¿Qué es la soledad? ¿Cómo entendemos lo que significa estar solos? ¿Es algo bueno o malo? La palabra “soledad” nos acoge casi a diario, nos interpela y nos desafía, nos pone a prueba, pero, más que la palabra, la sensación. Forma parte de nuestras vidas, nos define, nos hace humanos.
La soledad es una sensación, un estado del ser, una percepción. Reúne tantas y tan variadas acepciones, y por ello consigue sacar a relucir lo más profundo de tantas emociones humanas.
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En su libro “El cielo vacío. Una filosofía de la soledad”, recientemente publicado en español por el sello Siruela, Marjan Bouwmeester aborda el tema desde una perspectiva bastante esclarecedora, como el sentimiento que aflora con más constancia a lo largo de nuestras vidas, y siempre de maneras intempestivas.
La filósofa neerlandesa habla de cómo, mientras los gobernantes adoptan medidas para hacerle frente a la soledad que experimentan los ancianos aislados en hogares de cuidado y los jóvenes recluidos frente a una pantalla, a merced de la televisión, los videojuegos o las redes sociales, el concepto no recibe la real exploración que requiere.
Al interior de estas páginas, presenta la soledad como esa sensación de tristeza que sufrimos cuando experimentamos una falta de conexión con nosotros mismos y nuestro entorno, lo que comprende a la familia, los amigos, la pareja sentimental, y la sociedad en sí. Aclara, sin embargo, que la soledad también permite que las personas conozcan otras partes de sí mismos, pues consigue sacar a flote capacidades inesperadas, como cuando se sufre por la ausencia y, de repente, la persona se esmera más en superar o reparar la pérdida, concentrándose en las actividades diarias o planteándose una meta a corto plazo.
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“Este es un libro sobre la soledad escrito por una filósofa. Considero que la capacidad humana de distanciarnos de nosotros mismos y de nuestro entorno inmediato a través del lenguaje, para convertirnos así en una especie de viajeros espaciales (un motivo importante en mi obra), es condición sine qua non para la soledad. [Estas páginas] exploran este requisito a partir del pensamiento de otros filósofos, de mis experiencias personales y de algunos ejemplos tomados del cine, la literatura y la cultura popular. (...) la soledad nos es inherente, porque las típicas capacidades humanas que nos hacen tan exitosos como especie son también, inevitablemente, una puerta abierta a la soledad” - (del prólogo de la autora).
“El cielo vacío” le plantea al lector un paseo por las ideas de pensadores como Blaise Pascal, Daniel Dennett y Simone de Beauvoir, a la luz de las reflexiones de Bouwmeester sobre la condición humana y las varias referencias a la cultura popular: películas y series, canciones, libros.
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“(...) ¿cómo aborda este tema una filósofa? No le he dado pocas vueltas a la cuestión. “Soledad” es una palabra pesada. Relacionar con la soledad experiencias propias o ajenas puede agravarlas en exceso. Entonces, apenas consigues pensar con claridad y la mente amenaza con volverse torpe, pues la soledad es sufrimiento, y hay que ponerle cara seria, ¿no?” - (Marjan Bouwmeester)
Con precisión y buen tino, la filósofa neerlandesa establece interesantes vínculos entre la soledad, el miedo escénico, las máscaras, las selfis, los viajes espaciales y los baños de mujeres. Y lo hace con David Bowie como presentador. Un libro que pinta de filosófico pero que de abstracto no tiene nada. Es lo que es, un libro para hablar sobre algo que nos acontece a todos.
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