Hablar de Kenzaburō Ōe, es hablar de la máxima expresión de excelencia. La suya es una de las obras más originales de la literatura asiática. Ganador del Premio Nobel de Literatura, un año después de que lo obtuviera la escritora Toni Morrison, es uno de los autores más celebrados de Japón.
Nacido en enero de 1935, el autor de “Una cuestión personal” ha publicado más de una decena de títulos, especialmente novelas. Además del Nobel, el autor nipón ha sido galardonado con el Premio Akutagawa, en 1958, el más prestigioso de Japón, por su libro “La presa”, y en 2002 recibió la Legión de Honor en Francia, por su aporte a la literatura.
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Entre sus títulos más conocidos, además de los dos ya mencionados, es posible destacar “Arrancad las semillas, fusilad a los niños” (1958), “¡Despertad, oh jóvenes de la nueva era!” (1983) y “¡Adiós, libros míos!” (2012).
Kenzaburō Ōe está considerado como el portavoz de su generación y uno de los novelistas más virtuosos de la segunda mitad del siglo XX. Con el ánimo de recordarlo a pocos días de su cumpleaños número 88, en Infobae Leamos hemos hecho una selección de tres títulos para leerlo, bien sea que el lector ya conozca su obra o, por el contrario, quiera sumergirse en su universo narrativo.
A continuación, tres novelas que dan cuenta de tres épocas distintas del autor:
Una cuestión personal (1964)
Esta novela fue una verdadera revolución en su momento y confirmó a su autor como el mejor novelista japonés después de Yukio Mishima. Con un estilo muy personal, Ōe consigue hacer un tratamiento envidiable del lenguaje para narrar la violencia que reside en las pequeñas batallas con las que lidiamos a lo largo de la vida.
En las páginas de “Una cuestión personal”, el autor se basa en la experiencia con su hijo para contar, de manera descarnada, la historia del joven Bird, un profesor de inglés que vive abrumado en un Japón que le es hostil. Su anhelo es viajar a África y allí conseguir lo que, según cree, le cambiará la vida por completo. Sin embargo, sus deseos se ven truncados cuando su esposa da a luz a un bebé anormal, condenado para siempre a vivir como un vegetal, a la espera de la muerte inminente.
Durante varios días, Bird se refugia en lo más profundo de su alma, al borde de sus abismos interiores, y desciende al infierno mismo. Pese a todo, no estará solo. Himiko, su antigua compañera de estudios, lo acompañará. Bird busca refugio en sus brazos, como tantos otros hombres, y a merced del alcohol, se increpa a sí mismo una y otra vez, victimizándose y recordándose la extrema vergüenza y humillación de cargar con un hijo anormal. ¿Deberá simplemente aceptarlo y renunciar a su vida, acabar con todo de una vez?
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Cartas a los años de nostalgia (1997)
Un recorrido interesante por la historia reciente de Japón, a través de la propia vida del autor. Con aire de autobiografía o memoria, este libro repasa los eventos de la bomba atómica, sus años de estudiante en Tokio, su boda y el nacimiento de su hijo, la terrible relación con su madre; el viaje a México, su desencuentro consigo mismo y la búsqueda de la consagración literaria.
La prosa de Kenzaburō Ōe en estas páginas da cuenta de la voz de un hombre que se ha visto en la obligación de ir en la búsqueda de sí mismo en cada pasaje de su vida, dejando de lado lo sublime, lo celestial, para encontrarse de frente con lo terrenal, lo verdaderamente infernal.
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Cuadernos de Hiroshima (2011)
En agosto de 1963, Kenzaburō Ōe visitó Hiroshima con el objetivo realizar un reportaje sobre la conferencia mundial contra las armas nucleares, pero quedó conmovido con los testimonios de los olvidados del 6 de agosto de 1945. Se dedicó, entonces, a documentar sus voces: ancianos solitarios, mujeres desfiguradas, médicos que luchaban contra la radiación y sus efectos.
El autor vio el auténtico heroísmo en cada uno de ellos y escribió una de las crónicas más maravillosas que se han gestado al respecto, basándose en una idea poderosa, una pregunta: ¿Cómo otorgar sentido a una vida destruida?
Ōe no responde a ninguna de las preguntas que se hace, tan solo se interroga, nos interroga a los lectores. Ningún otro reportaje suyo consigue ser tan humano. De ahí su alcance universal.
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