“¿Y no está la frivolidad en las marquesinas del mundo que gritan su nombre en luces de colores? ¿No está en la copia de su estilo de vestir que resurge 30 años después de su muerte convirtiéndola en Diosa de la Moda?”, escribió Paco Jamadreu (1925-1995) en su libro Evita fuera del balcón, en 1981.
El diseñador personal de Evita lo sabía: hay otra manera de leer a Eva Perón, desde la ropa, eso que cubre un cuerpo que fue vejado, manoseado, agredido pero también amado, idolatrado, mirado y reproducido al infinito. Un nuevo libro viene a completar su figura con una mirada original: Evita frente al espejo. Ensayos sobre moda, estilo y política en Eva Perón (Ampersand, 2022).
El libro contiene imágenes muy conocidas de Evita, como las fotos de Gisele Freund o de Annemarie Heinrich, o tapas de revistas, y otras poco frecuentadas, y compila artículos editados por Marcelo Marino, director de la colección Estudios de Moda de la editorial, autor de la “Introducción. Los mitos también se visten” y del ensayo “Ícono de la moda. Eva Perón y los diseñadores europeos”. El mítico viaje de Evita a Europa en 1947 se resignifica a partir de ese y otros dos artículos más: “La gira del arco iris: cuando Evita visitó Europa”, de Laura Zambrini, e “Incomparable y única. Evita y la colección de trajes regionales españoles”, de Patricia Nobilia.
La primera escala de Evita en Europa fue la España franquista, que gozaba de un fuerte apoyo económico por parte del gobierno peronista. Argentina acordó exportar miles de toneladas de cereales para ayudar a calmar la difícil situación del país peninsular. Como señala Patricia Nobilia, la figura de Eva representaba para los españoles la llegada a sus puertos del alimento tan necesario.
Eva aprovechó cada oportunidad para expresar el ideario justicialista y dirigirse a los y las trabajadoras, siempre vestida con las mejores galas. Y tuvo el cuidado de transgredir protocolos cada vez que tuvo la oportunidad. Si bien recibió de manos de Francisco Franco, junto a su mujer Carmen Polo, la Gran Cruz de Isabel la Católica, tuvo el cuidado de transgredir todo protocolo cada vez que se le presentó la oportunidad. Su figura generó grandes ilusiones en distintos estamentos sociales, en políticos, sindicalistas, gente del pueblo, y, en particular, en diseñadores de ropa.
Una frase del drag queen californiano RuPaul Charles citada por Marino resulta iluminadora: “Todos nacimos desnudos, lo demás es drag”, que, como señala el autor, “podría servir para explicar la empatía que produce la figura de Eva en el imaginario colectivo y popular”. Precisamente, una lectura transgresora y muy actual de Eva travestida figura en los ensayos “Los vestidos de Eva: la Eva Duarte drag y la Evita Perón militante del creador Paco Jamadreu”, escrito por Adrián Melo, y “Reina Madre. Estilo y autoridad de Eva Perón”, de Mariano López Seoane.
Completan el volumen un análisis de la figura del descamisado en el ensayo “El insulto que es nuestra gloria: ¡descamisados!”, de Daniela Lucena, y otro sobre las fotos de Evita, eje central en la construcción de su imagen, en “Fragmentos del mundo visible: poses, rostros y vestidos en las fotografías de Eva Perón”, de Rebeca Palma dos Santos.
El libro ilumina distintos aspectos, facetados y complementarios, de esa mujer, consciente del valor y la importancia de generar una imagen pública en dos direcciones: enrostrar “a todo trapo” una posibilidad de ascenso social a las clases altas que la desprecian, ostentando lujo, belleza y despilfarro, como verdadera diva, y también como un mensaje a las mujeres trabajadoras; y el de la mujer política que disputa poder y se muestra discreta y ajustada en sus trajes sastre. Infobae Leamos habló con cinco ensayistas del libro. Aquí, sus testimonios.
La ropa que comunica y el goce en el espejo
Marcelo Marino (historiador de arte):
“La inspiración de fondo para este libro tiene que ver con el espejo como el lugar donde la práctica del vestirse se desarrolla, de una Eva que tenía una relación muy estrecha con su ropa, no solo como un elemento comunicacional político, sino también con el goce. Por un lado, una construcción colectiva de su apariencia a partir de la intervención de sus asistentes, asistentas, sus núcleos de amistades, sus relaciones con los diseñadores, que tiene que haber experimentado un goce estético, personal, intenso, al verse vestida con bella ropa y construirse como mujer política y de su época. Protagonista política de un momento intensísimo de la historia de nuestro país y de la historia mundial y de los cambios en la moda, Eva no se vestía mal. En ella se admitían las extravagancias, como una cuestión del lenguaje y del código de la moda”.
Un cuerpo atravesado por la clase
“El cuerpo de Eva estuvo tironeado por la disputa política, simbólica. Concentra tensiones sobre las cuales se funda la subjetividad argentina. Las tensiones de civilización y barbarie del siglo XIX se siguen proyectando de diferentes maneras en diferentes cuerpos, y un cuerpo privilegiado para hacerlo es el de Eva, que parece no pertenecer o no coincidir con las ropas que lo visten. Cada vez que Eva viste un vestido de gala de Dior o de Rochas, un vestido de cocktail de Balmain o sandalias de Ferragamo, está armando su apariencia para atravesar la clase. Ahí hay una conciencia muy intensa de clase que le da poder. Nunca se la ve en pose, ni relajada completamente cuando posa. No cede en la actitud corporal. Cuando viste de gala está haciendo una afrenta en los espacios donde ella exhibía este cuerpo, como el Teatro Colón. Tenía que enrostrarle a la oligarquía esta contradicción de clase que exhibía”.
El despilfarro
“Hay versiones sanitizadas de una Eva para la que el lujo es inexistente, o un silencio absoluto sobre estos temas desde la historiografía afín al peronismo, para no mostrarla un personaje superficial, extravagante, excedida en los gastos. Es la crítica que se sigue proyectando sobre Cristina y sobre cualquier mujer política, como forma de mellar el discurso político. La cuestión de la moda y Eva siempre ha sido vista en esta tensión. Los simpatizantes del peronismo proponen “callémonos”. El silencio, o la crítica gorila eterna de Eva despilfarradora, Eva prostituta y todos los lugares comunes.
“Pero en un momento de cambio comunicacional de las casas de moda en una Europa devastada por la guerra, personajes como Eva eran necesitados. En los tratados comerciales con París la moda era central. Desde Francia enviaban máquinas de coser a Argentina, que devolvía textiles. Eva propició el intercambio comercial y político. Auguro que en algún momento no se critique más a ninguna mujer política por cómo se viste. Es una utopía, pero los estudios de moda echan luz sobre estas contradicciones”.
Las ficciones de Paco Jamadreu
Adrián Melo (Doctor en Ciencias Sociales)
“A mi entender, en su autobiografía La cabeza contra el suelo (1975) y en su intento de retrato Evita fuera del balcón (1981), Paquito ficcionaliza su relación con Eva Duarte: publica sus anécdotas con Eva después de la muerte de Perón, cuando nadie puede desmentirlo. Fuera de los escritos de Paquito no hay ninguna prueba contundente de una relación amistosa estrecha entre él y Evita. Hay solo una foto juntos, dato curioso, teniendo en cuenta que Eva, junto con Perón, fueron los personajes más fotografiados de su época. En la foto no están solos, están con una Mirtha Legrand visiblemente disgustada”.
“Hay anécdotas falsas: es poco plausible que el día en que conoce a Eva Duarte en su departamento de Recoleta, Perón llame al modisto en la intimidad de la alcoba, comiendo un choripán y tomando un vaso de vino. Es una escena graciosa, encantadora, muy nacional y popular y por eso funciona, pero mal que nos pese a los peronistas, Perón tenía costumbres militares: no solía comer choripán y mucho menos en la cama”.
“Hay otra anécdota imposible: Evita confunde un collar sencillo por un collar de fideos pintados que le entrega Paquito como adorno y se los lleva a la boca en una reunión. La escena más conmovedora que relata Paquito, aquella en que le dibuja a Evita agónica unos diseños de vestidos para hacerle creer que va a realizar un viaje, es de una piedad y ternura infinita, de radionovela o melodrama, pero poco probable. El único dato fehaciente es el vestido negro que Paquito diseña para la gala del Teatro Colón el 9 de julio de 1944. Eva aún es la amante de Perón y su entrada en el Colón es un escándalo. De manera simbólica, Paquito también entra porque ella luce su diseño. De eso quedaron pruebas en revistas de la época: El Mundo y El Hogar.
Dos reinas en espejo
“Los relatos de Paquito sobre Evita están hechos de un inmenso cariño. Quizás algunas anécdotas las extrapola de su relación con Isabel Sarli, de la que sí fue amigo íntimo. Paquito fue un típico homosexual del siglo XX: todos tuvieron que inventarse una doble vida, fabular para escapar del insulto social, de la angustia y del dolor, o simplemente para sobrevivir. Como señala Fernando Noy, Paquito quiso ser Evita y se vio reflejado en el espejo de Evita”.
“Su testimonio en Quien quiera oir que oiga (Mignogna, 1984) evidencia rasgos comunes: los dos nacieron en 1919, los dos provenían de pueblos remotos de la Provincia de Buenos Aires, Paquito de Mamaguita y Evita de Los Toldos, los dos sufrieron la injuria social, él por afeminado, Evita por ser hija natural y actriz que en la época estaba asociado a la prostitución; los dos huyen a la ciudad de Buenos Aires y convierten el insulto en orgullo, construyen mundos a su medida. Paquito se vuelve una reina del mundo de la moda; Evita, reina y madre de los sectores populares y postergados.
El viaje iniciático a Europa: el rodete y el <i>tailleur</i>
Laura Zambrini (Profesora de Sociología en la carrera de Indumentaria textil, FADU-UBA)
“El viaje de Eva Perón a Europa en 1947 fue iniciático porque allí surgió como figura política, superando toda expectativa para una mujer de aquella época porque incluso, los hombres comenzaron a respetar su voz (cuando la política era exclusivamente masculina)”.
“En un principio, se trataba de una gira cuya función como Primera Dama debía ser protocolar; sin embargo, ella sorprendió y logró una performance propia y de alto contenido político. Los efectos que tuvo en Argentina pudieron verse a su regreso, cuando fue ovacionada y reconocida, incluso por la prensa local e internacional, por lo bien que había representado al país en el exterior”.
“Desde el punto de vista estético, es un punto de inflexión porque su imagen comenzó a ser parte de su discurso político. Si bien allá conoció la Alta Costura francesa, es muy significativo que durante el viaje haya cambiado el peinado. El rodete como su peinado emblemático y el traje sastre fueron una parte fundamental de su transformación subjetiva de Eva a Evita, una líder popular. Seguramente, ese viaje y el estar en contacto con una Europa de posguerra, hayan potenciado aún más su fuerza política.”
La vanguardia descamisada
Daniela Lucena (Socióloga y Doctora en Ciencias Sociales UBA)
“Cuando Marcelo Marino me convoca para trabajar el vínculo de Eva con los descamisados, yo me imaginaba que tenía más que ver con Perón que con ella. Pero la que más utilizaba el término para hablarle a sus seguidores y a los militantes era Eva. En ese ‘descamisados’ incluía a las mujeres, a los ancianos, a las ancianas y a los niños. Descamisado es el pueblo peronista que además, tal como ella concibe la lucha por la igualdad social, es la vanguardia descamisada. El clásico término de vanguardia tiene que ver con el ideario de las izquierdas y las obras de arte radicalizadas. En los discursos de Eva surge un término muy rico para pensar un conflicto de clases que se dirimió no solo en el terreno de la política, de la militancia y de lo ideológico, sino también en el vestir”.
Revertir la injuria
“Es Perón el que revierte ese significado peyorativo del término, que se utilizaba tanto desde la derecha como desde la izquierda, para descalificar a esas multitudes que habían protagonizado el 17 de octubre. Y lo hace sacándose el saco, quedándose en mangas de camisa. Hace algo que hoy vemos con los discursos de la diversidad sexual y los activismos en esa línea: revertir la injuria. Tomar lo injurioso y volverlo motivo de orgullo, de identidad, de pertenencia política. Es una inscripción que, al estar puesta en la prenda, se hace cuerpo, en esas multitudes que siguen al líder y a su esposa, a la Primera Dama”.
Modelo inspirador
“Eva reconoce a las descamisadas como un pilar clave del desarrollo del país a partir del trabajo doméstico, con la reproducción de la fuerza de trabajo y el que realizan algunas fuera de sus hogares. Va a ser una gran luchadora por la conquista de la ampliación de los derechos políticos para las mujeres. El voto femenino en el 47. Pero además, es un modelo de belleza, un modelo de vida. Eva inspira a las mujeres. Presenta un ideal posible de alcanzar. Todo lo que ella consigue para sí, el arreglo, los trajes, los cambios en su propio estilo, quiere compartirlos: socializar ese acceso al consumo de moda y a la belleza, que es una belleza de época”.
Listo para usar: el guardarropa de la descamisada
“La llegada del Prêt-à-porter o el Ready to Wear tiene que ver con un cambio del sistema de la moda en esos años, y va a contribuir al proceso de democratización de la moda porque es producción en serie y a gran escala de prendas de vestir que eran exclusivas de la alta costura. Deja de ser un privilegio de algunas. Estas trabajadoras o amas de casa pueden acceder a eso porque tienen un poder adquisitivo que les permite comprar estos vestidos, estos tailleur, o ropa interior distinta. Hay un guardarropa de la descamisada que va cambiando al ritmo de esos cambios materiales y simbólicos que impulsó el peronismo”.
Evita <i>drag</i>
Mariano López Seoane (Director de la Maestría de Estudios de Género en la Universidad de Tres de Febrero)
“Evita tiene conciencia de la necesidad de construir un personaje, y por lo tanto de confeccionarse por encima de su cuerpo y de su persona. La categoría de drag se refiere no a lo que ella ‘era’ en esencia sino al al artificio que arma con mucha conciencia del poder de esa construcción y de su propia imagen, de su propio mito, de su propio nombre, observando los modelos de ciertas figuras de Hollywood, siendo muy consciente del poder de las imágenes en la era de la reproductibilidad técnica formulada por Benjamin (en el ensayo La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica, publicado en 1936)”.
“Eva es como una intérprete intuitiva, una maestra en la interpretación de esa época y en crear un personaje que tenga la capacidad de diseminarse a través de distintos medios, el periódico o la radio, más tarde la televisión, las estampitas, esa capacidad de reproducirse (aunque, a diferencia de Benjamin, no pierde el aura sino que lo multiplica)”.
“Uso drag queen en el sentido de entender la construcción de esa imagen en la teatralidad, los gestos, el vestuario. Es un personaje monárquico y femenino, muy influenciado y formateado por dos tradiciones básicas: el cuento de hadas y el cuento de hadas apropiado por Hollywood (Evita era también un hada). Al igual que varones gay de la época estudiaban a las divas de Hollywood para copiarles el gesto, lo mismo hacía Evita. Podía haber sido una más de esas gays. De hecho en un punto tiene esa alianza táctica con Paco Jamadreu, como si ella fuera un puto más. Ahí estaría el hombre que se viste de mujer”.
“Evita frente al espejo” (fragmento)
Introducción. Por Marcelo Marino.
El contacto de primera mano de Eva Perón con la alta costura europea durante la gira europea es el episodio fundante del mito internacional de Evita como ícono de la moda. En el capítulo que escribo para este volumen, “Ícono de la moda. Eva Perón y los diseñadores europeos”, intento explorar este encuentro desde la perspectiva de los fenómenos de la moda del momento.
Eva en 1947 visitó una Europa que estaba redefiniendo y rearticulando un sistema de la moda devastado por el conflicto bélico. Estaba en un momento importante de su actividad política y para ese entonces su rol en el peronismo iba adquiriendo velozmente mayor envergadura. Era más que claro que la visibilidad de Eva no se limitaba al de compañera de Juan Domingo Perón. Tomaba la palabra, discutía, decidía, se dirigía a funcionarios y a multitudes de trabajadores y trabajadoras, asistía a eventos políticos y sociales.
Es difícil nombrar a otra mujer en esos años con un grado similar de exposición pública. Estas fueron algunas de las razones por las que Eva concitó el interés de diseñadores y diseñadoras en su paso por Europa, sumadas a la fenomenal cobertura de la prensa antes y durante toda la gira.
La industria de la moda necesitaba personajes que aseguraran la difusión de sus creaciones. El vínculo con los diseñadores franceses ha sido el que más ha resaltado, notablemente con Christian Dior. Pero Eva también fue vestida antes de la gira por el británico Norman Hartnell y por diseñadoras y modistas europeas radicadas en Buenos Aires como Ana de Pombo y Bernarda Meneses, entre otras. Durante la gira, conoció las creaciones de Jacques Fath, Marcel Rochas y Pierre Balmain.
El viaje a Europa se concretó escasos meses después del lanzamiento de la famosa colección del New Look de Dior. En ese contexto, las casas de moda y accesorios deseaban tener clientas con la presencia pública de Eva. Los italianos también se disputaron su atención y Salvatore Ferragamo puso a disposición de Eva una de sus más innovadoras creaciones, la “sandalia invisible”. Ese par se conserva aún en el Museo Evita. Eva consumió las creaciones europeas pero más importante aun es que le dio prestigio y notoriedad a esas marcas.
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