su primera recomendación, esta inteligencia artificial pone en evidencia sus límites y falencias.
A la lista de cinco libros recomendados la encabeza el célebre Premio Nobel de Literatura colombiano Gabriel García Márquez con su monumental El amor en los tiempos del cólera, lo cual sería una recomendación ideal para San Valentín de no ser porque lo que buscábamos era literatura romántica argentina. Punto para los humanos.
Pero ese no fue el único error ante el pedido -bastante simple, por cierto- que le hicimos a ChatGPT. En su listado, además de recomendar La fiesta del Chivo del también Premio Nobel Mario Vargas Llosa (que no es ni argentino ni romántico), esta IA incluyó además el libro Borges y yo de Jorge Luis Borges. ¿El problema? El autor de Ficciones nunca escribió un libro con ese nombre. Aunque sí tiene un cuento corto titulado de esa forma, el libro Borges y yo pertenece al escritor y académico estadounidense Jay Parini.
La inteligencia artificial en su laberinto
Como sabemos que este tipo de IA no es más que un prototipo que se alimenta a base de información, la procesa y formula sus respuestas sin nunca alcanzar una subjetividad, decidimos darle una oportunidad y aclararle sus errores con el fin de que no vuelva a repetirlos.
“¡Algunos de esos libros no fueron escritos por autores argentinos!”, le indicamos, por lo que ChatGPT se disculpa y manda una nueva lista con cinco libros más. ¿El primero? Sí, otro de García Márquez. Esta vez, El otoño del patriarca.
Pero, como si fuera poco, en el nuevo pedido hecho ante los errores del primero la IA redobló la apuesta e incluyó más autores no argentinos que antes. Una vez más, recomendó al peruano Vargas Llosa y su novela El paraíso en la otra esquina (que, como la anterior, poco y nada tiene de literatura romántica), pero también sumó El cartero de Neruda que, aunque esta sí puede considerarse una novela de romance, tiene un autor chileno: Antonio Skármeta.
¿Y las mujeres?
Al entrar a ChatGPT por primera vez, además de un cartel que apela a la paciencia del usuario ante la alta demanda que constantemente tienen sus sobrepasados servidores, lo primero que aparece es una advertencia: “Si bien contamos con medidas de seguridad, el sistema puede generar ocasionalmente información incorrecta o engañosa y producir contenido ofensivo o tendencioso. No tiene la intención de dar consejos”.
El boom de las IA de fácil acceso generó, a la par de la curiosidad de los usuarios, no pocas controversias cuando empezaron a aparecer denuncias sobre algunas respuestas racistas por parte de ChatGPT. Y es que, aunque esta inteligencia artificial fue creada con “sesgos sociopolíticos” para evitar discursos nocivos de ese tipo, si la información que procesa es, por ejemplo, racista, difícilmente el resultado se diferencie por completo de esas mecánicas.
En este caso, no es el racismo lo que preocupa, sino la ausencia casi total de mujeres en la lista de recomendaciones. De los diez autores que incluyó, solo uno fue una escritora mujer: Alfonsina Storni. Y, como si fuera poco, le adjudicó un libro que la poeta nunca escribió, titulado En la palma de tu mano.
Ante el comentario sobre la falta de mujeres en su lista, ChatGPT respondió: “Me disculpo por el desequilibrio en mis recomendaciones anteriores. Entiendo la importancia de representar diversas perspectivas y voces en la literatura. Aquí hay cinco libros románticos más, escritos por autoras, que puede disfrutar”. ¿El primero de la (tercera) lista? Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
¿Crónica de una muerte anunciada?
Más allá de sus errores, que dan pauta del artificio de su inteligencia, ChatGPT es una herramienta divertida. No es infalible pero sí divertida. E, incluso, admite sus propias limitaciones: “Como modelo de lenguaje de IA, no tengo opiniones ni creencias personales, y si bien la IA puede procesar y analizar grandes cantidades de datos e información de manera rápida y precisa, carece del toque humano y la creatividad, que son tan cruciales como la empatía y la inteligencia emocional, cualidades difíciles de replicar solo con IA”.
Así que, como lo prometido es deuda, acá una lista humana de cinco libros de amor para leer en este San Valentín (para la que nos tomamos la libertad, aunque se lo hayamos reprochado a ChatGPT, de no incluir solo argentinos):
♦ Un beso de Dick, de Fernando Molano Vargas (Blatt & Ríos): Felipe, un adolescente colombiano que acaba de perder a su mejor amigo, se enamora de Leonardo, un compañero de clases y de su equipo de fútbol. Ternura, lujuria, tragedia e inocencia efervescen juntas en esta historia que transcurre a fines de los ‘80 entre aulas, recreos y vestuarios.
♦ Dame pelota, Dalia Rosetti (Mansalva): esta es una historia de sangre, sudor y lágrimas protagonizada por dos chicas de Villa Fiorito que descubrirán el amor escondido bajo los polvos, la pelota y la pasión.
♦ El beso de la mujer araña, Manuel Puig (Seix Barral): conocido como uno de los primeros libros de literatura explícitamente gay en Argentina, cuenta la historia de cómo una marica encarcelada se enamora de un preso político y, para engatusarlo, le relata sus películas favoritas.
♦ Vaquera invertida, McKenzie Wark (Caja Negra): esta es una novela filosa y vanguardista en la que la autora, una académica australiana, se deja llevar por su sexualidad irrestricta y la libertad atolondrada de la noche, las fiestas y la droga para descubrir que, aunque suene cursi, si quiere amar a alguien más, primero debe amarse (y, fundamentalmente, conocerse) a ella misma.
♦ ¡Oh, esto parece el paraíso!, John Cheever (DeBolsillo): en su última novela, de cara a la vejez, el “Chéjov norteamericano” escribe una oda al amor, la tranquilidad y la esperanza (que debe traducirse en acción), con un personaje principal entrañable que mantiene intacta la capacidad de enamorarse perdidamente de hombres y mujeres desconocidos.
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