A Paco Robles Ortega se le recordará hoy y en los años venideros como uno de los grandes editores de literatura en lengua española del siglo XXI. Su trabajo con el sello editorial Candaya es, probablemente, uno de los más fructíferos y quijotescos de esta época.
Junto a Olga Martínez, durante casi 20 años, supo llevar las riendas de esta editorial que le ha abierto las puertas a la literatura latinoamericana que tanto sorprendió a los europeos en la época del Boom. Con su buen ojo y su atinada intuición, logró fichar a algunos de los escritores y escritoras que se destacan en el panorama actual de la literatura en español. Varios de ellos han conseguido crecer y afianzarse en el oficio, porque Candaya ha sido como una escuela, el lugar propicio para desarrollar sus obras.
Algo tendrá que ver la vocación de maestros que tanto Olga como Paco han cargado consigo. Antes de ser editores, fueron un par de buenos profesores de literatura.
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Paco Robles nació en Jeréz de la Frontera, Cádiz, en 1957. Lector curioso a temprana edad, entendió muy pronto que su vida no podía ser concebida lejos de los libros. Mientras coqueteaba con la escritura, estudió en una facultad de educación, con el objetivo de contagiar a otros con la pasión por la lectura que él mismo sentía. Para Paco, la literatura era su devoción.
Se graduó como licenciado en Ciencias de la Educación y trabajó como profesor de Lengua y Literatura. Mientras enseñaba a otros, entendió que en la edición podría encontrar eso que tanto buscaba: llevar los libros correctos a las manos correctas.
Antes de lanzarse de lleno a la industria editorial, junto a Olga Martínez, su compañera de vida y de locuras, publicó, con el sello Vicens Vives, una serie de libros titulada “Crisol”, donde abordó diferentes contenidos de la educación secundaria. En 2002 creó el portal Sololiteratura.com, un espacio para la difusión de la literatura hispanoamericana, lo que le sirvió para terminar de redondear la idea de Candaya. Cuando finalmente surgió, en 2003, todo para él fue alegría, a la vez que sacrificio.
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Olga y Paco cobijaron con el mayor de los aprecios las voces de autores como Sergio Chejfec, Victoria Di Stefano, Juan Villoro, Agustín Fernández Mallo, Ednodio Quintero o Eduardo Becerra, y supieron fijarse en el talento en bruto de escritoras y escritores como Mónica Ojeda, Solange Rodríguez, Isabel-Cristina Arenas, Gustavo Faverón o Sergio Galarza, entre muchos otros nombres.
Juntos consiguieron lo que pocas editoriales independientes han logrado en apenas 20 años. Su trabajo despierta la admiración de sus pares y el cariño de los lectores y escritores. A su alrededor siempre están congregados los felices, los que han sabido entender que Candaya, más que una editorial, es una familia, y eso solo ha sido posible gracias al carisma de Paco Robles y Olga Martínez.
Ambos residían entre Vilafranca del Penedés y Barcelona, en donde recibían con brazos abiertos a los amigos y desde donde organizaban las fantásticas ‘Rutas Candaya’, con el ánimo de llevar a sus autores a la mayor cantidad posible de ciudades y provincias en España.
Quienes lo conocieron, hablan siempre de su enorme corazón. Si bien era un hombre serio, de gesto invariable, cada tanto esbozaba una sonrisa y con ella contagiaba. Su cadencia al hablar y la forma tan especial que tenía de abrigar a quienes tenía cerca, con su calidez y luminosidad, son de las cosas que más recuerdan.
Paco Robles falleció poco antes de terminar el primer mes de 2023, el 30 de enero, a causa de un paro cardiaco. Tenía 66 años y un centenar de libros tras de sí, todos posibles gracias a su amor por la literatura.
Una vez confirmado su deceso, las redes sociales se han llenado de mensajes y condolencias. Escritores y escritoras, editores, periodistas y lectores, han manifestado su tristeza por la partida del editor y su cariño y apoyo a su familia: a Olga y sus dos hijos, Xavi y Miqui.
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Él era el bastión, el factor silencioso, el alma de Candaya. Con Paco se va mucho, pero también es mucho lo que deja. Todo un patrimonio alrededor de una poderosa idea: compartir la pasión por la literatura. “En eso no podemos dejar de correr el riesgo”, dijo alguna vez.
Paco Robles era como un padre, un guía, para los autores con los que trabajaba. Los elegía porque confiaba plenamente en ellos, los adoptaba. Su ausencia en la industria editorial pesará, pero el recuerdo de su vida, el cariño con que supo hacer lo que tanto amó, es algo que nunca podrá olvidarse.
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