En 2009, el músico español Antonio Vega partió de este mundo tras 51 años de vida y algunos tantos de compartirla con la gente a través de los discos y los escenarios. Famoso por haber sido uno de los miembros de Nacha Pop, Vega dejó su huella en la historia de la música pop española como uno de sus compositores fundamentales. Tras su muerte, distintos homenajes se le rindieron y una calle en su natal Madrid lleva su nombre: la Plazuela Antonio Vega, en el barrio de Malasaña.
El español nació en el año 1957 como el tercero de seis hermanos. Su padre era un médico traumatólogo que alimentó sus inquietudes de niño. Pronto, el pequeño Antonio se destacó en todo lo que hizo. Le iba bien en la escuela, era un buen deportista y en cuanto descubrió la música, su inteligencia y su pasión se volcaron de lleno. Pese a que en la juventud inició varios estudios (arquitectura, física, pilotaje de aviones), tras prestar su servicio militar, en 1978 se decidió por la música definitivamente. En ese año, junto a su primo Nacho García Vega, inició Nacha Pop, y con él gestaron una de las etapas más fructíferas para el pop español.
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Tras varios años de éxito, Antonio Vega se lanzó como solista y trabajó entre 1991 y 2009, cuando su salud comenzó a decaer. Finalmente, un cáncer de pulmón se lo llevó.
Su vida y la magnitud de su obra ha sido registrada en un libro que recién ha publicado el grupo Planeta, en España, a 14 años de su partida, y se espera que llegue al resto de Hispanoamérica en los próximos meses.
Se trata de la primera biografía autorizada de Antonio Vega, escrita por Magela Ronda, la misma que trabajó hace unos años el libro “Bruce Springsteen. De Greetings from Asbury Park a la tierra prometida”, de la mano del grupo editorial Penguin Random House, a través de su sello Grijalbo.
En las páginas de “Antonio Vega. Una vida entre las cuerdas”, la autora recopila los datos más importantes de la vida del icónico artista. Un hombre enigmático y fascinante que arrastró a lo largo de sus días una fama como de poeta maldito, de artista siempre al borde del precipicio. Sus canciones siempre dieron cuenta de eso, del chico solitario y triste que era, pero que vivía a través de la música como el que más.
Vega encantó a más de una generación con sus letras. Conseguía, como pocos compositores, desnudar su alma en las melodías y tocar la guitarra con un virtuosismo envidiable.
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Antonio Vega nunca se escondió de nadie, siempre se mostró sincero ante quienes de verdad estaban dispuestos a escuchar. A veces ignorado, otras aclamado, el músico español supo ser inolvidable.
En este libro, la autora intenta exponer a ese chico triste y solitario como un hombre realmente enigmático, complejo, que eligió el arte para hacerse escuchar y nunca dejó nada a la mitad, más allá de que por ahí haya un cuadro a medio pintar o un verso a medio escribir. Su vida la vivió completa hasta que se le permitió; lo que le faltó, han buscado llenarlo quienes más compartieron con él, lo amaron y hoy lo extrañan.
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“Antonio Vega. Una vida entre las cuerdas” incluye fotografías inéditas del artista, cartas manuscritas e imágenes de cuadernos y notas de canciones a mano. Todo este material fue el que consiguió salvarse tras el incendio de una de las casas en donde vivió Vega y que se ha recuperado tras varios años después de su muerte. Apoyada en testimonios de sus más cercanos amigos y familiares, Magela Ronda intenta entrar de lleno en el misterio del músico.
Son alrededor de 224 páginas las que los lectores encontrarán, en donde el icono, el músico, el enigma, busca contarse como hombre, más allá de su fascinación y magnetismo. Un hombre que hechizó a todos con la delicadeza de su voz y el lirismo de sus canciones.
Antonio Vega buscó siempre la manera de echar a volar, no se aferró a nada ni a nadie. Su corazón, como su mente, estuvieron siempre más allá de las estrellas.
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