Para las personas afro, el pelo no es solo pelo, especialmente para las mujeres, que permanentemente tienen que soportar que las señalen, además de por su color de piel, por la forma en que llevan su cabello. Eso lo sabe muy bien, y lo ha vivido, la escritora y socióloga Emma Dabiri.
Dabiri creció como una niña mestiza con rizos en Irlanda, un país de blancos, homogéneo y muy conservador. Su pelo era una constante excusa para que la molestaran, se burlaran de ella, la miraran extraño. De la infancia pasó a la adolescencia y los comentarios comenzaron a girar en torno a si era bonita o no, si era sexi. Con el tiempo, aprendió a tolerarlo, aunque sabía que no debía hacerlo, que nadie tenía porque hacer comentarios sobre la forma o el color de su pelo.
Le puede interesar: Un libro para celebrar la herencia afro: “Rosa la Crespa”, de la actriz colombiana Indhira Serrano
Dabiri, como tantas otras niñas afro, pasó de ocultar su pelo a quererlo y mostrarlo; aprendió a llevarlo con orgullo, consciente de su herencia. Su padre era nigeriano y su madre irlandesa. Aceptó sus raíces, no con extremismo, sino consciente de que venía de dos mundos distintos.
Sobre esta experiencia decidió escribir y poco a poco le fue dando forma a eso que luego se convirtió en su libro ‘Don’t Touch My Hair’, que vio la luz en 2019 y ha sido reeditado y publicado por el sello Capitan Swing en el arranque de 2023, traducido al español por Esther Cruz Santaella.
Le puede interesar: Historia y Música: Billie Holiday y la negritud - Infobae
El libro es, en últimas, un análisis sobre el pelo afro, desde lo sociopolítico, cultural e histórico. Siempre incomprendido, borrado, estigmatizado, el pelo afro ha llegado a convertirse en todo un símbolo de la lucha racial, de la batalla contra el colonialismo. En eso es enfática Dabiri, que conduce a los lectores hasta el África antes de la colonia, al Harlem de los 60 y los 70, el surgimiento del Black Power, y el actual movimiento de Black Lives Matter.
El recorrido es realmente fascinante. Casi 300 páginas de puro blues que incluyen la visita a Madam C. J. Walker, a principios del siglo XX, un vistazo al vecindario de Shea Moisture, y un saltito al imperio que ha creado Kim Kardashian; un repaso a la historia de tantas mujeres afro que han tenido que hacerle frente a los estigmas. Si históricamente ha sido difícil ser mujer al interior de sociedades en extremo machistas, pues aún más complejo ha supuesto ser mujer y, además, afro. El mundo estaba preparado para ello, pero no quería aceptarlo.
Le puede interesar: Muhammad Alí: la leyenda del boxeo que no quiso ir a la Guerra de Vietnam y como castigo le quitaron el título
Dabiri propone un reencuentro, también, con los académicos africanos de antaño, pensadores y escritores, olvidados con el paso del tiempo, que supieron darle su lugar a los conceptos de su raza y lucharon por conseguir que se asentaran en sus herederos a lo largo del mundo.
“No me toques el pelo” es uno de esos libros que se lee de un tirón y que se quedan en la cabeza del lector por mucho tiempo. Lo que Dabiri consigue es realmente virtuoso. Nos sitúa en una realidad que no es común a todos y nos da a entender que nuestro error yace en creer que lo que es diferente, por regla, es exótico. El libro muestra que, más allá del pelo, la cultura afro debe entenderse como una alegoría de la lucha, de la opresión, de la liberación.
Seguir leyendo: