¿Papá se nace o se hace? Cuál es el rol del padre en la sociedad actual

En “Nace un papá”, Matías Criado y Diego Pins, fundadores de la ONG Paternando, guían al lector en el complicado pero gratificante camino de la crianza para construir una paternidad activa, responsable y empática digna del siglo XXI.

Así como en los últimos años cambió la forma de ser un varón, también cambió la forma de concebir la paternidad. ¿Cuál es el rol del padre en la sociedad de hoy en día?

Los tiempos cambian y, con ellos, los roles que antes parecían estáticos, inamovibles. Hasta hace algunas décadas, el lugar del hombre y de la mujer estaba estrictamente delimitado, pero los movimientos feministas lograron que la balanza se nivelara y las diferencias entre ambos no fueran una imposición. Si el rol del varón en la sociedad fue mutando, ¿qué puede decirse de su función como padre?

En Nace un papá, los argentinos Matías Criado y Diego Pins analizan la figura del padre de hoy en día en comparación a la de las generaciones anteriores y guían al lector en el complicado pero gratificante camino de la crianza para construir una paternidad activa, responsable y empática digna del siglo XXI.

Pero los autores, fundadores de la ONG Paternando, advierten: “No quiere decir que equivalga a puro sacrificio, a dejar todo por nuestra familia. Romper con ese modelo de superhéroe no resulta tan fácil como parece, y nos cuesta verlo cuando nos pasa”. Es por esto que Criado y Pins hablan de un “equilibrio incómodo”, que contempla tanto las maravillas de ser padre como aquellas contras de las que poco se habla, como “cuando dormimos con nuestro bebé y sentimos su olorcito que nos enamora, pero al mismo tiempo nos molesta que se mueva toda la noche y terminemos en un costado de la cama sin sábanas o todos contracturados en el sillón del living”.

Según afirman los autores, Nace un papá, editado por El Ateneo, no intenta ser “una receta mágica para ser el padre perfecto, ni se trata de una guía de ‘tips’ para salir del paso o de consejos para resolver todo en la vida”. Es, más bien, una nueva forma de pensar la paternidad en un mundo en el que las diferencias entre las madres y los padres ya no están tan claras como antes. La respuesta, hoy en día, está más clara que nunca: papá no se nace, se hace.

“Nace un papá” (fragmento)

Portada de "Nace un papá", de Matías Criado y Diego Pins, editado por El Ateneo.

El rol del padre o la identidad paterna

Hemos escuchado hasta el cansancio que el rol del padre y de la madre son complementarios, que cada uno tiene un lugar particular en la familia para que funcione correctamente. Y en todas estas conversaciones, tanto con hombres, mujeres o con profesionales, aseguran la importancia de que la madre obre como “contenedora”, atenta a las necesidades del bebé, formando una “diada” de apego.

Mientras tanto, el papá se encarga de proteger y asistir a esa simbiosis, defendiéndola de los posibles peligros del exterior, a la espera de que su hijo crezca para recién en ese momento vincularse con apego. O peor aún, se escucha que “lo importante es la madre, el padre puede estar o no”, y aunque claramente no negamos la importancia de ellas en toda la gestación y la crianza, nos surge pensar en la segunda parte de esa frase: ¿realmente somos accesorios?

Esta concepción cuenta con diversos estudios científicos con sesgos de género que fortalecen la idea de los roles o funciones, en favor de un beneficio superior en la salud física y/o mental de los hijos. Lamentablemente, la paternidad está tan signada por la distancia y la ausencia que cuesta entenderla como un vínculo primario fundamental, incluso en torno a la ciencia, que además refuerza la idea única de lo que es la familia.

¿Qué sucede cuando hay dos mamás o dos papás? ¿Hay vínculos de apego cuando hay una adopción? ¿Cómo pensar el rol del padre si la madre está ausente? Y si la madre sale a trabajar, pero papá se queda en casa, ¿el papá materna y la mamá paterna? Los padres que cuidamos y amamos desde el inicio, ¿estaríamos maternando? ¿Estos cambios de roles son realmente dañinos? Muchas dudas que parecen marearnos con facilidad.

Así como cambian las maneras de ser hombre –ahora es posible mostrarnos tiernos, empáticos, cariñosos, sensibles–, también sucede con la paternidad (limpiar y ordenar la casa, cambiar pañales, ir a la reunión de padres del colegio, estar presente en el parto). Aunque no aparezcan en la mayoría de los libros, existen muchos hombres que se han salido de los mandatos y han construido un apego primario con sus bebés. Ya sea por necesidad como por decisión, estos padres hacían todo lo que se suponía que haría la madre y en ellos hemos visto cómo no había ninguna diferencia en la crianza ni deterioro de la salud, sino más bien todo lo contrario. Dejar de lado la idea de lo que se esperaba y comenzar una construcción desde el deseo había transformado enormemente a esos padres.

Ahora bien, si no seguimos hablando de roles o funciones, ¿cómo nombrar a las diferencias entre una madre y un padre? Al rescate de esta incertidumbre, nace la construcción de la identidad paterna: un proceso de transformación continua definido por lo que sentimos, lo que hacemos, lo que otros ven en nosotros, y genera una autopercepción. De hecho, cuando se presentan en los talleres, muchos padres dicen “soy el papá de Juan” o “el papá de Camila”, dando cuenta de esta identidad que están construyendo. Así también, en familias ensambladas, los hombres que crían y cuidan a los niños de sus parejas muchas veces no se autoperciben como padres, a pesar de efectuar muchas de las acciones que consideramos paternar.

La identidad paterna se desarrolla de diferentes maneras a lo largo de la vida dependiendo de cómo los hombres se dejen interpelar por las vivencias de cuidado y los vínculos de apego en sus familias.

Matías Criado y Diego Pins son los fundadores de Paternando, ONG que cuenta con más de 70 mil seguidores en Instagram.

¿Cuándo nace el deseo de ser padres?

En nuestros talleres, les preguntamos a otros varones cuándo les surgió el deseo de ser padres, y no deja de sorprendernos que muchísimos cuentan que les surgió muchos años atrás, incluso antes de haber conocido a las parejas con quienes finalmente buscaron a sus bebés.

Diego cuenta que de chiquito siempre quiso tener la colección de historietas de Astérix, pero por cuestiones económicas y decisiones de sus padres, no llegó a tenerla. Así fue como, ya de grande, empezó a comprarla con la clara intención de que algún día la heredara su propio hijo (en un momento muy hipotético, ya que ni siquiera estaba en pareja).

Esta dimensión del deseo de ser papá expresada tan abiertamente es nueva y rompe con el mito de que los hombres solo tenemos hijos porque nuestras parejas nos lo piden. Por ejemplo, en Argentina, hace unos años, se usaba el término Susanita (nacido por un personaje de la tira cómica Mafalda, de Quino) para referirse a las mujeres que siempre hablan sobre casarse y tener hijos. Pero aún no existe algo así para los varones; es más, suele ser un tema muy poco conversado y casi tabú, para evitar el miedo o la vergüenza de exponerse frente a otros.

Si bien en muchos hombres existe el mandato de ser procreador, de continuar el apellido, el legado paterno o el negocio familiar, se trata de un concepto diferente al que propondremos aquí. Vemos en los hombres deseos de volverse cuidadores y tener un vínculo cercano con sus hijos.

Poder empezar a hablar abiertamente del deseo de ser padres significa comenzar a cambiar el lugar del varón en relación con la planificación familiar y con la responsabilidad reproductiva.

Si una madre sale a trabajar y el padre se queda en la casa cuidando de los hijos, ¿se puede decir que ella está paternando y él, maternando?

Hablemos en plural: paternidades

Desde el principio nos propusimos siempre tener un diálogo abierto con los padres: no queríamos bajar una línea discursiva sobre lo que está bien y lo que está mal; es decir, no vendemos una receta mágica para ser el padre perfecto, ni se trata de una guía de “tips” para salir del paso o de consejos para resolver todo en la vida. Sin duda, nosotros también cometemos muchos errores, incluso hasta el día de hoy, que contamos con muchísima información y experiencia.

Entendemos que cada familia y cada padre atraviesa momentos particulares, ya sea por condiciones externas, como su situación socioeconómica (por ejemplo, si se quedó sin trabajo o le cuesta pagar las cuentas, si vive en la casa con sus padres o si no tiene ayuda externa en la crianza), o por procesos internos (si tiene problemas de ansiedad, alguna adicción, si tiene algún conflicto con su familia de origen), si atraviesa una crisis de vida o si se trata de su segundo matrimonio y un tercer hijo.

Los distintos escenarios vitales hacen que con cada hijo se forme un vínculo particular y único. Les vamos a hablar a todos los papás, sabiendo que cada uno será un padre diferente. De todas maneras, no quita que la experiencia y las historias que escuchamos a diario se repitan lo suficiente como para poder ir encontrando puntos en común, vivencias demasiado similares.

Así fuimos entendiendo las necesidades y formas de actuar que solemos tener los padres. Queremos hacer esta aclaración desde el inicio para reconocer que estamos en un período de cambio y que además buscamos romper el molde. Por eso, esperamos que cada uno de los padres lectores pueda armar su propia y única manera de cuidar de sus hijos.

En "Nace un papá", Criado y Pins apuntan a "llevar adelante una paternidad activa, responsable y empática".

Paternidad... ¿incómoda?

Aclaremos un par de cuestiones: llevar adelante una paternidad activa, responsable y empática no quiere decir que equivalga a puro sacrificio, a dejar todo por nuestra familia. Romper con ese modelo de superhéroe no resulta tan fácil como parece, y nos cuesta verlo cuando nos pasa.

Si algo aprendimos de muchas familias y profesionales es cómo la mapaternidad puede vivirse como un proceso intenso de conflicto porque no se supone como algo estático ni una meta a la cual llegamos. “Ya está, lo logré, tuve un hijo”. Los hijos crecen, cambian, con cada etapa nos obligan a cambiar, a replantearnos mil cosas que ya creíamos resueltas. No vamos a dar una imagen de pura felicidad de lo que significa ser padre, sino más bien la realidad así como la vemos y vivimos.

Nos encontramos con que nuestra experiencia como padres impone un desafío constante no solo por la crianza que queremos ofrecerles a nuestros hijos, sino también por la relación de pareja y el equilibrio con el trabajo, todo eso sin olvidar el vínculo con la familia ampliada y los amigos, que se vuelven indispensables en la crianza. Sucede que, si nos ubicamos en soledad frente a esta demanda, se vuelve insostenible y terminamos colapsando (y a veces lastimando a otros en el proceso).

Por ejemplo, escuchar a nuestra pareja agotada cuando nosotros también estamos agotados parece una tarea casi imposible. O tener la energía de respirar y comprender el berrinche de nuestro hijo cuando nosotros estamos cansados y también con ganas de explotar a gritos es algo que muchos padres reconocen como una experiencia cotidiana. Todo esto sin caer en “repetir nuestra historia” y buscando diferenciarnos de nuestros padres.

No queremos idealizar la paternidad ni demonizarla. Tampoco se trata de una “aventura maravillosa” todo el tiempo, ni de “una cruz que nos arruina para siempre”. La entendemos como una transformación: un movimiento constante en el que buscaremos mantener un equilibrio incómodo entre las demandas y necesidades de los demás, sin dejar de lado las nuestras.

¿A qué nos referimos con “equilibrio incómodo”? A cuando dormimos con nuestro bebé y sentimos su olorcito que nos enamora, pero al mismo tiempo nos molesta que se mueva toda la noche y terminemos en un costado de la cama sin sábanas o todos contracturados en el sillón del living. A cuando estamos cansados del trabajo e igualmente nos sentamos a escuchar a nuestra pareja, que nos cuenta que está angustiada con su maternidad, para que luego ella nos escuche a nosotros cuando estemos en la misma.

En otras palabras, si no te sientes incómodo en algún momento de tu paternidad, hay algo que te estás perdiendo de vivir. Por todos estos motivos e infinitos más, te invitamos a leer estas páginas no solo para encontrar historias en primera persona, recopilar información y adquirir herramientas concretas, sino también como la posibilidad de que algo dentro de ti se mueva y te conmueva. De eso se trata la paternidad, y también este libro.

Quién es Matías Criado

♦ Es licenciado en Psicología y diplomado en Géneros, Políticas y Participación en la Universidad Nacional de General Sarmiento.

♦ Se desempeña como docente universitario y capacitador para distintos municipios y el Ministerio de Trabajo de la Nación.

♦ Junto a Diego Pins, fundó la ONG Paternando, que cuenta con más de 70 mil seguidores en Instagram.

Quién es Diego Pins

♦ Es counselor (consultor psicológico) egresado del Instituto Holos Capital y se especializa en temas de crianza respetuosa formándose como educador en Disciplina Positiva.

♦ Desde muy joven trabaja en espacios de educación no formal, coordinando actividades grupales de niños y adolescentes, y en educación formal en el acompañamiento de alumnos de escuelas secundarias.

Nace un papá, escrito junto a Matías Criado, es su primer libro.

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