Eran tensas las reuniones de los seis jueces que debían fallar en el Juicio a las Juntas Militares que condenó a los altos mandos de la última dictadura. Tenían, en los expedientes larguísimos que se apilaban en sus oficinas, testimonios de primera o segunda mano del terrorismo de Estado que había operado en la Argentina apenas unos años antes.
Tenían, en las decisiones que debían tomar sobre cómo llevar adelante el proceso judicial y sobre cómo debían administrar las penas, una buena parte del futuro de la frágil democracia argentina en sus manos. En las manos con las que firmarían la sentencia.
La hermandad de los astronautas se llama el libro que Ricardo Gil Lavedra, uno de los jueces que integró ese tribunal de seis, escribió sobre el día a día íntimo de ese proceso judicial que fue único en la Argentina y en el mundo.
El ex diputado y ex ministro de Justicia tiene lo que pocos tienen para reconstruir aquel momento único de la historia del país: vio los hechos, los protagonizó, se puso contento algunas veces y nervioso algunas otras por ese juicio ejemplificador que condenó a los autores de delitos de lesa humanidad que todavía tensaban las cuerdas de la realidad nacional y exigían un tribunal militar porque las leyes civiles, creían, no habían sido hechas para ellos.
“Hacer el juicio y dictar sentencia era una de las promesas fundantes del contrato electoral que había planteado Alfonsín”, dice en un episodio de Podcast de autor, conducido por la periodista Julieta Roffo y dedicado al libro que Gil Lavedra publicó a través del sello Sudamericana. Apenas empieza el libro, el autor explica por qué eran algo así como astronautas: todo alrededor era caótico así que debían concentrarse con mucha precisión en el objetivo, que era llevar el Juicio a las Juntas a buen puerto.
¿Pero cuáles eran las presiones, los miedos, las zozobras de aquellos días en los que el Estado de derecho estaba apenas refundado? Son algunas de las preguntas que el ex juez respondió durante la conversación, en la que también tuvo tiempo para referirse al impacto masivo de Argentina, 1985, el film argentino que ahora va por el Oscar y que contó el mismo juicio que Gil Lavedra, aunque con el fiscal principal de la causa, Julio Strassera, como protagonista central.
“Gracias, Argentina, 1985″, asegura el autor de La hermandad de los astronautas en la entrevista, “por la masividad con la que tanta gente, y sorprendentemente muchos jóvenes, se acercaron a esa historia”. Pero enseguida tiene peros: el rol de Alfonsín, las supuestas presiones de la Fuerza Aérea sobre el tribunal, las tensiones que se desencadenarían apenas terminado el juicio son algunos de los matices que Gil Lavedra desarrolla en Podcast de autor al hablar de la película protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani.
En su libro están desde los gestos que Jorge Rafael Videla hacía sentado en el banquillo de los acusados hasta la voz del trabajador del Poder Judicial que entraba a la sala de audiencias y les decía “señores, de pie” a todos los que debían respetar a ese tribunal de seis “astronautas” que debía primero escuchar, después pensar y al final emitir su veredicto. Ese es el nivel de cercanía con los hechos que Gil Lavedra detenta en el libro que publicó y sobre el que conversó. Y se animó a una pregunta: ¿fueron bajas las penas para los responsables del terrorismo de Estado? Para conocer su respuesta hay que escuchar el episodio.
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