A contrapelo de la irrefrenable catarata de novedades, los editores y editoras sagaces esgrimen la coartada de la reedición para hacer un trabajo silencioso, profundo y cuidadoso de revalorización de aquellas perlas perdidas en anaqueles ocultos de alguna librería o a veces olvidados o en las bibliotecas.
El editor sagaz, que se parece bastante a un detective, funciona atento a determinadas claves que arrojan en silencios lectores aviesos, bibliófilos, investigadores y otros actores de este particular universo.
Y entonces encuentra, por ejemplo, una colección de textos escondidos en revistas o diarios, o aquella novela que sacudió a una generación, agotó su tirada y quedó en el recuerdo para siempre, o ese compendio de poemas que tantas emociones suscitaron.
También trae del fondo editorial las novelas del último Premio Nobel, o vuelve a editar esa novela juvenil con la que algunas generaciones se iniciaron en la lectura.
Vivir para contarla
La crónica es un género que permite conectar con el aquí y ahora de hechos, apreciaciones y perspectiva del contexto social de cada cronista. Y resulta un lujo cuando está escrita por autores de pluma sutil y poderosa. Este es el caso de las crónicas de Roberto Arlt y Victoria Ocampo reeditadas por Fondo de Cultura Económica.
El paisaje en las nubes. Crónicas en El Mundo 1937-1942, de Arlt, reúne más de doscientas crónicas publicadas en las columnas Tiempos presentes y Al margen del cable. “En estas crónicas, Arlt reconstruye la noticia y la ficcionaliza en varios sentidos: interioriza el punto de vista; introduce monólogos, diálogos entre actores políticos del momento, con personajes históricos y con otros ficticios; escenifica encuentros, inventa situaciones e interlocutores para dar cuerpo a lo que es un simple cable informativo”, dice Piglia. Sólo resta acercarse al libro y vibrar la experiencia.
Por otro lado, Victoria Ocampo. Excéntrica, súper culta, ególatra, genia incomprendida: Victoria, la mayor de las chicas Ocampo, viajó por Europa en sucesivas oportunidades y conoció a Maurice Ravel, Jean Cocteau y Alfred Stieglitz, también a Benito Mussolini y otros.
En idas y vueltas de viajes, cartas, invitaciones, la hermana mayor se codeó con Virginia Woolf, Pierre Drieu La Rochelle, Ígor Stravinski, André Malraux, Rabindranath Tagore, Waldo Frank, T. E. Lawrence, Coco Chanel.
Todos estos personajes de la cultura del siglo XX son retratados en sus crónicas con mirada filosa y sutil. Victoria tiene una actitud abierta al mundo, a la novedad y, a la vez, sabe captar detalles, esos pequeños gestos o datos, donde encuentra la différence. Con prólogo de Sylvia Molloy.
Una temporada en el infierno
“Una gran corriente de consuelos afluyó hacia mí cuando se produjo el primer suicidio en la familia. Cuando se desencadenó el segundo, la corriente se convirtió en un océano vacilante y sin horizontes. Después del tercero, las personas corren a cerrar la ventana cada vez que entro en una habitación que está a más de tres pisos. En secuencias como ésta quedó atrapada mi soledad”. Así se presentaba Jorge Barón Biza, en la contratapa de su autoedición de 1998 de El desierto y su semilla, una autobiografía sin concesiones en la que el autor cuenta el célebre episodio en el que su padre, Raúl Barón Biza, arrojó ácido al rostro de su propia esposa, Clotilde Sabattini, entre otras andanzas y penurias de una familia adinerada e influyente de Argentina siglo XX. En 2013, Eterna Cadencia reeditó la novela, que vuelve ahora en una nueva tirada a las librerías. Para lectores deseosos de conocer a un autor disruptivo, originalísimo y contundente.
Sin duda las escrituras del yo siguen vigentes no solo en las producciones actuales sino en las reediciones y hasta premiaciones importantes. Porque el Premio Nobel 2022 ha sido otorgado a una autora de origen francés que hace de la autobiografía su materia de trabajo. En La vergüenza, de Annie Ernaux, (reeditada por Tusquets), la autora cuenta el episodio familiar en el que su padre quiso matar a su madre.
Era un domingo de verano, primera hora de la tarde, y la pequeña Annie tenía 12 años. Mucho tiempo después, esa escena se le presenta a la autora de manera tan clara y cruel como el día en que la vivió. Y así la cuenta en este libro. Y hay más: en Pura pasión; por ejemplo, Annie Ernaux cuenta la obsesión del enamoramiento. La novela empieza así: “A partir del mes de septiembre del año pasado no hice otra cosa que esperar a un hombre: que me llamara y que viniera a verme”.
La narradora es una mujer culta, económicamente independiente, divorciada y con hijos ya mayores, que pierde la cabeza por un diplomático de un país del Este. El tipo es una especie de bon vivant parecido a Alain Delon, que siente debilidad por la buena ropa y los coches. Aunque parece trivial y hasta irónico el planteo, el relato avanza en terrenos de cierta complejidad como el deseo que idiotiza, que trastoca, el sexo masculino y la masculinidad, la obsesión irrefrenable y la soledad. Una autora para leerse todo. Y por suerte, hay más.
Un poco de poesía, por favor
Laboriosidad, empeño por la palabra luminosa, trabajo de voces únicas que resuenan en un colectivo espeso: la poesía china tiene una vitalidad particularidad. El recorrido de Un país mental – 150 poemas chinos contemporáneos (Gog y Magog), segunda edición de la antología de Miguel Ángel Petrecca, incluye nuevos poemas de la China Actual-. Más de 30 poetas que trabajan tonos, lenguaje y emociones en imágenes fulgurantes. Para difundir y disfrutar de una tradición tan fecunda y luminosa como desconocida.
Y en otro punto muy distinto del universo poético, Carla Quevedo, autora de El día que me enamoré de Nicolas Cage, sostiene que decir “te amo” o “tengo miedo” en otro idioma es más fácil porque las palabras al ser ajenas pesan menos. “A veces hay que irse muy lejos para encontrarse o adoptar otra lengua para animarse a describirse”, comenta. Y en la colección de poemas Me pelée con el manager del spa (Random House) se juega la lengua y la vida para decir todas las emociones. Con sensibilidad y desapego, Carla Quevedo (actriz, escritora, viajera) habla de la tristeza, la soledad, el amor y los perros, el desasosiego existencial disimulado en un feed de Instagram. El libro se publicó en 2019 y se ahora se reedita.
Feliz cumpleaños
Liliana Heker cumple pronto 80 años y se avecinan festejos. En ese plan, Alfaguara reedita El fin de la historia, una novela polémica que pone a dos amigas a un lado y al otro de un dilema-país signado por la violencia, el secuestro, la tortura.
“...teníamos de verdad la vida por delante y la revolución en nuestras manos y creímos estar a las puertas de todo, y una noche, sin previo aviso, caímos como en un pozo sin fondo en este miedo”, dice la protagonista. La presentación del libro es contundente: “Convertida en una destacada militante y entregada a la lucha armada, Leonora empieza a vivir peligrosamente, hasta que un día pasa a integrar las listas de desaparecidos. Diana – su mejor amiga de toda la vida - trata desesperadamente de averiguar qué pasó con Leonora. Lo que no sabe -o no quiere saber- es que la verdad es mucho más compleja y dolorosa de lo que pueda imaginar”. Impostergable.
[”El fin de la historia se puede adquirir, en formato digital, en Bajalibros, clickeando acá.]
Beatriz Guido está entre nosotros
“Fue una experta en evasiones aunque no escribió lo que comúnmente se entiende por literatura de evasión. No practicó en sus novelas el género fantástico, aunque siempre se destacó en ella la imaginación desbocada, pero aceptando los límites que impone la realidad histórica de una sociedad, una época, una clase”, dice de Beatriz Guido el periodista Claudio Zeiger en El paraíso perdido (Emecé).
Y de ella se trata: Guido, que publicó su primera novela en 1954, La casa del ángel, y escribió hasta su muerte, fue una voz tan popular en su época como rápidamente olvidada. Hasta que llega nuestro editor sagaz, y reedita. En este caso, se trata del regreso de El incendio y las vísperas (Sudamericana). Escrita en 1964, y ambientada entre el 17 de octubre de 1952 y el 15 de abril de 1953, la novela refleja la división de una sociedad atravesada por el peronismo y se consolida como el testimonio de una época marcada a fuego en la Argentina, que parece condenada a revivir sus tensiones.
Juveniles también
En El rastro de la canela (Alfaguara), Liliana Bodoc planta la historia en la Buenos Aires del virreinato. Mientras algunos claman ¡Viva Fernando VII! por la asunción del nuevo rey de España, una parte del pueblo se atreve a soñar con una patria libre y alienta la causa revolucionaria. Entretanto, un amor imposible comienza a gestarse entre la joven Amanda Encinas y el mulato Tobías Tatamuez. Compás de tambores y aroma a canela en el aire.
En Springfield (Grijalbo), Sergio Olguín relata las aventuras de tres adolescentes argentinos que se van de intercambio cultural a una escuela de Estados Unidos. Ellos imaginan que van a vivir una aventura al estilo American Pie, pero la realidad es otra: una sociedad extremadamente religiosa, comportamientos políticamente correctos, prejuicios y una discriminación velada que va a hacer aflorar la violencia. También probarán amores, buenas hamburguesas y la ruta 66, que atraviesa el país. Viaje iniciático y homenaje a la cultura norteamericana: desde los escritores beatniks a Los Simpson pasando por Bob Dylan y el baloncesto de la NBA.
Y otra novela juvenil, para el verano de lectores de todas las edades es La pregunta de mi madre (Factotum) de Luis Mey. ¿De qué trata? Matías es hijo único, vive con su madre que trabaja sin parar y un padre casi ausente. Apremiado por la economía familiar, tiene una conciencia del valor del dinero fundada en la carencia. Tan relevante es el dinero (o la falta de él) que los capítulos están titulados con la cantidad de pesos que el narrador tiene en su bolsillo a medida que avanza la historia. “Una novela estupendamente escrita que habla de lo que somos, ese algo que está a medio camino entre lo que ha sucedido y lo que nos decimos que ha sucedido,” dijo Eduardo Sachieri. La pregunta de mi madre (reeditada por Factotum) ganó el Premio Ñ de Novela en 2013, y vuelve a las librerías.
La necesaria Historia
Publicado por primera vez en 1976, Latinoamérica, las ciudades y las ideas (Siglo XXI) de José Luis Romero, reformula la tesis clásica de Sarmiento y la desarrolla con amplitud y complejidad: la historia latinoamericana, una y muchas a la vez, es el resultado de la tensión, el conflicto y la integración entre la ciudad y el campo.
Adrián Gorelik, arquitecto, historiador urbano y especialista en temas urbanos, dijo: “El título del libro de Romero es más que una descripción del tipo de relación que le interesa estudiar: ‘las ciudades y las ideas’ es un postulado que sostiene que la actividad reflexiva sobre la realidad que caracteriza la modernidad (es decir, la “historia”) nace y transcurre en las ciudades, y que es desde ellas desde donde se pensó y definió el continente americano, incluso cuando lo hizo contra ellas”.
Tomando como eje a las ciudades, Romero propone una organización cronológica que plantea sucesivos momentos: el ciclo de las fundaciones, la ciudad hidalga de Indias, la ciudad criolla, la patricia, la burguesa y la ciudad de masas son las estaciones de esta historia, que observa aspectos como la economía, los grupos sociales, las formas de vida, la política y el poder, las mentalidades, las ideologías y la propia ciudad, soporte y actor a la vez.
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