Las cartas que, desde el exilio, fueron una “trinchera” de disidencia durante la última dictadura argentina

Entre 1977 y 1986, los escritores argentinos Néstor Perlongher y Osvaldo Baigorria intercambiaron una fructífera correspondencia que en su mayoría permaneció inédita por más de cuarenta años. La guerra de Malvinas, la lucha por los derechos LGBT+, la vanguardia literaria y el regreso de la democracia según una de las plumas fundamentales de la década del 80.

Por casi una década, durante la última dictadura argentina, los escritores Néstor Perlongher y Osvaldo Baigorria se mandaron cartas desde el exilio. Aunque algunas habían sido publicadas en 2006, la mayoría permanecieron inéditas por casi cuatro décadas y ahora pueden leerse en la edición ampliada de "Un barroco de trinchera", editada por Blatt & Ríos.

Desde su exilio en Brasil y durante toda la última dictadura cívico-militar argentina, el escritor, poeta, periodista, sociólogo y militante LGBT+ Néstor Perlongher intercambió correspondencia con el también escritor argentino Osvaldo Baigorria. Doce de esas cartas habían sido publicadas por la editorial Mansalva en 2006 pero, durante casi dos décadas, otras catorce aguardaban, olvidadas, en baúles que viajaron por el mundo más que el ciudadano argentino promedio.

“Primero acumularon humedad en una cabaña entre bosques nevados de la Columbia Británica del Canadá. Después volaron en mi equipaje de mano de Vancouver hasta Buenos Aires. Luego fueron despachadas en una encomienda por barco a Barcelona y por vía terrestre a Madrid, en una última etapa de residencia hasta el regreso a su primer suelo de origen o despegue”, escribe Baigorria en la introducción a la nueva edición ampliada de Un barroco de trinchera. Cartas (1977-1986), editada por Blatt & Ríos.

Desde sus reflexiones de poeta (en ese entonces) inédito, hasta el posterior éxito de su obra y su militancia, Perlongher, en alucinados párrafos que dejan entrever los albores de una de las plumas argentinas fundamentales de la década del 80, transforma sus cartas en campos de batalla en los que coexisten la guerra de Malvinas, los estertores de la última dictadura militar, la lucha por la igualdad de las minorías, su exilio político-sexual y una pormenorizada descripción del retorno de la democracia.

“Problemas de pertinencia y pertenencia: ¿puedo decir que son mías? ¿Y hacer con ellas lo que quiero? ¿Qué diría el remitente vivo acerca de la idea de publicarlas? ¿Hubiese querido o imaginado que salieran de la intimidad para entrar en la esfera pública?”, se pregunta Baigorria en su introducción. La mezcla de testimonio de una de las épocas más caóticas de Argentina, sumado a su“fuerte carácter literario”, hacen de estas cartas, a casi medio siglo de que fueron escritas, un puente para acercarse a ese pasado en el que se encuentran las raíces embarradas de este presente.

“Un barroco de trinchera” (fragmento)

Introducción, por Osvaldo Baigorria

Quiero presentar algunos ejemplares de una especie que ya estaba en peligro de extinción en la década de 1980. Aún no conocíamos la palabra e-mail: esta correspondencia atravesó la ruta Panamericana por el sur, el centro y el norte, con varias misivas y postales que durmieron, se extraviaron o fueron rescatadas de oficinas de correos desde los Andes hasta las playas de Río, de Bahía de San Salvador a la Bahía de San Francisco, de las montañas de Argenta a los barros argentinos.

Estas cartas son las únicas sobrevivientes de aquel periplo, pero habrían de viajar aún más antes de ingresar al reino de acotado porvenir que promete la imprenta. Primero acumularon humedad en una cabaña entre bosques nevados de la Columbia Británica del Canadá. Después volaron en mi equipaje de mano de Vancouver hasta Buenos Aires. Luego fueron despachadas en una encomienda por barco a Barcelona y por vía terrestre a Madrid, en una última etapa de residencia hasta el regreso a su primer suelo de origen o despegue.

No se encontrarán aquí mis respuestas, que imagino se habrán perdido sin remedio en algún departamento paulista habitado por Perlongher en los ochenta. Tampoco todas sus cartas, sino algunas de las que él me enviara entre 1977 y 1986, firmadas a veces como n., otras como Néstor y otras como Rosa, en alusión a Rosa Luxemburgo o Rosa L. de Grossman, apellido de casada de la líder espartaquista alemana que Perlongher utilizaba como seudónimo en sus primeros textos políticos.

“Delias de rimmel descorrido, Etheles, rosas a la caza de un Grossman perdido en Luxemburgo” diría más tarde al escribir acerca de su libro Alambres.

El rumbo de estas esquelas fue el de mis viajes, peregrinajes, exilios y desexilios. Las llevé de un país a otro, las atesoré sin pensar en que serían publicables, tal como se guardan los mensajes de antiguos afectos, por apego, por terca resistencia al olvido; sólo en estos últimos años, alentado por amigos a quienes leí en voz alta algunos fragmentos, comencé a pensar en que tenían derecho a abandonar el cajón donde se pliegan y amarillean los recuerdos que no llegaron a tiempo para conocer un disco rígido.

Por varias razones, tuve mis dudas antes de darlas a publicación. Me parecía ineludible un extenso trabajo de anotación para que su fuerte carácter literario pudiera destacarse dentro de un marco documental y para que la lectura se abriese paso no sólo en lo que Perlongher describía como su “maraña tipográfica” (guiones dilatados, paréntesis, puntuación arbitraria, excesiva o inexistente, erratas de tipeo) sino a través de las numerosas referencias personales que apenas son inteligibles para quienes conocieron al autor de cerca.

Perlongher fue poeta, periodista, sociólogo, militante LGBT+ y escritor, autor de libros como "Prosa plebeya", "El fantasma del sida", "Alambres", "Hule" y "Lamé".

Se observará que el destinatario a veces aparece en plural y otras en singular. El nombre de “Osvaldo” u “Osw” en las primeras misivas va agregado al de “Milu” (con o sin mayúscula, y alguna vez compuesto como “miluos”) y al de “sus majestades” le sigue “tus”, aludiendo a cierta ambivalencia en torno al receptor. Milu es el nombre de quien fue mi pareja en aquellos años, a quien Perlongher dirigirá dos cartas a su solo nombre durante una ausencia mía por viaje de trabajo (a sembrar árboles) y a la que también llamará “Concha de los Milagros” (a causa de un sorpresivo llamado telefónico efectuado desde San Francisco, evento que Néstor calificó de “milagroso”), o simplemente “la Concha”.

Dado que como pareja habíamos conocido a Perlongher casi simultáneamente, bien justificadas estaban aquellas cartas dirigidas a las dos, al menos al principio. Con el tiempo, el plural dejó de ser habitual y empezó a imponerse la relación singular que habíamos sostenido él y yo cuando nos conocimos.

Ese primer trato con dos personas que parecen una y luego terminan dividiéndose y singularizándose es expresión de un proceso que se daría paso a paso: Néstor (Rosa) primero nos escribe y luego me escribe.

Problemas de pertinencia y pertenencia: ¿puedo decir que son mías? ¿Y hacer con ellas lo que quiero? ¿Qué diría el remitente vivo acerca de la idea de publicarlas? ¿Hubiese querido o imaginado que salieran de la intimidad para entrar en la esfera pública? ¿Las hubiera escrito entonces de otra forma, corregido un poco, con algún editing de más o de menos, alguna palabra tachada, reprimida, borroneada? Siento que, de alguna manera, tengo que simbolizar mi pedido de permiso a un recuerdo.

Dije recuerdo y sé que miento. Emerge una primera imagen: la del día en que lo conocí, en 1972. Tenía veintiún años y pelo largo hasta los hombros. En una casa señorial de Flores, ante cincuenta personas reunidas para fundar el Grupo de Estudio y Práctica Política Sexual, descruzó sus piernas enfundadas en pantalones de corderoy marrón con botamanga-pata-de-elefante, se acomodó sobre sus zapatos con plataforma y se presentó: “Soy militante del Frente de Liberación Homosexual de la Argentina”. No se puede decir que era linda, la Rosa. Más bien baja, de cara redonda, de intensos ojos de mirada negra sobre una nariz que no se podía pasar por alto. Pero sabía pelear (y hacerse visible).

Carta de Néstor Perlongher a Osvaldo Baigorria y su pareja

Queridas Miluos (Milusz)?

En un estado tan especial como este he empezado hace unos días una carta hacia vos (otros) que, en medio el desorden que me caracteriza, no consigo encontrar. Es una lástima, y si llegare a hallarla y algo de lo que ella dice me pareciera enviable, la adjuntaré.

Junto a una detalla explicación de esta tardanza, que débese al hecho fútil banal fortuito de las vacaciones de las personas a quienes tuviste a bien mandársela. No termino de entender ese pase, a no ser por un deseo a distancia de que mi comunicación con tus otros corresponsales nacionales se intensificara, caso en el cual el éxito ha coronado tan lejanos esfuerzos, de manera algo demorada.

Tu ubicación en un paraje harto apartado (oh descansada vida, etc.) coincide paradójicamente con mi desplazamiento a estos absurdos suburbios de Baires a quien Eva y yo (quien me acompaña en esta tercera residencia) (tanto Eva como yo) hemos decidido rebautizar con el galicismo de Le Tableau, Parti du la Massacre, previendo la inminente declaración de Marinos del Fournier como capital de la Rca.

Néstor Perlongher (a la derecha) fue uno de los fundadores y máximos exponentes del Frente de Liberación Homosexual (FLH) argentino.

Mas no deja de ser urbano este malambo, con todas las desventajas de la urbe y ninguna de sus ventajas. “Vacas necias que acusáis/ a la cultura sin razón…” (Paráfrasis).

Me cuesta sobremanera entrar en esa solemnidad nacional cuyo espíritu –me temo– acabará finalmente tiñendo este blue.

Gocé del fruto de las amistades particulares de Milu con dios, aunque el temor de que él estuviera oyéndonos censuró noticias sobre mi estado. De todos modos vuestra carta ha llegado correctamente gracias a una inteligente gestión ante el correo. No obstante, me escribiréis próximamente a mi flamante dirección (sin mucho aroma a quemado aún) que es: N.P. Crovara 2968 – depto. 1 1766 – Tablada –

Quién fue Néstor Perlongher

♦ Nació en Avellaneda, Argentina en 1949, y falleció en San Pablo, Brasil en 1992.

♦ Fue un poeta, escritor, periodista, sociólogo, militante LGBT+ y uno de los fundadores y referente principal del Frente de Liberación Homosexual argentino.

♦ Escribió libros como Prosa plebeya, El fantasma del sida, Alambres, Hule y Lamé.

Quién es Osvaldo Baigorria

♦ Nació en Buenos Aires, Argentina en 1948.

♦ Es escritor, periodista y docente.

♦ Escribió libros como Llévatela, amigo, por el bien de los tres, Correrías de un infiel, Indiada y El ladrido del tigre.

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