Se cumplen cien años del debut del enorme escritor argentino Jorge Luis Borges, tal vez el más importante que haya nacido en estas latitudes. Es porque en 1923 publicó su libro de poesía Fervor de Buenos Aires. Para que la efeméride no pase desapercibida, en este 2023 se volverá a poner en circulación este poemario, al que además se le dedicará un ciclo especial en la próxima Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, con invitados nacionales e internacionales que resignificarán esta valiosa pieza que prefigura la escritura del autor de Ficciones.
Fervor de Buenos Aires ocupará un lugar central durante la Feria del Libro de este año, según informó el especialista en Borges y presidente de la Fundación El Libro, el escritor Alejandro Vaccaro, quien especificó: “Vamos a mostrar toda la poesía juvenil de Borges e incluso algunos poemas que están inéditos, la que podría ser denominada la poesía precursora de Fervor de Buenos Aires”.
En este stand, donde trabajan los organizadores de la Feria y personal de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), mostrarán el primer poema que publicó Borges en la revista Grecia de España, impresa el 31 de diciembre de 1919, cuyo título es “Himno del mar”.
“Vamos a hacer charlas y conferencias aludiendo fundamentalmente que cuando hablamos del centenario de Fervor… estamos hablando de la ‘poesía juvenil’ de Borges, es sintomático que su primer libro haya sido de poemas, ya que marca de alguna manera a ese gran narrador consagrado a nivel universal como un poeta que existió siempre desde sus primeros textos”, explica Vaccaro.
A su vez, la editorial Sudamericana, informa Roberto Montes, el responsable de las ediciones del autor de Ficciones, publicará este año no solo Fervor de Buenos Aires sino también toda la primera poesía del escritor, Luna de enfrente (1925) y Cuaderno de San Martín (1929).
El editor explica que la idea es terminar de publicar la obra de Borges como salieron en su momento en libros individuales. “Ya hay más de veinticinco títulos publicados en Sudamericana a los que se sumarán la poesía y los libros en colaboración con Adolfo Bioy Casares”, especifica Montes.
A los 23 años, Borges imprimía su primer libro. El escritor que había nacido en Buenos Aires, el 24 de agosto de 1899, era un hombre del siglo XIX para muchos críticos que quisieron correr su centralidad eclipsante en el siglo XX. Aunque es verdad que de aquellos hombres decimonónicos, el poeta y cuentista argentino había heredado la imagen del paseante, el flâneur: caminar sin rumbo por las calles de una ciudad.
Borges en Fervor de Buenos Aires se encarga de fotografiar en versos: “Las Calles”, “La Recoleta”, “El sur”, “La Plaza San Martín” donde “Ya estaban los zaguanes entorpecidos de sombra” y “Abajo / el puerto anhela latitudes lejanas / y la honda plaza igualadora de almas / se abre como la muerte, como el sueño”.
La historia de la publicación no resulta ajena a ningún joven poeta que haya autoeditado su primer libro. Cuenta el mismo Borges en un ensayo autobiográfico de 1970: “Escribí los poemas entre 1921 y 1923 y el libro apareció a principios de 1923. El volumen fue impreso en cinco días; me fue preciso apurarme porque debíamos volver a Europa (mi padre deseaba consultar de nuevo a su oculista ginebrino). Había negociado un libro de sesenta y cuatro páginas, pero el libro resultó demasiado largo y a último momento fue necesario suprimir sin piedad cinco poemas; no recuerdo absolutamente nada de ellos”. Así nacía “el primer libro ultraísta publicado en la Argentina”, eslogan que se usó para vender los pocos libros impresos que no fueron regalados.
La tirada tuvo solo 300 ejemplares. Fervor de Buenos Aires se imprimió en julio de 1923, antes de volver a Europa, viaje en el que Borges se embarcó el 21 de julio de ese año. La Imprenta Serantes fue la encargada de imprimirlos. Se trata de un negocio conocido por haber difundido a partir de 1907 una revista pornográfica llamada “Mimí”. Ubicada en algún momento en la calle Belgrano 450 y luego en Balcarce 173, Serantes además de pornografía y libros, también imprimía revistas y semanarios culturales.
El ejemplar que se podrá ver en la Feria 2023 es una pieza muy valiosa a pesar de su pequeñez. El volumen es de 19 x 14 centímetros en cuya tapa tiene un grabado vanguardista (sin firma) de la hermana del escritor, Norah: “Una esquina de casas bajas, ornadas de columnas, balaustradas, rejas y baldosas ajedrezadas; arriba y al fondo, un sol bajo, que no parece producir sombra alguna, si se exceptúa un pequeño rincón en el margen derecho”, describe Carlos García Hamburg, en un riguroso trabajo documentado sobre esta edición princeps. El libro carece de paginación, de índice, de colofón y de justificación de tirada, como señalará Borges años más tarde.
En el prólogo de 1969 a Fervor de Buenos Aires, Borges explica que ese libro tiene excesos barrocos, asperezas, sensiblerías y vaguedades; sin embargo el escritor siente “que aquel muchacho que en 1923 lo escribió ya era esencialmente ¿qué significa esencialmente? - el señor que ahora se resigna o corrige. Somos el mismo; los dos descreemos del fracaso y del éxito, de las escuelas literarias y de sus dogmas; los dos somos de Schopenhauer, de Stevenson y de Whitman. Para mí, Fervor de Buenos Aires prefigura todo lo que haría después”.
Y para mantener esta idea de que el joven y el viejo son la misma persona, el autor de El Aleph escribe “Borges y yo” que tiene el famoso final: “No sé cuál de los dos escribe esta página” y “El otro” donde se lee: “El hecho ocurrió en el mes de febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge”, hecho en el que el escritor joven se encuentra con el viejo. Esa es la importancia de la primera edición de su primer libro, ya que explica de una y de muchas formas cómo Borges empieza a construirse en Borges. En los dos Borges.
Aquel Borges de 1923, nos dice el propio autor, quería “cantar un Buenos Aires de casas bajas y, hacia el poniente o hacia el sur, de quintas con verjas” y además: “En aquel tiempo, buscaba atardeceres, los arrabales y la desdicha; ahora, las mañanas, el centro y la serenidad”, explica en el prólogo de 1969.
Del crepúsculo del amanecer al crepúsculo del atardecer, desde el Bajo al Sur, desde las calles “incómodas de turba y ajetreo” hasta las “desganadas del barrio”, Borges recorre los rincones de la ciudad que lo cautiva.
Y para entender la importancia y la vigencia de este libro, en diálogo con la actualidad un poema de Fervor de Buenos Aires al “tirano” Rosas, en cuyos versos se lee: “Ya Dios lo habrá olvidado / y es menos una injuria que una piedad”. Son versos que están presentes en el libro La divisa punzó, escrito por su última esposa, albacea y cuidadora de su obra, María Kodama, en colaboración con Claudia Farías Gómez. Es una obra publicada por Sudamericana que no quiere olvidar y reivindica al personaje histórico que en Fervor… Borges recuerda, sin mucho cariño, como: “Famosamente infame / su nombre fue desolación de las casas, / idolátrico amor en el gauchaje / y horror del tajo en la garganta”.
Fervor de Buenos Aires es un libro que merece el homenaje de los lectores, porque es la obra del escritor que universalizó la literatura y la cultura de la Argentina.
Fuente: Télam S.E.
Seguir leyendo: